Desarrollo Sostenible
Enviado por Arquiector • 24 de Abril de 2014 • 1.896 Palabras (8 Páginas) • 222 Visitas
LA DISMINUCIÓN DE LA CAPA DE OZONO
Aire y Radiación (6205J); Septiembre de 2001; EPA430-F-01-033
La capa de ozono en la estratosfera protege la vida en la tierra de los rayos ultravioleta de la luz solar. En los años 80, la comunidad científica comenzó a acumular evidencia de que la capa de ozono estaba reduciéndose. La reducción de la capa de ozono aumenta el nivel de radiación ultravioleta que llega a la superficie de la tierra, lo cual, a su vez, puede aumentar las probabilidades de exposición excesiva a los rayos ultravioleta y los problemas de salud asociados con ello, como cáncer, cataratas e inhibición del sistema inmunitario.
La disminución de la capa de ozono
Hasta hace poco, los clorofluorocarbonos (CFC) se usaban mucho en aplicaciones industriales como refrigerantes, espumas aislantes y disolventes. Los clorofluorocarbonos son transportados por fuertes vientos hacia la estratosfera, en un proceso que puede tardar de 2 a 5 años. Los clorofluorocarbonos se descomponen en la estratosfera y liberan cloro, el cual ataca al ozono. Cada átomo de cloro actúa como catalizador, combinándose y descomponiendo repetidamente hasta 100,000 moléculas de ozono durante el tiempo que permanece en la estratosfera.
Otras sustancias que destruyen el ozono son los pesticidas como el bromuro de metilo, el halón usado en los extintores de incendios y el cloroformo de metilo utilizado en procesos industriales.
¿Qué medidas se están tomando?
Muchos países en todo el mundo, entre ellos los Estados Unidos, han reconocido la amenaza que representa la disminución de la capa de ozono y han firmado un tratado conocido como el Protocolo de Montreal para eliminar gradualmente la producción y el uso de sustancias que destruyen el ozono.
Efecto de la disminución de la capa de ozono sobre los niveles de radiación ultravioleta
Los científicos predicen que la rarefacción de la capa de ozono alcanzará su mayor nivel entre los años 2000 y 2010. A medida que las normas de control internacional reduzcan la emisión de clorofluorocarbonos y otras sustancias supresoras del ozono, los procesos atmosféricos naturales restaurarán la capa de ozono a su estado normal a mediados del siglo 21. Hasta entonces, debemos esperar un mayor nivel de radiación ultravioleta en la superficie de la tierra. Esto puede implicar un mayor riesgo de exposición excesiva a los rayos ultravioleta, con los efectos adversos para la salud.
La capa de ozono sobre la Antártida ha sufrido un impacto considerable desde mediados de los años 80. Las bajas temperaturas de esta zona aceleran la conversión de los CFC en cloro. En la primavera y el verano del sur, cuando brilla el sol durante largos periodos del día, el cloro reacciona con los rayos ultravioleta destruyendo el ozono masivamente, hasta el 65%. Esto es lo que algunas personas denominan erróneamente “agujero de ozono”. En otras zonas, la capa de ozono se ha deteriorado un 20%.
Aproximadamente el 90 % de los CFC actualmente en la atmósfera fueron emitidos por países industrializados en el Hemisferio Norte incluyendo los Estados Unidos y Europa. Estos países prohibieron los CFC en 1996 y la cantidad de cloro en la atmósfera está decreciendo. No obstante, los científicos calculan que se tardarán otros 50 años en devolver los niveles de cloro a su cifra natural.
EL DESHIELO DE LOS GLACIARES
El deshielo de los glaciares andinos alcanza su máxima velocidad en tres siglos
El hielo se ha reducido en la región entre un 30 y un 50 % en los últimos 30 años, revela una investigación
Por primera vez se ha publicado una retrospectiva de más de tres siglos sobre la evolución del hielo en el conjunto de la región andina tropical. Los resultados revelan que los glaciares de esta zona se han reducido entre un 30 y un 50 % en 30 años, la velocidad más elevada observada en ese periodo de tiempo.
Investigadores del francés Institut de Recherche pour le Développement (Instituto de Investigación para el Desarrollo) y organismos que colaboran con él acaban de publicar una retrospectiva que recorre la historia de estos glaciares desde su punto máximo, alcanzado entre los años 1650 y 1730 de nuestra era, en plena Pequeña Edad de Hielo.
La aceleración del deshielo se debe, señala la nota de prensa del IRD, al rápido cambio climático que se está produciendo en los trópicos desde los años 1950, y en particular a partir de la década de los 70, que ha provocado un calentamiento atmosférico de 0,7 °C en esta región de los Andes.
Si se sigue al ritmo de retroceso actual, los glaciares de pequeño tamaño podrían desaparecer para dentro de 10 o 15 años, afectando con ello al abastecimiento de agua de la población.
Los glaciares de montaña y los pequeños casquetes se encuentran entre los indicadores más sensibles del cambio climático. Los glaciares situados bajo los trópicos – el 99 % en los Andes – son aún más vulnerables que los demás.
En los Andes, la aportación de los glaciares al regadío, la generación hidroeléctrica y el abastecimiento de agua dulce puede ser muy significativa; por ejemplo, el 15 % del agua que se consume en La Paz procede de los glaciares y esta cifra alcanza el 30 % en la estación seca.
Desde que alcanzaron su máximo entre la mitad del siglo XVII y el XVIII, durante la Pequeña Edad de Hielo, los glaciares de los Andes tropicales han ido retrocediendo progresivamente. Pero, este proceso ha adquirido una amplitud espectacular en los últimos 30 años.
Esta síntesis muestra claramente la singularidad de estas últimas décadas, con una rapidez de deshielo que no se había observado en 300 años: la superficie de los glaciares de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia se ha reducido entre un 30 y un 50 % desde finales de los años 70, porcentaje que llega al 80 y el 100 % en los casos extremos. Este nuevo estudio confirma la aceleración del cambio climático a finales del siglo XX en esta región del mundo.
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