ESTILOS DE ENSEÑANZA.

ESTILOS DE ENSEÑANZA.

La enseñanza es una acción situada, intencional y responsable. Dentro del aula, conviven a diario en un tiempo y un espacio alumnos y docentes, con un legado y una historia personal y social.

Comúnmente, se presentan al docente problemas que a pesar de estar preparado no solo desde la teoría, sino también desde la práctica, le resulta costoso resolver con procedimientos previamente determinados, ya que son irrepetibles y singulares y sumado a esto que el trabajar con “personas”, las situaciones de enseñanza se caracterizan por dilemas-tensiones.

La enseñanza está ligada a la transmisión de saberes, es así como el docente desempeña un papel de mediador entre los estudiantes y determinados saberes. Los saberes propios del docente son, plurales y heterogéneos, incluyen conocimientos, habilidades, actitudes, competencias; muchos provienen de la propia práctica profesional, de su experiencia y también de la biografía escolar y de la experiencia propia y de los colegas. La relación del docente con el saber está marcada por las creencias compartidas y se nutre de significados cuyo origen es social, además se inscribe en su historia como sujeto y está teñido de valoraciones y emociones.

Los docentes, encaran su tarea de diversas formas, con ideas y experiencias previas, motivaciones y contextos propios, buscando establecer ciertas regularidades, tipologías, modalidades dentro del sistema educativo y van formando así, su historia profesional, imprimiendo matices propios sobre una matriz de carácter general.

Existe una diversidad de formas o estilos de enseñanza las que tienen efectos en el aprendizaje de los alumnos. Esas variaciones pueden referirse a seis grandes aspectos de la actividad del maestro:

1. Manejo y organización de la clase.

2. Formas de control y sanciones.

3. Contenido curricular y planificación.

4. Estrategias de instrucción.

5. Técnicas y/o motivaciones.

6. Procedimientos de evaluación.

Es así, como los estilos de enseñanza representan una particular combinación de rasgos en el modo de concebir y llevar a cabo la enseñanza. Estos rasgos se expresan en las diferentes dimensiones de la acción del docente.

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LAS INTERACCIONES EN LA CLASE.

Habitualmente decimos que la dificultad para encarar nuestro trabajo en el aula está dada por la heterogeneidad del grupo, pensando de forma equivocada que un grupo homogéneo hace más productiva la vida escolar.

En realidad los grupos nunca son homogéneos ya que cada sujeto es único e irrepetible. También en cada grupo, los sujetos se diferencian por sexo, por intereses, por experiencias diversas adquiridas a lo largo de su trayectoria educativa y de sus historias familiares. Aprender a trabajar en la diversidad es entender la riqueza humana, lo cual le imprime al docente y al alumno fuerza educativa y moral, para vivir en sociedad.

Es en el espacio de la clase donde se da la relación pedagógica docente-alumno, en una institución de enseñanza el docente acompaña a los alumnos a relacionarse con el saber.

En la situación áulica no solo están en juego los conocimientos, destrezas y habilidades del alumno y del docente, también deberíamos considerar otras problemáticas como la forma de establecer los vínculos, y las interacciones en ese espacio tan particular.

La clase en particular también es un lugar privilegiado de estudio donde se constituyen y lo refuerzan distintos lazos durables complejos y diversificados de amistades, enemistades rivalidades, etc. Esto da cuenta de tres tipos de relaciones sociales que son puestas en juego cotidianamente en la clase:

1. Relaciones grupales: se tejen entre los alumnos y se traducen por juegos de simpatía o de antipatía y por conductas sociales diversas: agresiones dominaciones aperturas, retracciones, ensimismamientos, etc.

2. Relaciones pedagógicas: de los niños con el maestro y pueden ser más o menos llevaderas, afectuosas hostiles e indicar un mayor o menor grado de dependencia.

3. Relaciones familiares: a partir de las cuales cada niño aborda la realidad escolar según su experiencia fuerte con su encuadre familiar.

La identidad social de cada niño se construye a partir de distintas redes de convergencia entre los diferentes tipos de relaciones.

La interacción integra toda acción conjunta, conflictual y/o cooperativa, poniendo en presencia dos o más actores. Dicha acción está basada en reglas y en normas que sostienen, encuadran y ayudan a definir la situación de toda interacción, por parte de los participantes.

Vion propone enumerar cuatro funciones constitutivas que definen al proceso de interacción verbal. Ellas son:

_ La construcción de sentido.

_ La construcción de relaciones sociales.

_ La construcción de imágenes identitarias.

_ La gestión de formas discursivas.

¿Cómo transferir estas reflexiones al contexto de la escuela?

Teniendo en cuenta la clase, como un encuentro institucional pautado, normalizado y normalizador, con rutinas y rituales, en cuya interacción se construye un discurso, que supone la existencia de un destinatario.

En la clase se da el DISCURSO DIDÁCTICO, en el que los alumnos se reconocen a partir de las similitudes y diferencias con los otros en el cotidiano del aula. El maestro, a veces, no toma conciencia de su rol de evaluador, de su poder y de su autoridad a partir de la palabra, los silencios los gestos y no identifica la presencia de sus de sus procesos valorativos informales en la construcción de dicho discurso. No se cuestiona acerca de sus finalidades e intenciones en el momento de evaluar, decidir, elegir y juzgar a las intervenciones verbales y a las conductas de sus alumnos.

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