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Donación de órganos


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2019  •  Ensayo  •  1.286 Palabras (6 Páginas)  •  407 Visitas

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Colegio Santa Bárbara

LA DONACIÓN DE ÓRGANOS

Alumno: 

  • Zubeldia, Martina.

Docentes:

  • Cichello, Silvina.
  • Del Vall, Laura.
  • Granda, Daniela.
  • Maccaggno, Alejandra.

San Salvador de Jujuy, Argentina.

Mayo, 31 del 2019.


El trasplante, es el reemplazo de un órgano o tejido vital enfermo, sin posibilidad de recuperación, por otro sano. Este tratamiento médico es pertinente cuando los medios y recursos disponibles se hayan agotado y toda otra alternativa terapéutica para la recuperación de la salud del paciente sea inexistente. Ello es posible gracias a la decisión de las personas de consentir la donación.

Gracias a los progresos en el campo de la medicina en materia de trasplantes, se hizo posible la donación de órganos después de la muerte y en algunos casos también en vida para salvar otras vidas humanas, para conservar, recuperar y mejorar el estado de salud de muchas personas enfermas que sólo podían esperar la muerte o, a lo sumo, una existencia dolorosa y limitada.

La donación de órganos es un acto solidario, en el cual se ven implicados valores como la fraternidad, la generosidad, el reconocimiento de una necesidad, la comprensión y el cooperativismo hacia el otro. La decisión de realizar una donación tiene un gran valor ético, debido a que es la decisión de ofrecer sin ninguna recompensa, una parte del propio cuerpo para la salud y el bienestar de otra persona, es ir más allá de las necesidades individuales para abrirse hacia un bien en común.

Según la Ley 27.447, la donación es la remoción de órganos o tejidos del cuerpo de una persona que ha fallecido recientemente o de un donante vivo, con el propósito de realizar un trasplante. Por otro lado, la Ley 24.193, la cual incorpora las modificaciones introducidas por la Ley 26.066, también conocida como Ley de Donante Presunto, establece que toda persona capaz y mayor de 18 años pasa a ser donante de órganos y tejidos tras su fallecimiento, salvo que haya manifestado su oposición. En este caso, la negativa es respetada en cualquier forma en la que se haya expresado. En caso contrario, un mayor de 18 años puede manifestar en forma expresa su voluntad afirmativa o negativa respecto a la donación de órganos o tejidos. La expresión afirmativa o negativa puede ser revocada en cualquier momento, pero no puede ser revocada por persona alguna después su muerte. Ante el fallecimiento de menores de 18 años no emancipados, sólo los padres o representantes legales podrán decidir sobre la donación y autorizar o no la ablación de órganos y tejidos.

Los órganos donados se distribuyen de acuerdo a una lista de espera única en todo el país para cada tipo de órganos, controlada y fiscalizada por el INCUCAI. Este sistema garantiza la equidad y transparencia en la distribución y asignación de órganos. Exige que los criterios de asignación de los órganos donados de ninguna manera sean "discriminatorios", basados en la edad, el sexo, la raza, la religión, la condición social, el estado de salud, etc. o "utilitaristas", basados en la capacidad laboral, la utilidad social, entre otras. Al establecer a quién se ha de dar precedencia para recibir un órgano, la decisión debe tomarse sobre la base de factores inmunológicos y clínicos. Cualquier otro criterio sería arbitrario y subjetivo, ya que no reconoce el valor intrínseco que tiene toda persona humana como tal, y que es independiente de cualquier circunstancia externa.

Se puede identificar dos tipos de donantes, por una parte está el donante cadáver, que es aquel donde la donación se produce después de la muerte cerebral o la muerte en asistolia, causadas principalmente por un ictus, un traumatismo o una anoxia cerebral y sucedida generalmente en un entorno hospitalario. Por otra parte, los donantes vivos que son generalmente familiares o personas muy próximas al receptor que deciden cederle, de forma desinteresada, un órgano o una parte de él.

Frente a la donación de órganos, existen diversos mitos que actúan como barreras para la toma de una decisión individual. Los mitos alimentan fantasías e imposibilitan pensar en el destino de nuestro cuerpo una vez fallecido. Es comprensible no querer pensarlo, ya que somos sujetos plenos de vida. Pero es necesario, con base en información correcta, tomar la decisión con respecto a la voluntad de donar.  

A pesar de que mucha gente se ampare en cuestiones religiosas para negarse a donar órganos las religiones, en general, fomentan la donación de órganos y muestran una clara disposición hacia ella dado que la entienden como una prolongación del amor a la humanidad. Entienden que siempre que uno pueda ser solidario con otro y ayudarlo a postergar el momento de la muerte, debe hacerlo. Santo Tomás lo decía de una manera maravillosa: “El creyente no teme a la muerte pero tampoco la busca”.

Otra de las razones para negarse a la donación está relacionada con la falsa creencia de la extracción de órganos antes de la confirmación del diagnóstico de la muerte. La desinformación y la confusión sobre el concepto de muerte encefálica refuerzan esta falsa creencia. El diagnóstico de muerte encefálica lo tienen que realizar, de acuerdo con lo que establece la Ley 24.193, tres médicos diferentes, ninguno de ellos del equipo de coordinación hospitalaria de trasplantes.

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