Detachment

De nuevo saludo a cualquiera que lea este blog, pero más aún a aquel que alguna cosa de las muchas que escribo aquí le sirva de algo.

Hoy haré una breve reseña de una obra maestra del cine, una película que me ha llegado hasta el fondo, que me ha calado hondo: Detachment del director británico Tony Kaye. Con sólo leer el título ("indiferencia") nos basta para saber que va a ser una gran película, que va a ser capaz de hacernos cuestionar muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor. No es una película que recomiendo, es un film que obligo a todo aquel que trate de comprender el por qué de los problemas básicos de nuestro sistema socio-educativo, a ver. Son casi dos horas increíbles e intensas, que se pasan volando, pero que a la vez te dan tiempo suficiente para plantearte cosas y reflexionar sobre lo que se ve. Pocas películas son capaces de reflejar de manera tan viva y palpable nuestra sociedad actual. La película se apoya en la historia del profesor suplente Henry Barthes (Adrien Brody) para enmarcar los problemas de un sistema educativo en donde los alumnos han perdido todo el interés por el aprendizaje y donde no vale la pena seguir luchando por tratar de instruir a una enorme masa de estudiantes que, consciente de sus errores, no está dispuesta a hacer nada por ello. Es increíble como en unos pocos fotogramas se puede apreciar como se ha perdido el rumbo, como en una escuela decadente con alumnos ignorantes y pedantes, se ha perdido cualquier tipo de respeto. Como los profesores han llegado a un punto de no retorno, en el que ya no encuentran motivo ni vocación para tratar de cambiar un esquema que la misma sociedad está dispuesta a no dejar cambiar. Hoy en día, la imagen y la falta de interés mueven los complicados engranajes del pueblo, todos se nos entrega ya creado, no somos capaces de imaginar nada por nosotros mismos y lo peor es que todo nos importa una "mierda" (utilizando palabras de la película).

No obstante, como cualquier gran película, nos deja entrever que aunque el mundo traté de volvernos autómatas dispuestos a soportar la presión de los medios y el sistema, siempre queda esa pequeña esperanza, esa pequeña porción de gente que está dispuesta a ser diferente, que no pretende dejar que sus sentimientos estén gobernados por un anuncio de fajas en la tele o una bebida energética en un gimnasio. Es grandioso como un hombre, de por sí atormentado, puede cambiar su vida y la de los demás simplemente haciéndoles ver que todos importamos y que todos merecemos una oportunidad.

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