Educación, sociedad y cultura
Enviado por María Soto • 4 de Septiembre de 2019 • Ensayo • 1.889 Palabras (8 Páginas) • 176 Visitas
UNIVERSIDAD DEL VALLE[pic 1][pic 2]
INSTITUTO DE EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA
ÁREA DE EDUCACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
PEI Y FORMACIÓN EN EDUCACIÓN BÁSICA- WALTER LARA.
ESTUDIANTE: María Fernanda Soto 1733562.
FECHA: 22 de abril del 2019.
(Henry Giroux – Peter McLaren, SOCIEDAD, CULTURA Y EDUCACIÓN; España, O Pedro Miño, 1998)
Los autores en un recorrido por el capítulo hacen varias referencias a los temas en cuestión, donde expresa su punto de vista describiendo las problemáticas que existen, argumenta con principios muy generales y presenta posibles soluciones según su criterio y experiencia.
En el inicio de la lectura muestra la necesidad que tienen los educadores de brindar a los estudiantes herramientas para ser coherentes al momento de encontrar relaciones y significados entre varios conflictos y movimientos políticos, por medio del lenguaje, la comunicación y las prácticas sociales.
En lo anterior quiero señalar uno de los planteamientos donde existe una gran relación entre la educación, la sociedad y la cultura; partiendo de la relevancia tan importante que tienen los educadores, los maestros, en la formación de estudiantes capaces de desarrollar un pensamiento crítico frente al sistema educativo, la manera como es concebido, su contenido curricular y cómo es ejecutado por parte de las instituciones académicas. En el subcapítulo escuela tradicional hace una descripción general de lo que es la educación tradicional impartida desde su creación y cuyas transformaciones han sido limitadas al consentimiento político del sistema capitalista, expresa lo siguiente: “los puntos de vista dominantes sobre educación y currículum generalmente apoyan principios de aprendizaje que conciben el conocimiento como algo a transmitir y consumir, y a las escuelas como escenarios instrucciones diseñados para dar continuidad a una cultura “común” y a un conjunto de habilidades que posibilitan a los estudiantes operar eficazmente”, los maestros se ven enfrentados al mayor obstáculo que pueden tener al iniciar su profesión, una escuela establecida con principios, políticas y métodos, limitantes de crear espacios de prácticas nuevas y transformadoras que intenten despertar una conciencia en los estudiantes para pensar de forma crítica y salida del molde, la interpretación de su contexto político y social.
Además, un currículo implantado donde el conocimiento es reducido a los temas que por determinación de cargos superiores deben ser enseñados, y una operación distinta puede ser motivo de investigación y exclusión. Escuela y curriculum diseñados para producir estudiantes eficaces para el mercado laboral.
Son los educadores el inicio del problema planteado donde el autor resalta la necesidad que estos tienen de generar coherencia en el pensamiento del estudiante de una manera libre y democrática. La relación con la educación, aunque tenga muchos otros campos, quiero resaltar en la importancia del educador para ofrecer esas herramientas como lo señala en el texto Giroux de “cuestionar la relación entre conocimiento y poder, o entre cultura y política”, este es uno de los argumentos que brinda a su planteamiento de generar un pensamiento coherente de varios conflicto y movimientos sociales.
Como se mencionó antes la escuela transmite un conocimiento limitado y preestablecido sin tener en cuenta al sujeto, su vida, sus experiencias, sus sueños, se puede relacionar por medio de esto una clara relación con el concepto de cultura. Los individuos que llegan a una institución educativa poseen un conocimiento previo que es visto por el sistema como algo insignificante y de poco valor al momento de recibir formación académica.
El autor critica lo mencionado anteriormente cuando escribe lo siguiente: “No hay un intento por entender la cultura como los principios de vida compartidos por diferentes grupos y clases que emergen dentro de las relaciones desiguales de poder y de lucha. Es claro su argumento cuando reconoce que “la escuela acalla activamente a los estudiantes a través de ignorar sus historias…”, ignorar su realidad social, su riqueza cultural obtenida de sus experiencias, su lengua, sus formas de comunicación y sus prácticas sociales.
Es bastante recurrente el autor cuando afirma que se debe asumir el desarrollo de una pedagogía que, para ser crítica, liberal y democrática, tenga en cuenta la noción de poder cultural y asuma seriamente las formas de lenguaje, razonamiento, las disposiciones y las historias de los estudiantes en la definición del mundo.
En lo social señala cómo se aísla al estudiante de despertar un tipo crítico de conocimiento tras excluir del salón de clase su historia, con el fin de evitar debatir los mitos de la sociedad existente; confrontar el sistema actual, y lo justifica cuando plantea lo siguiente: “…A partir de ese discurso, podrán desarrollar una pedagogía emancipadora que relacione el lenguaje y el poder, que tome las experiencias populares en forma seria como parte del proceso de aprendizaje, que convierta la mitificación, y que ayude a los estudiantes a reorientar las experiencias primarias de sus vidas”.
Concebir un sistema educativo, libre, democrático y crítico es algo que desde hace mucho tiempo diferentes autores han plasmado en sus libros, con argumentos válidos basados en experiencias vivas y reales, pero muchas de estas ideas no han trascendido como debieron hacerlo por un régimen educativo mundial totalizador y hegemónico cada vez establecido con más fuerza, en sus inicios por la iglesia católica, luego en manos de las potencias imperialistas mundiales, que deciden sobre el conocimiento y el futuro del hombre de una manera autoritaria, limitante e injusta, que eleva el debate a un campo más allá de las aulas, a la sociedad en general, pero ésta sometida a la dominación absoluta de un sistema ha sido cómplice del destino que ha tomado la formación de los niños, jóvenes y adultos en la academia.
Son los educadores fuente principal en el modelo establecido, una herramienta que puede llegar a ser decisiva en la formación de una persona, sus procesos pedagógicos y algo a lo que Giroux hace referencia en el texto “intelectuales transformadores”, generarían unas condiciones apropiadas en el salón de clase para propiciar la reflexión, la crítica, el debate, la producción de textos, sin excluir la historia de los estudiantes, sin seguir el juego del sistema, sin dejar de lado la gran riqueza cultural, el lenguaje y las formas de comunicación, para comprender mejor los movimientos sociales, los conflictos y los límites establecidos por el sistema, para comprender mejor el mundo.
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