Dia Del Trabajo
Enviado por loboamericano • 4 de Mayo de 2013 • 619 Palabras (3 Páginas) • 302 Visitas
En este Primero de Mayo del año 2007, enviamos a todos los trabajadores de la Patria Chica de nuestro ínclito cantón Mira y a todos los trabajadores mireños en todo el mundo, el más fraterno y cordial saludo, en este fecha que se rinde homenaje a todos quienes de una u otra manera, con su denodado esfuerzo intelectual y físico, honran al libro y al azadón, a la poesía y al martillo, a la música y al arado, para día a día, engrandecer a sus familias y a la sociedad en general, manteniendo en sus almas la esperanza de mejores días para el Ecuador.
Históricamente, el 1° de mayo se celebra el día del trabajo en todo el mundo. Un día como este, en el año 1886, más de 200.000 trabajadores iniciaron una huelga en Chicago, donde las condiciones de los obreros era peor aún que en otras ciudades de los Estados Unidos.
Las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo, una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de ocho horas. El hacer valer la máxima ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa
La única fábrica que laboraba era la de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero del mismo año, porque sus patronos querían descontar a los obreros, una cantidad de dólares de sus salarios, para la construcción de una iglesia. La producción en esa única fábrica abierta, se mantenía a base de esquiroles, que eran aquellas personas que incumplían la huelga.
El redactor del periódico Arbeiter Zeitung, Adolph Fischer, corrió a sus oficinas donde proclama a través de la impresión y publicación de 25.000 octavillas, que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca, la proclama que decía lo siguiente:
Trabajadores:
La guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!
¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.
Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!
Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...
¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!
¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!
La proclama terminaba convocando a un acto de protesta para el día siguiente, el cuatro de mayo a las cuatro de la tarde, en la plaza Haymarket. Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para llevar a efecto
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