EL CAPITAL HUMANO DEL ORIENTE ASIÁTICO
Enviado por reimonbayona • 17 de Octubre de 2019 • Ensayo • 1.231 Palabras (5 Páginas) • 133 Visitas
EL CAPITAL HUMANO DEL ORIENTE ASIÁTICO
RAMON BAYONA 1213864
KIARA BOTIA 1211016
YOSSELIN OBREGON 1213624
LILIANA VILLAMIZAR 1213431
SAN JOSÉ DE CÚCUTA
UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER
FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
PORGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
2019
EL CAPITAL HUMANO DEL ORIENTE ASIÁTICO
La riqueza de un país suele medirse por el indicador económico PIB, el cual da cuenta de todos los bienes y servicios producidos en una determinada región, durante un período determinado, generalmente de forma anual. En ese caso, China -PIB de 14.216,5 USD-, como potencia mundial, y República perteneciente al grupo de los BRICS, grupo de los países considerados más adelantados entre los Estados con economías emergentes, evidencia que dedicar presupuesto y tiempo a la educación, generará resultados económicos óptimos. Invirtiendo en su capital humano, la base de la educación china es de 9 años obligatoria, por lo que cuenta con un sistema de educación preescolar convenido por guarderías infantiles, al que le continúa “la enseñanza obligatoria, luego la impartida en las escuelas secundarias superiores comunes y las escuelas secundarias vocacionales, así como la enseñanza superior. Además, funciona la enseñanza para adultos bajo formas diversas” (Ministerio de Comercio de la República Popular de China, 2012). China tiene la mayor cantidad de personas que reciben educación en el mundo, no sólo estudiantes en su territorio, sino que también, los que se encuentran estudiando en el extranjero, popularmente en Estados Unidos, como ya decía Oppenheimer (2010). Además, para un país demográficamente grande como China, “la educación básica resulta muy importante. China ha implantado en todas las zonas urbanas y rurales la educación obligatoria gratuita y ha incluido los fondos para este fin en la esfera de la garantía de las finanzas nacionales” (Ministerio de Comercio de la República Popular de China, 2012). Es esta medida, este país promueve la equidad educacional, es decir, que toda su población tenga acceso a la educación obligatoria. De ahí en adelante, es decir, los estudios superiores deberán ser costeados por las familias, aunque si bien, la existencia de becas maximiza la oportunidad de acceder a estudios profesionales, aunque, si bien lo mencionaba Oppenheimer (2010) en su libro, los exámenes de admisión son bien estresantes para los educando. Un factor que juega a favor de China es su cultura, y como parte de ella, la disciplina, elemento sobresaliente de las culturas asiáticas.
Esto se evidencia en el libro de Oppenheimer (2010), cuando los jóvenes dedican la mayor parte de sus vidas a estudiar día y noche –Al igual que en Corea del Sur- para garantizar un bienestar laboral, y por ende, económico, a futuro.
Por otro lado, Corea de Sur, cuyo PIB es de 1.656,67 USD, tiene una estructura educativa similar a China. La educación en Corea es dada tanto por institutos públicos como escuelas privadas. Ambos reciben dinero del gobierno, aunque el monto del subsidio que reciben las escuelas privados es menor del que reciben las escuelas públicas. El sistema está estructurado en escuela elemental –con duración de seis años-, escuelas primarias -periodo de tres años- high school o institutos -tres años-, junior college -dos o tres años- y universidades -hasta 4 años- (Universia, s.f.). Mientras una estudiante surcoreana estudia un promedio de 16 horas al día, la mayoría de los jóvenes latinoamericanos pasan la mitad de ese tiempo, o menos, haciendo trabajo académico. Mientras Corea tiene un año escolar de 220 días, la mayoría de los países latinoamericanos tienen años escolares de entre 180 y 200 días, sin tener en cuenta los días perdidos por huelgas de maestros. Eso comparado con que los profesores y las profesoras se someten a exámenes rigurosos para ejercer la docencia, y a su vez, están mejor asalariados que los latinoamericanos, “sólo aquellos que están en el 5 por ciento de los graduados universitarios con los mejores promedios pueden aspirar a ser maestros en Corea del Sur. En América Latina, los sindicatos consideran a los maestros “trabajadores de la educación”, en lugar de profesionales” (Oppenheimer, 2017). En este orden de ideas, la educación en ambos países no es un privilegio, como lo es en Latinoamérica, sino una disciplina orientada a alcanzar riqueza o “calidad de vida” futura.
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