Democracia y pobreza latinoamericana
Enviado por Florencia Cabrera • 4 de Junio de 2017 • Ensayo • 2.897 Palabras (12 Páginas) • 398 Visitas
Democracia y pobreza latinoamericana
(1960-actualidad)
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Alumnas:
* Cabrera Florencia
* Tulián Ludmila
Curso: 6° A
Profesora: Beatriz Pérez
Asignatura: Ciudadanía y Política
Establecimiento: Colegio Luterano Concordia
Fecha de entrega: 26/05/2017
Introducción:
Es de público conocimiento que nuestro régimen de gobierno actual es democrático. Pero en general, este término sólo se asocia al “voto” o sufragio universal y se ignoran otras cuestiones como el origen o evolución de la democracia, su verdadero significado, las bases de este sistema, su rol en distintos momentos y lugares, los desafíos a los que se enfrenta constantemente y la importancia de la misma en nuestra vida cotidiana.
Nuestro objetivo en el siguiente trabajo es el de profundizar el concepto de lo que se entiende por democracia y de todo aquello que la misma abarca.
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Desarrollo:
La democracia es un régimen político, un conjunto de reglas que determinan quiénes acceden al poder, cómo lo hacen y la manera en que lo ejercen.
Etimológicamente, “democracia” significa gobierno del pueblo. En este sentido también puede entenderse a la democracia como el régimen político en el que se accede al gobierno a través de elecciones periódicas, que expresan la voluntad de la mayoría al momento de votar, y en el que cualquier ciudadano/a puede ser votado. Los gobernantes, a su vez, están limitados por las leyes.
Esta concepción de la democracia se vincula con la forma de gobierno. Pero hay otra mirada que entiende a la democracia como una forma de vida, que permite nuestro mayor desarrollo como ciudadanos, gozando de derechos y ejerciendo nuestras obligaciones. En la que nuestro rol no queda reducido al momento de votar, sino que nos comprometemos en nuestra vida diaria y con el contexto que nos rodea, tomando decisiones colectivas con el objetivo del bien común.
Podemos concluir entonces que la democracia es el régimen en el cual los gobernantes están limitados por la ciudadanía porque son elegidos por ella, pero a su vez estos ciudadanos cumplen un rol fundamental en la defensa de los principios y valores del sistema y controlan su buen funcionamiento.
La democracia, tal y como la conocemos hoy, llevó siglos de evolución desde la cultura griega hasta nuestros días, adaptándose a los cambios de las sociedades. En la antigua Grecia, los atenienses tenían la idea de que el gobierno debía ser ejercido por la mayor cantidad de ciudadanos posibles. Esto fue posible gracias a que en aquel tiempo había pocos habitantes que cumplían con los requisitos necesarios para la ciudadanía (se cree que de los 35 mil habitantes solamente dos mil eran considerados ciudadanos), y a la organización en “polis” de pequeñas dimensiones que favorecían el contacto y reconocimiento entre los que participaban. De esta forma, se consolidó una democracia directa en la que los ciudadanos participaban sin la intermediación de representantes. Los ciudadanos participaban en igualdad de condiciones en las asambleas y se basaban en la idea compartida del bien común.
Durante la Edad Media hubo pocas experiencias democráticas de participación. La idea de democracia resurge en el contexto de la formación de los Estados nacionales europeos, a partir del siglo XV, y se consolidó recién durante los procesos revolucionarios de los siglos XVII, XVIII y XX, lapso en el que los ciudadanos luchan por ejercer sus derechos y limitar el poder de los gobernantes. En este entonces, los Estados ya abarcaban extensos territorios y poblaciones muy numerosas, surge así el desarrollo de la democracia representativa en la que las decisiones son tomadas por un grupo de personas elegidas con ese fin. Esta fue la solución para mantener la esencia de la participación del pueblo en el gobierno. En cuanto a la democracia como sistema político, surge del estudio del politólogo norteamericano Robert Dahl, quien tiene la idea de que la democracia se basa en un valor universal que sirve como modelo pero que es irrealizable en su totalidad. Por este motivo para referirse a las democracias actuales, prefiere usar el término poliarquías. Estas se caracterizan por presentar derecho al voto libre y universal, derecho a ser electo, derecho de los líderes a competir por el voto popular, que refieren a libertades políticas, luego estas las llamadas democracias de fachadas, como la libertad de asociación y elecciones libres y justas y las que permiten la expresión y asociación de los ciudadanos como libertad de prensa, el derecho popular de las instituciones y la libertad de expresión. A su vez, este politólogo observó la dispersión del poder en diferentes grupos de las sociedades, llegando a la conclusión que las sociedades actuales facilitan la presencia de agrupaciones con distintos intereses que compiten libremente y que la negociación entre líderes y no-líderes es fundamental para mantener la estabilidad del sistema. Las poliarquías se desarrollan con ciertas condiciones:
1. Adoctrinamiento social.
2. Acuerdos sociales.
3. Pluralismo social.
4. Expansión de los derechos individuales.
5. Renovación de liderazgos.
6. Sociedad sin grandes diferencias de riqueza y educación.
Este régimen democrático actual se ha ido configurando en sucesivas etapas, conocidas como “olas de democratización”, y cada una implicó una manera particular de concebir la ciudadanía.
Se suelen distinguir tres etapas. La primera (mediados del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX) se caracteriza por el desarrollo económico e industrial, y la aparición de la clase media. La ciudadanía se amplía e incorpora a sectores sociales antes excluidos; por ejemplo, se reconoció el derecho al voto de todos los varones. La segunda etapa comienza después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo queda organizado en dos grandes bloques. Para el bloque occidental capitalista, la democracia y sus formas se convirtieron en elementos para conferir legitimidad al poderío estadounidense, valorando así el poder simbólico de la democracia y no su contenido ni la esencia de la ciudadanía.
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