EL TRABAJADOR DE LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Enviado por Alma Arcelia Gonzalez Lozano • 12 de Junio de 2018 • Ensayo • 1.257 Palabras (6 Páginas) • 309 Visitas
EL TRABAJADOR DE LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
El mundo del trabajo está altamente condicionado por la evolución de la tecnología, misma que a su vez transforma industrias y mercados. Así, se identifican cuatro revoluciones industriales que han cambiado radicalmente la manera en que los individuos y organizaciones trabajan y se relacionan: la primera revolución industrial tuvo lugar entre 1760 y 1830, y se caracteriza por la transición de producción artesanal a producción con máquinas; la segunda revolución industrial ocurrió en la década de 1950 y fue generada por la introducción de la electricidad en los procesos productivos, lo cual facilitó la manufactura en grandes cantidades; la tercera revolución industrial comenzó en la segunda mitad del siglo XX y su principal característica fue el uso de tecnologías digitales en el proceso productivo; y finalmente, la cuarta revolución industrial ha surgido en el siglo XXI y es posible gracias a la integración de sistemas ciberfísicos que posibilitan la total automatización de las cadenas de valor. Ante la inminente propagación de la inteligencia artificial y la automatización del trabajo, surgen interrogantes referentes al futuro laboral de las nuevas generaciones. ¿En qué trabajarán los jóvenes de hoy si gran parte del trabajo del futuro podrá ser realizado por máquinas y robots? ¿Cómo se pueden preparar los trabajadores para ese futuro tan diferente?
Las instituciones de educación superior se esfuerzan por adaptarse a los cambios, actualizando constantemente sus planes de estudio e incorporando la tecnología como parte fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje, facilitando la educación en línea y el aprendizaje sin barreras espacio-temporales. No obstante, la realidad es que el proceso de cambio es mucho más rápido que la capacidad de los sistemas educativos de adaptarse a los nuevos contextos tecno-industriales. De hecho, expertos estiman que para el año 2030 el 40% de los empleos en Estados Unidos estarán automatizados, y el 65% de los niños que actualmente cursan la primaria tendrán profesiones que aún no existen. Los cambios son tan acelerados que parece que no hay profesiones inmunes a la automatización, pues en la actualidad se desarrollan robots capaces de realizar trabajos manuales, pero también trabajos creativos, así como trabajos que requieren conocimientos técnicos altamente especializados. Por tal motivo, es posible vislumbrar un mundo en el que la automatización podrá realizar todo el trabajo humano, desde el de obreros y choferes, hasta el de artistas, músicos, y escritores, pasando por el de maestros, abogados y cirujanos, toda vez que se pronostica que en el año 2053 los robots reemplazarán a estos últimos en los quirófanos.
Ante este escenario, los observadores pesimistas conciben un futuro desalentador en el que el trabajo humano perderá su valor, salvo notables excepciones, como las de expertos en inteligencia artificial, robótica, genética, nanotecnología, y biotecnología. Los observadores optimistas, sin embargo, conciben un mundo lleno de oportunidades, pues afirman que no se trata de la eliminación del trabajo humano, sino de la transformación radical del mismo. En efecto, si bien la futura ubicuidad de la automatización es innegable, también es cierto que el futuro atestiguará el surgimiento de nuevos campos de saber y actuar que requerirán profesionales con habilidades resistentes a la automatización, principalmente habilidades emocionales y empáticas, mentales y de pensamiento abstracto, y de comunicación interpersonal compleja. De hecho, el Foro Económico Mundial, reconoce que uno de los mayores retos de los trabajadores del futuro será la adquisición constante de nuevas y mayores habilidades que no fueron aprendidas como parte de su educación formal.
En este contexto, el mundo empresarial ya está tomando acción, implementando programas de capacitación que, apoyados en las tecnologías educativas más innovadoras, desarrollan nuevas competencias en los trabajadores a cualquier hora y en cualquier lugar. Y no es para menos, pues según un estudio sobre capital humano de la empresa consultora Deloitte, 83% de los líderes empresariales
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