EL AUGE DEL FÚTBOL (Crónica)
Enviado por Cronosbaalzephon • 11 de Octubre de 2019 • Monografía • 554 Palabras (3 Páginas) • 107 Visitas
EL AUGE DEL FÚTBOL (Crónica)
POR: Paola Alejandra
@cereza_yop
Texto narrado por una entrevista realizada a una mujer trabajadora en la actualidad, que en los años setenta tuvo un encuentro poco usual. Esto dentro del marco del día de la mujer, celebrado el 8 de marzo.
“Se celebró en México el mundial de fútbol femenino y fue todo un acontecimiento, fuimos invitadas mis amigas y yo de edades entre 14 y 18 años a formar un equipo en una liga de barrio, fue increíble todas queríamos jugar.
La fiebre del fútbol. Nadie sabía jugar bien en realidad, pero nos divertimos mucho, el joven que nos entrenaba ya no iba a la escuela y ya trabajaba así es que eso era considerado por nuestras madres como un hombre serio, así es que no hubo problema en permisos para participar, no recuerdo en qué o de qué trabajaba él en el periódico Excélsior e invitó en alguna ocasión a un compañero a tomarnos fotos, y efectivamente tomó fotografías o más bien me tomo fotografías, que para un artículo del periódico eso dijeron, en realidad no le di importancia al hecho”.
Aunque las épocas son diferentes, es evidente la coincidencia entre lo que está y no está permitido al día de hoy, así como lo que “las mujeres hacen o los hombres hacen” la confianza que puede tenerse un extraño por el simple hecho de ser un hombre que trabaja.
“Pasaron algunos meses, en mi casa la situación era muy precaria y me vi en la necesidad de al terminar la secundaria de buscar trabajo, pues siendo la mayor de 4 hermanos y aunque dos de ellos ya trabajaban después de la escuela en una gasolinera como ayudantes (despachando gasolina, limpiando carros, etcétera) aportan algo de dinero, no era suficiente, sucedió entonces.
El muchacho que nos entrenaba para jugar futbol me recomendó para trabajar como secretaria en el periódico donde él trabajaba, ¡cuál sería mi sorpresa! Que el que me daría el empleo tenía las fotografías, ¡mis fotografías! Bajo del cristal de su escritorio ¡En una exhibición muy personal para él! ¡Claro! ¡Me dio mucha indignación! Me sentí humillada, expuesta todos sus compañeros me veían alternando sus libidinosas miradas del escritorio hacia mi persona y con sus horribles sonrisas en esas horribles caras, yo solo atiné a llorar exigiendo me diera esas fotos solo quería correr, huir de ahí y desaparecer.
Ahora lo pienso y si fue un hecho bochornoso, por unas fotografías bastante decentes de mí en el escritorio de un hombre que ni siquiera me conocía, los tiempos eran otros, la mentalidad, la educación, ¿tuve miedo? Sí, no sé a qué.
¿Vergüenza? Sí también pero no sé por qué, no hice nada malo, ni nada que se le acercara, solo tenía 16 años y como mujer eso me asusto y me asustó mucho”
Hoy en día la desaparición forzada, así como la violación a la intimidad son delitos que se castigan, siempre y cuando haya culpables.
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