Doctrina De San Agustin
Enviado por valibeffe • 26 de Julio de 2014 • 6.248 Palabras (25 Páginas) • 388 Visitas
"Así es que amores fundaron dos ciudades, a saber: la terrena, donde el amor propio llega hasta menospreciar a Dios: y la celestial, donde el amor a Dios llega hasta el desprecio de si mismo".
2º) Esta idea, como se ha visto, no es nueva. Lo novedoso de San Agustín esta en que el le dio definitiva formulación y su correspondiente valor explicativo. No se trata ya de un Reino de Dios que sucede cronológicamente a la vida terrena, como decían los antiguos milenaristas. Las dos ciudades han existido siempre en una gran contigüidad. Una fue fundada por "Abel" y la otra por "Caín": esta es la ciudad terrenal, con sus exigencias y urgencias: la otra, es la ciudad celestial, la Jerusalén del Antiguo Testamento, y ahora, la comunidad de los cristianos, peregrina a la tierra. De ambas, subsistirá solo la celestial.
3º) Hay que destacar la radical opción de las dos ciudades, por un lado, y su inexplicable en la tierra, de tal suerte, que solo Dios puede conocer la ciudad de cada uno a la cual pertenece. Además, San Agustín no reduce la ciudad celestial a la comunidad de los puros (en esto va mas allá de los estoicos); como también la ciudad terrena, con todo lo que ella pertenece, no esta descartada totalmente de plano.
4º) San Agustín para dilatar todo acontecimiento político, emplea dos razonamientos diferentes, que proceden de una misma intención: Por un lado, Dios legitima el poder mismo sin avalar el ejercicio concreto de tal poder. En efecto, todo poder viene de El, que es principio de todo poder, al mismo tiempo que se distingue entre la esencia del poder y la materialidad del régimen. Por otro lado, la economía general de la Providencia explica cada acto, concreto de la política, sin que esto suponga que otorgue a cada una de ellos, el carácter de actos normales cristianos. De este modo, cada cristiano puede afirmar que nadase hace sin Dios, ya que de él proceden tanto el principio de la autoridad, como la misteriosa dirección de los acontecimientos y al mismo tiempo, puede evitar que el cristianismo asuma la responsabilidad por tal o cual acontecimiento o medida que se adopte.
5) hay que obedecer a un régimen establecido, ya que la autoridad en si es divina y hay que captar un acontecimiento que está inserto en un plan providencial, que se nos escapa por nuestra limitación humana. Así entonces, todo cristiano puede proclamar su obediencia a Teodosio, el emperador y principio de autoridad que encarna y no sentirse solidario en tanto es cristianos, con los actos reales y concretos de emperador. De la misma forma que se puede recibir el saqueo de Roma por Alarico, que está en su plano providencial, a la vez que se puede oponer con alma y corazón a tal hecho.
Los cristianos y el Imperio
De esta forma, San Agustín rechaza la coincidencia entre Iglesia e Imperio, como proponía San Eusebio y Orígenes. Para San Agustín, la Iglesia no se opone al Imperio. Recomienda la práctica de las virtudes cívicas y las responsabilidades políticas. Esta lejos de oponerse al oficio de las armas. Es preciso estar animado de un sano patriotismo. Critica a los milenarista, porque esta tendencia impide obrar por la salvación de la patria. Si Eusebio dice que el obispo es casi un alto funcionario del Imperio, San Agustín aconseja que el obispo no debe cumplir funciones civiles y/o políticas. De la misma forma, la Iglesia, no subordinándose por completo al Estado, tampoco puede pedir reciprocidad; es decir, no puede pedir al Estado sumisión a ella. Dicho de otra forma: en los asuntos terrenales, debe haber independencia entre ambos. Es aconsejable y deseable que los funcionarios se inspiren y se impregnen de cristianismo, pero, en el campo de los asuntos espirituales, él desea en el fondo, que el imperio se subordine moralmente a la iglesia.
LA REVOLUCIÓN CRISTIANA
Caracteres:
La importancia del Cristianismo es incomparable. Si se lo considera como de carácter religioso o divino estamos frente a la Revelación; si, en cambio, se atiéndela plano histórico-temporal, entonces, es una revolución. Con todo, es fundamental no perder de vista que el cristianismo es antes que nada una religión.
Es necesario destacar que esta revolución, se caracteriza por una sustancial modificación del concepto de divinidad modificación que es compartida, con el judaísmo. Es decir, a una mitología la sustituye una metafísica. En efecto, el concepto de divinidad, nada tiene que ver con los dioses del Olimpo o del Partenón romano plagado de defecto y limitaciones humanas.
En el caso del Cristianismo se trata de un Dios trascendente. Otras de las características que presenta, es la siguiente: _ mediante el Misterio de la Encarnación, la divinidad se reviste de la naturaleza humana, que es lo mismo que decir que la naturaleza humana es asumida por la divinidad. Y esto trae como consecuencia de que para el Cristianismo el hombre no es un desecho o una cosa sino un objeto de una redención amorosa que barca a todo el hombre. Y el decir "a todo hombre", se quiere significar que el Cristianismo acepta la herencia de los siglos anteriores, el Cristianismo tiene elementos de continuidad y elemento de ruptura.
Elemento de continuidad:
El Cristianismo tomo ciertos datos de la historia humana, como fueron los factores favorables a su advenimiento y expansión, la unificación de todo el mundo conocido bajo la égida romana, ya que la unidad política fue una condición favorable que posibilito su expansión y reconocimiento; va a hacer suyo el pensamiento anterior a el, sea griego o romano, sobre la familia, sobre la propiedad privada, sobre el respeto que merecen los otros estados
Los Cristianos y el Imperio
De esta forma, San Agustín rechaza la coincidencia entre Iglesia e Imperio. Recomienda la práctica de las virtudes cívicas y las responsabilidades políticas. Está lejos de oponerse al oficio de las armas. Es preciso estar animado de un sano patriotismo. Critica a los milenaristas, por que esta tendencia impide obrar por la salvación de la patria. Si Eusebio dice que el obispo es casi un alto funcionario del Imperio, San Agustín aconseja que el obispo no debe cumplir funciones civiles y/o políticas. De la misma forma, la Iglesia, no subordinándose por completo al Estado, tampoco puede pedir reciprocidad; es decir, no puede pedir al Estado sumisión a ella. Dicho de otra forma; en los asuntos terrenales, debe haber independencia entre ambos. Es aconsejable y deseable que los funcionarios se inspiren y se impregnen de cristianismo, pero, en el campo de los asuntos espirituales, él desea en el fondo, que el Imperio se subordine moralmente a la Iglesia.
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