EXPANSIÓN: CONSECUENCIAS AMBIENTALES Y SOCIALES
Enviado por Vale Ormaechea • 26 de Junio de 2016 • Práctica o problema • 2.105 Palabras (9 Páginas) • 304 Visitas
EXPANSIÓN: CONSECUENCIAS AMBIENTALES Y SOCIALES
La producción de soja en la Argentina comenzó a crecer en mayor medida a partir de la década de 1990, dentro de un contexto nacional e internacional favorable, gracias también a la introducción de semillas transgénicas que representaban una alternativa de bajo costo y mayores ganancias. Más allá de estos factores positivos que llamaron a los productores a intensificar la producción, no se contemplaron los efectos negativos que podría tener este nuevo método tanto en el medio ambiente como en la sociedad.
Desde 1980, la pampa húmeda presenta una fuerte erosión del suelo, que según el INTA, afecta al menos un tercio de los rendimientos de estas tierras. Por esto la llegada de la soja RR (Round-Up) a mediados de 1990 por Monsanto, empresa multinacional, se presenta como una solución al problema, ya que permite la siembra directa y se destaca por su resistencia al herbicida Glifosato. A partir de esto, la expansión de la soja se ve impulsada por la demanda externa creciente y asimismo por las condiciones internas generadas a raíz de la convertibilidad, las privatizaciones y la desregulación.
La reducción de costos de producción por la semilla transgénica aceleró el avance de la frontera agrícola sobre las regiones extra pampeanas, sobre zonas marginales y montes nativos. Muchos agricultores eligen reconvertir todo a soja, en vez de promover una agricultura más diversa y equilibrada, a lo que se le llama tendencia hacia el “monocultivo”; ya en el año 2011, más del 50% de las tierras cultivables en Argentina estaban ocupadas por la soja, y representaban el 18% de las exportaciones totales del país. La gran excusa de las empresas para este avance era que “se acabaría con el hambre del mundo”; en realidad una mentira, ya que se la utiliza más que nada para alimentar animales, y luego de unos años el monocultivo sojero generaría un deterioro del suelo que causaría pérdida de la fertilidad.
Es importante destacar que esta expansión no solo fue posible por la nueva tecnología, sino también por los diferentes valores de la tierra: estos eran considerablemente menores en la zona de Salta, Chaco y Santiago del Estero (entre U$S200 y U$S1500/ha) mientras que en la zona de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires oscilaban entre U$S6000 y U$S18.000/ha. Esto explica que entre 1997 y 2005, el área sembrada haya aumentado sólo un 85% en la Pampa Húmeda, mientras que en el NOA un 220%, en el NEA un 417% y en regiones marginales un 522%.
Cultivar soja es barato porque utiliza poca mano de obra, de fácil manutención, ya que simplemente fumigando con glifosato prácticamente está garantizada la buena cosecha; el mercado internacional compra en grandes cantidades y los precios siguen creciendo. Todos estos factores favorecen que la destrucción de bosques y montes, la deforestación, siga una tendencia de crecimiento con el objetivo de utilizar las tierras para el cultivo de soja; el problema es que es “ganancia para hoy sin visión para mañana”, dadas las consecuencias extremas que genera sobre la ecología y la diversidad económica y social.
La deforestación se observa con mayor intensidad en el NOA y la región chaqueña; Salta presenta una de las tasas de deforestación más altas (durante el período 1998-2006 desaparecieron 609.323 hectáreas de bosques nativos), pero aun así más se destaca el Parque Chaqueño, que se despliega en las provincias de Chaco, Formosa, Santiago del Estero, noroeste de Santa Fe y noreste de Salta.
Los ecosistemas boscosos son la organización vegetal más compleja, constituidos por gran variedad de especies vegetales que brindan un hábitat adecuado para otros organismos y, aunque no reflexionemos sobre esto, nos brindan ciertos bienes y servicios. Al eliminarlos, se reduce la retención del agua de lluvia causando inundaciones, se acentúa la amplitud térmica, y disminuye la biodiversidad nativa, entre otros. Miles de hectáreas sufren el desmonte por año, el cual es generalmente ilegal. Posteriormente también se busca reforestar con otras especies exóticas de crecimiento más rápido, para la producción de papel y maderas de baja calidad; se explotan al máximo las tierras para mayor beneficio económico, sin importar las consecuencias.
El Parque Chaqueño es la zona más afectada, siendo que allí se produce cerca del 70% de la deforestación anual de todo el país. La eliminación de sus bosques, ya sea mediante la tala o la quema total de los mismos, trae graves consecuencias: desaparecen casi hasta la extinción ciertas especies arbóreas como el quebracho colorado, el quebracho blanco, los algarrobos blanco y negro, el guayacán, palo mataco, palo cruz, mistol, brea, chañar y otros. También se producen procesos de deterioro como aridizacion y salinización de extensas zonas, las cuales antes eran tierras cultivables o bosques naturales. La eliminación de la cobertura arbórea favorece también los incendios, que se propagan sin control.
La Ley de bosques le puso un freno a la deforestación, ya que suspendió los permisos otorgados para el desmonte hasta que cada provincia realizara un ordenamiento territorial de sus bosques nativos. La idea era limitarla por más oportunista que resultara el mercado, ya que la ganancia es de un grupo reducido. En esta situación resalta la fundación Greenpeace, que pide al gobierno que no se otorguen más zonas para su deforestación.
Los efectos de la deforestación se pueden observar en distintas áreas, por ejemplo la fauna: desaparecen los ambientes donde diferentes especies habitan, lo que las pone en peligro, por ejemplo la amenaza contra el “tatu carreta”, o las lleva directamente a la extinción. El uso masivo de agroquímicos también impacta en los animales: las liebres desaparecen por envenenamiento, las perdices ponen huevos estériles, las lombrices (de fundamental acción benéfica para el suelo) son destruidas y desaparecen masivamente pájaros, cuises, mariposas y otros integrantes habituales del ecosistema en los lugares de aplicación intensa de estos.
Como ya mencionamos, el herbicida se hace presente en el aire y afecta a diferentes especies de aves y por supuesto, lo contamina. Siguiendo con esto, Argentina se posicionaba en 2009, según una estadística, como el tercer país de América Latina en relación a emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global: la deforestación es responsable de aproximadamente el 20% de las emisiones.
Así como en la fauna, la utilización intensa del glifosato repercute en la flora. El uso continuado de este herbicida altera la composición de la maleza, ya que comienzan a detectarse algunas especies que antes no resultaban
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