EL CINE COMO EXPRESIÓN DE MEMORIA SOBRE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
Enviado por Valentina Muñoz • 18 de Enero de 2021 • Ensayo • 3.514 Palabras (15 Páginas) • 112 Visitas
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Asignatura: Memoria Histórica
Nombre: Valentina Muñoz Trujillo
Programa: Cine y Televisión
Semestre: 7 Semestre
Datos de contacto: valentina.munozt@utadeo.edu.co
Cel.: 321 321 50 14
Fecha: 18 de noviembre de 2020
EL CINE COMO EXPRESIÓN DE MEMORIA SOBRE
LA VIOLENCIA EN COLOMBIA
“El arte se convierte en un canal a través del cual se transforman las narraciones íntimas en una voz colectiva”
Johanna Carvajal González (2018)
En los últimos 70 años, el arte ha demostrado ser aquella expresión que visualiza el pasado y demanda las atrocidades que ha dejado la guerra y el conflicto en Colombia, plasmándolas en todas sus modalidades; pero más allá de eso, de la visualización o la demanda, en los conflictos armados internos, el papel del arte es recordarnos nuestro estado principal, es decir, la existencia social racional y emocional; del mismo modo, el arte abre un espacio de reflexión sobre la reconstrucción social y condena las situaciones que nos rehusamos a vivir de nuevo. El arte está para tener siempre presente que se puede alzar la voz contra los abusos sufridos a lo largo de este período violento, ya que el arte recuerda su poder intrínseco de comunicar y ha perpetuado los relatos impetuosos por los que las víctimas han vivido. El arte es un ejercicio de memoria, resistencia y una herramienta indispensable para la reconciliación y la paz.
Pero entre todas las artes, el cine se a proyectado como una de las mas valiosas y relevantes al buscar lo que conocemos como “memoria”. Son muchos los proyectos de narrativas audiovisuales (ya sea de ficción o documental) los que involucran todos los aspectos, como el lenguaje, el contenido, la traducibilidad, la imagen, los medios, la identidad, la moralidad, la corporalidad, la subjetividad, etc, que en los últimos años han tratado de plasmar en la pantalla la crudeza, la inmoralidad y la impotencia de muchos de los testimonios de actos violentos vividos por las víctimas del conflicto armado.
La magia de la reflexión en el cine se efectúa tanto sobre la memoria histórica como la memoria colectiva, ya que el cine es una experiencia sensorial y emocional, ya sea de forma individual o colectiva, implica de alguna manera que experimentamos a través de la imagen una realidad. El cine como memoria va a exigir la dignidad de las personas que se vieron usurpadas y desalojadas por los patrocinadores del conflicto. Pero, éste no sería el principal objetivo del cine, no únicamente intenta brindar una reivindicación, sino también, hablar de la necesidad que tenemos como país de recordar, de hacer memoria.
El presente escrito, busca reconocer la imprescindible labor del cine y sus realizadores (artistas) como objeto defensor de la memoria histórica del país en el marco de la década de la Violencia en Colombia; más aún en reflexión de la conciencia histórica y sus deberes, entendiéndolo como la necesidad de meditar el pasado, la ética, la moralidad, la realidad, el vinculo entre violencia y política donde urge el compromiso de recapacitar colectivamente como humanidad (Mate, 2012, pg.42).
Empezaremos analizando cuatro piezas audiovisuales en la categoría de ficción, que han representado de una u otra forma, diferentes contextos de la violencia, en particular, la representación que tiene cada película con cada una de las tres diferentes etapas de la violencia en Colombia: preconflicto, conflicto y postconflicto (las víctimas y desplazamientos).
En las primeras 2 décadas del milenio, los desarrolladores audiovisuales (directores, productores, guionistas) han recogido diversos testimonios de las personas que vivieron de primera mano la violencia, con la intención de comprender un conflicto que la mayoría del país no entendía (y que aun muchos no logran entender) o desconocía, especialmente por los lugares, principalmente rurales, en donde se desarrollaron dichos actos. Todas estas películas, que han retratado estos testimonios, han puesto a la luz una verdad cruda y dolorosa, una indiferencia e insensibilidad como humanos y como país. No obstante, generando conciencia y criterio de nosotros mismos y de los demás.
PRECONFLICTO
El cine colombiano moderno es un vestigio importantísimo de los alcances de la violencia en los últimos años. Exponiendo de que manera la población civil se ha visto afectada por los actos feroces cometidos por los ejecutores del conflicto. Revelando, además, la nula presencia y la poca importancia del Estado hacía el mal control de un enfrentamiento constante que se ha mantenido vivo por tantas décadas. Partiendo de diferentes muestras audiovisuales comprendemos la política como un ente ausente y no viable para la protección de la libertad, abarrotado de indiferencia al siquiera actuar contra los actores armados no estatales.
En los años 60 y 70 se firmó el acuerdo de paz entre el partido liberal y el partido conservador estableciendo entonces el Frente Nacional (1958-1974), donde acordaron un mutuo acuerdo entre ambos partidos para turnarse la presidencia, sin tener en cuenta a otros partidos políticos. A pesar de las reformas, como era de esperarse se dio paso a la exclusión política.
Como dice José Gabriel Cristancho Altuzarra en su artículo La oposición política en el cine colombiano del siglo XX: memorias, regímenes audiovisuales y subjetivación política “Estas tensiones se expresaron cinematográficamente de tres modos principales, enmarcados en las dificultades técnicas y estéticas y de circulación del cine colombiano. Por un lado, aparecieron filmes cuyo interés era abordar el conflicto bipartidista. Por ejemplo: El Rio de las Tumbas”
En una época en la que se comenzaba a dar inicios de la identidad del cine colombiano, la película El Rio de las Tumbas (1965) de Julio Luzardo, relata los orígenes del conflicto en la segunda mitad del siglo XX, Sus personajes y las situaciones invitan a pensar la sociedad colombiana del momento.
El Rio de las Tumbas cuenta la historia de los habitantes de un pueblo (ficticio) llamado Villa vieja arrasado por el calor, donde sus habitantes, abrumados por la ola de sol, permanecen estáticos (como lo sociedad colombiana en general), como si estuviesen en una amnesia intermitente que les hace ignorar las fuertes evidencias, cadáveres, cuerpos sin vida que llegarían flotando por el rio hasta llegar al pueblo donde los encontraría el “bobo”. A lo largo de la película, vemos como todos deciden ignorar el hecho violento, nadie, ni siquiera el alcance desea hacerse responsable, las autoridades se echan la culpa entre ellos, evidentemente la violencia existe, pero se elude, nadie busca un victimario, a nadie le importa saber quiénes fueron aquellas personas sin vida. Aquí el director refleja a través de la historia en forma de mito una sociedad colombiana incapaz de afrontar la verdad, insensible ante su violencia, una sociedad incapaz de asimilar los problemas.
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