EL DESARROLLO ECONÓMICO POLÍTICO Y SOCIAL EN UN PUEBLO RELIGIOSO

EL DESARROLLO ECONÓMICO POLÍTICO Y SOCIAL EN UN PUEBLO RELIGIOSO

Introducción.

Según esquemas publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), México es un país religioso, esto en base a que el 81.2 % de los habitantes son católicos, por lo que no ha de sorprendernos que, la religión, sea considerada un factor importante en el desarrollo económico, político y social, de nuestro país ya que los mexicanos católicos muestran algún interés en la religión a través de un vínculo social e institucional, además de existir una relación entre religiosidad y preferencia política.

Dicha relevancia parece renacer en el debate público, cuando los obispos y cardenales opinan sobre la inseguridad, las crisis económicas, o los valores morales, así, al aceptar los católicos mexicanos, a la Iglesia en determinados temas, acceden a su vez a que ésta juegue un papel político.  

Un ejemplo de esto, fue la ultima visita del Papa Benedicto XVI a nuestro país, en que medios de comunicación como la prensa, radio y televisión debatían sobre el cálculo electoral tomando en cuenta la cercanía y coincidencia en tiempos de la visita y la elección presidencial.

En el presente libelo, menciono de forma muy personal, mi opinión ante la religiosidad del pueblo mexicano, y su correlación en el desarrollo económico, político y social de México.

Desarrollo.

Como lo mencioné anteriormente, la opinión de la iglesia es de suma importancia en general para los mexicanos, quienes son mayormente católicos.  Esto de alguna manera beneficia a ciertos grupos políticos, logrando así que el gobierno pierda su esencia democrática.

Históricamente en nuestro país, la relación Iglesia - Estado se ha visto envuelta en serios conflictos motivados en gran parte por la defensa de los jerarcas eclesiásticos ante el sometimiento y las limitaciones que pretendían imponerle los gobiernos liberales a lo largo del siglo XIX. Pero no fue sino hasta la promulgación de la Constitución de 1917, en que se reviviera la pugna, ya que los artículos 3°, 5°, 27° y 130°, a la vista de los dirigentes católicos, estos contenían un espíritu anticlerical.

Fue precisamente el articulo 130, el que provocara el estallido de la rebelión cristera de 1926 a 1929, pues éste facultaba al Estado para reglamentar el culto externo.

Esta rebelión concluiría durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho, cuando declaró abiertamente ser católico y asistió en familia a misa de manera pública.

A partir de ese momento la Iglesia y el Estado iniciaron una convivencia y entendimiento. Modificando en 1992, el artículo 130 Constitucional, con el propósito de adecuarlo a las condiciones en que se desenvolvía la iglesia en el entorno social y político del México actual. Dicha modificación, abrió la puerta para que la iglesia influyera en las decisiones del pueblo. Por ejemplo, se reconoció personalidad jurídica a la iglesia y corporaciones religiosas, se aprobó que los extranjeros sean ministros de culto religioso, se consideran las limitantes de los ministros de culto para ser votados, lo que permite, que ya siendo “populares”, solo renunciaran a su cargo de ministro para convertirse en candidato a elección popular, además, los sacerdotes y ministros son considerados ciudadanos, por lo que pueden a su vez votar por algún partido político.

Por lo narrado en los párrafos anteriores, considero, que la iglesia, aun tiene gran influencia en la política de nuestro país y no debería ser de ese modo, ya que, aunque el artículo 130 Constitucional prohíbe estrictamente la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa. Así como la celebración de reuniones en los templos de carácter político.

Aun así, es el mismo pueblo creyente quien da poder de voz a la iglesia, quien de la mano con los medios de divulgación masiva (otro argumento importante, pero que en esta ocasión no se ahondará), se abre camino para influenciar a su vez a la población.

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