Deslave De Vargas
Enviado por niazoajose • 10 de Noviembre de 2013 • 1.903 Palabras (8 Páginas) • 333 Visitas
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE BARQUISIMETO
“LUIS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA”
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS NATURALES
Problemas Ambientales Globales
Estudio de caso “Deslave de Vargas”
Integrantes:
Niazoa José
Sección: 6EIO1N
Especialidad: Electricidad Industrial
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Estudio de caso “Deslave de Vargas”
El estado Vargas es el principal lugar de recreación de los caraqueños y de algunas ciudades aledañas a la capital. Antes de diciembre de 1999 era un destino muy solicitado por su variedad de playas, restaurantes, clubes, hoteles y comercios. Pero, mientras los caraqueños y guaireños disfrutaban de las bellas playas del litoral central y la vida cotidiana y laboral se desenvolvía normalmente, la ironía jugaba otro papel. La principal amenaza para Vargas se concebía en un proceso gradual de deterioro, sistémico y dinámico durante décadas, el recalentamiento de la tierra por la emisión de dióxido de carbono y de otros gases a la atmósfera: el efecto invernadero.
El comportamiento de la atmósfera está enmarcado en la modalidad de un sistema complejo, aunque Nicolis y Prigogine (1987) prefieren utilizar el término comportamiento complejo. En este orden de ideas, Munné (1993) citado por Diegoli (2003), señala que la complejidad se describe a través de cuatro elementos: el caos, la fractalidad, la borrosidad y el catastrofismo. Acota Diegoli, “la complejidad hace referencia a un estado de un sistema que se caracteriza por tener esta serie de propiedades, entenderlas es entender la complejidad”. Por otro lado, el caos se manifiesta a través del efecto mariposa, al hacer pequeños cambios en los valores iniciales de las variables de un sistema dinámico pueden producirse efectos desproporcionados e impredecibles en el comportamiento del sistema a largo plazo. Por ello un antiguo proverbio chino dice que “el poder de las alas de una mariposa puede percibirse en el otro lado del mundo” (Brigss y Peat, 1999).
Los gases y el dióxido de carbono emitidos a la atmósfera absorben parte de la energía solar que penetra a la tierra, impiden que la mayor parte del calor se escape al espacio, este proceso es conocido como efecto invernadero. Si no existiera, el planeta sería demasiado frío para ser habitable. Actualmente la emisión de gases tóxicos y de dióxido de carbono (CO2) aumentó, incrementándose el calentamiento de la tierra. En consecuencia, los efectos son impredecibles por ser un sistema complejo, en donde el caos está presente. Sin embargo, algunos efectos se han manifestado: cambios drásticos en el clima mundial, alteraciones en las temperaturas regionales, en los regímenes de lluvia, incremento en la desertificación, alteraciones en la agricultura, y la descongelación de los casquetes polares, aumento del nivel del mar que puede causar inundaciones en las zonas costeras y continentales en todo el mundo.
Indudablemente, Venezuela está como uno de los países afectados, y el deslave de Vargas en diciembre de 1999, el desbordamiento del Río Currucutí en noviembre de 2000 y el de febrero de 2005 son algunos de los hechos de más impacto, sin mencionar otros sucesos no menos importantes.
En este sentido, las torrenciales lluvias que se produjeron en Vargas en la primera quincena de diciembre, consideradas al igual que las tormentas, tornados, entre otros, como sistemas caóticos, alcanzaron su máximos grados de libertad en los días 14, 15 y 16 de diciembre, y “puede considerarse el mayor desastre natural del que se tenga noticia en toda la historia del país” (Andressen y Pulwarty, 2004).Las quebradas y ríos presentaron un comportamiento muy distinto, ya no eran calmados y tampoco fluían lentamente, crecieron descomunalmente y presentaron un amplio espectro de conductas aleatorias e imprevisibles: los objetos que obstruían el paso como árboles, casas, vehículos, calles completas actuaban como puntos de bifurcación, ya que producían vórtices detrás de estos, pues el agua se arremolinaba como un proceso de estabilidad, (Briggs y Peat, 1999), pero al final muchos de estos objetos que obstaculizaban las corrientes terminaron cediendo a la fuerza del agua.
Además los aludes de barro, piedras y troncos actuaban como rizos retroalimentadores positivos del caos, descendían de la vertiente norte de la serranía del Ávila, “arrasaron con 807 hectáreas de zonas urbanizadas a lo largo de una estrecha faja de 50 Km. de longitud. Alrededor de 26.000 casas fueron destruidas y más de 100.000 dañadas. Las pérdidas de vidas humanas fueron estimadas por la Organización Panamericana de la Salud entre 15.000 y 30.000, aunque otras publicaciones de prensa elevan la cifra a 50.000 personas” (Andressen y Pulwarty, 2004).
Por otra parte, “según el informe de la firma McKinsey, que maneja la Asociación Bancaria Nacional, el número de las víctimas se estimó en aproximadamente 20.000 personas y las pérdidas se calcularon en 10 millardos de dólares” (Mayorca, 2004). En todo caso la cifra de 30.000 fallecidos implica una tasa de 1.304 muertes por millón de habitantes, la más alta causada en 1999 por episodios meteorológicos anormales”, según Conford (2000) citado por Andressen y Pulwarty.
Gran parte de la infraestructura física del estado Vargas sufrió cuantiosos daños, como el puerto de la Guaira, edificaciones coloniales, escuelas, instituciones universitarias de educación superior, entre estas últimas la más afectada fue el NUL-USB, ubicado en Camurí Grande. Este instituto estaba conformado por 9 edificios que comprendían: los edificios de aulas, el comedor, la biblioteca, el auditorio, los laboratorios, las oficinas administrativas y de profesores, sala de uso múltiples
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