Discurso de graduación de secundaria

La secundaria. Para muchos, la mejor época de la vida; para otros, un simple escalón más que hay que superar; pero para nosotros, sin duda, una etapa llena de vivencias, en las que hubo tristezas, alegrías, risas y lágrimas, pero sobre todo, un gran aprendizaje que aun sin darnos cuenta, nos ha guiado a alcanzar un cierto grado de madurez, alejándonos poco a poco de la infancia que en aquellos primeros días nos acompañó, para introducirnos en lo que ahora nos corresponde, que es esta nueva fase en la que pronto emprenderemos camino.

Antes de empezar, teníamos miedo. A pesar de que dejar atrás la escuela primaria, a nuestros maestros, y a nuestros amigos con quienes crecimos, era algo no muy alentador, logramos sobrellevarlo. Fuimos capaces de adaptarnos al gran cambio que representó el importante paso que dimos sin estar completamente preparados, y continuar hasta hoy, el día de la culminación. No obstante, debemos tener presente que el esfuerzo, la entrega y la dedicación no se quedan en las aulas, sino que indudablemente se deben quedar con nosotros y acompañarnos adonde sea que ahora tengamos que avanzar, pues han sido las bases para lo que hemos logrado.

Hoy, es claramente el tiempo de las despedidas. Tiempo de decir adiós a lo que fue parte de nuestra vida cotidiana, a lo que fue durante tres años nuestro segundo hogar, y a las personas que se volvieron nuestra segunda familia, pero es también, tiempo de ser fuertes, tomarnos de la mano de la valentía, y mirar hacia el frente sin titubear, y sin temor a enfrentar un nuevo cambio, que por supuesto, tal y como hicimos anteriormente, lograremos manejar.

Es muy probable que en estos momentos no somos conocedores de aquello que se avecina en los postreros días, pero debemos sujetarnos de la experiencia obtenida ante los errores cometidos, e imponernos el objetivo de no volver a tropezar con ellos, para así, tener la certeza de que el porvenir será para todos satisfactorio, no en su totalidad posiblemente, pero sí en su mayoría.

A pesar de que haber terminado la secundaria no parezca gran cosa, es en definitiva un claro ejemplo de lo que somos capaces, una pequeña muestra de lo que podemos alcanzar por medio de nuestro esfuerzo, y un gran logro, que formará parte de todos aquellos que en la vida conseguiremos, si continuamos como hasta ahora. Ya sólo nos resta desechar lo inservible, tomar lo mejor, y no decir adiós, sino un hasta pronto, a todos esos rostros que siempre tendremos presentes, vayamos a donde vayamos, los cuales no podrán hallar nunca una salida, del lugar que ocupan irrefutablemente en nuestros corazones.

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