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Desarma Y Sangra Ensayo


Enviado por   •  22 de Octubre de 2014  •  642 Palabras (3 Páginas)  •  259 Visitas

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El angel vigía

descubre al ladrón

la corta las manos

le quita la voz

la gente se esconde

o apenas existe.

Se olvida del hombre

se olvida de Dios.

Miro alrededor

heridas que vienen

sospechas que van y aquí estoy

pensando en el alma que piensa

y por pensar no es alma

desarma y sangra.

La dictadura no sólo elimina físicamente al opositor sino que “le quita la voz”. Toda disidencia, todo discurso alternativo debe ser borrado de la escena pública. Para eso, la abrumadora presencia de una voz oficial que habla en primera persona del plural, desde un “nosotros”, le permite al Estado represor aparecer como protector del bien general.

El autoritarismo trabaja, manipula los miedos fundamentales de la sociedad. Uno de estos miedos más profundos, que generalmente aparece encubierto y no llega a ser verbalizado, es el miedo a una vida sin sentido, sin arraigo y sin futuro.

La vida social –incluso en un proceso de cambio– requiere una estructuración, un ordenamiento que permita a las personas organizarse, prever sus posibilidades futuras, saber qué es lo que se puede esperar, qué es lo válido, lo que está prohibido, lo normal. Cuando este odenamiento se debilita o desaparece, cunde la incetidumbre, el vértigo y la anomia.

El autoritarismo, percisamente, profundiza estos temores. Debilita y erosiona los referentes colectivos que le permiten a la sociedad reconocerse a sí misma, reconocerse como unidad aun en la diversidad.

Sin estos referentes colectivos, el otro, el diferente, aparece como una amenaza a la comunidad, al “ser nacional”. De este modo, la diversidad es vivida como una desintegración insoportable. Se potencian el miedo y el sentimiento de desarraigo.

Entonces, la dictadura se presenta como la defensora de la comunidad. Quienes la amenazan de muerte son –en su discurso, ahora muy verosimil– las fuerzas demoníacas del caos, el comunismo, la subversión

Ante esta posibilidad, muchas personas adhieren y justifican la lucha por aniquilar el caos. Porque la dictadura está llevando adelante una guerra legítima contra la muerte, contra la desintegración de la sociedad.

En este clima de miedo, de desarraigo social, se expande la desconfianza.

“Miro alrededor, heridas que vienen, sospechas que van”. El otro pasa a ser objeto de desconfianza, puede ser mi enemigo. Es la guerra de todos contra todos que requiere y pide a gritos un estado absolutista, capaz de imponer el orden.

Ante esto, la vida social se restringe brutalmente, se produce un repliegue a lo privado. “La gente se esconde o apenas existe”. Clima de enclaustramiento.

A su vez, se esconde, porque prefiere no ver lo que pasa. Es el silencio y el olvido como una forma

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