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El Abogado Como Docente


Enviado por   •  1 de Abril de 2014  •  2.164 Palabras (9 Páginas)  •  495 Visitas

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La formación del abogado es una formación de tipo universitario, de tipo doctrinal, de tipo técnico, o es abogado principalmente; es el abogado, además si se quiere que no diga principalmente, un hombre cuya característica profesional más señalada es la habilidad para desenvolverse todos los días en eso que se llama la práctica y que yo llamo más bien el ejercicio empírico de la profesión, con objeto de dar a las palabras un contenido más exacto.

La separación entre la doctrina y la práctica, que es ya un tópico, no existe; la práctica no es más que el ejercicio diario de una actitud técnica, de una educación profesional que se integra de los elementos científicos y técnicos, en que entran los elementos prácticos, y, por tanto, podemos dejar relegado al campo de lo empírico, cosa de tan mínima importancia, que es impropio de nosotros, en un Congreso, y luego los Colegios, le consagren tiempo y esfuerzo, profesores y alumnos.

FORMACION EN LA ÉTICA

La ética consiste en aclarar qué es lo moral, cómo se fundamenta racionalmente una moral y cómo se ha de aplicar ésta posteriormente a los distintos ámbitos de la vida social.

La ética es la capacidad que tenemos todos nosotros de asumir consciente y libremente nuestra posibilidad de decidir qué vamos a llegar a ser nosotros mismos a través de lo que hacemos con nuestras acciones. Si se decide ser una persona ética, se decide al mismo tiempo construirse con el propio esfuerzo.

En todo ámbito de nuestra vida tenemos la adquisición de Derechos y Obligaciones, pudiendo contraerlos en forma natural o bien mediante la aceptación de un Contrato o Reglamento, teniendo por un lado a las Normas Explícitas que consisten en leyes o normativas redactadas, emitidas y promulgadas por un organismo competente a un ámbito determinado, mientras que por otro lado tenemos Normas Implícitas que giran en torno a los usos y costumbres que apuntan a una convivencia o bien al Bienestar Social de un grupo determinado.

Es oportuno que en todo momento reflexionemos sobre los importantes valores morales de nuestra profesión y particularmente su vinculación con el ejercicio de los derechos humanos.

El Decálogo del Abogado señala, entre otros principios, el deber del Abogado de "estudiar", esto es, de perfeccionarse constantemente en todas las ramas de la ciencia jurídica. En este aspecto, por ejemplo, el ejercicio jurídico vinculado a la promoción y respeto de los derechos humanos requiere de una constante, permanente y ardua tarea de capacitación y perfeccionamiento.

La mayoría de casos de violación a los derechos humanos en los que no ha existido una adecuada reparación por los daños causados, o incluso se ha llegado a una flagrante impunidad, no solamente sucede por una compleja y cuestionada administración de justicia, sino también por la falta de preparación del abogado en este sensible tema. El abogado debe conocer a cabalidad toda la normativa internacional y nacional de respeto a los derechos humanos y sacar provecho de los avances jurídicos que en los últimos tiempos se han incorporado a favor del ejercicio de las garantías individuales y colectivas, tanto a nivel internacional como en el campo del derecho interno.

El Decálogo del Abogado también manifiesta que el deber del profesional es luchar por el derecho, pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia. Este precioso mandamiento en el campo de los derechos humanos se evidencia de manera clara y objetiva, cuando en ocasiones, la normativa jurídica aplicable es contraria a la justicia, a la equidad y a los principios de ius cogens internacionalmente reconocidos.

El abogado debe estar preparado para encontrar contradicciones en este aspecto y para superarlas ayudado y orientado por la doctrina y los principios universales del derecho internacional que privilegian la condición de la persona humana por sobre cualquier ordenamiento obsoleto y contrario a la dignidad de los individuos y de las comunidades.

¿Qué clase de asuntos debe aceptar el abogado?, ¿Quiénes deben ser sus clientes? En primer lugar el abogado tiene absoluta libertad para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio, sin necesidad de expresar las causas que lo determinan. Pero debe hacer completa abstracción de su interés al decidirse, cuidándose de que no influyan ni el monto pecuniario del asunto ni consideraciones derivadas del poder, importancia o fortuna del adversario. Es prudente se abstenga de defender una tesis contraria a sus convicciones políticas o religiosas. Debe también abstenerse de intervenir cuando no esté de acuerdo con el cliente en la forma de realización la defensa, o cuando un motivo de amistad o parentesco, pueda trabar su independencia. Sólo debe ser aceptado el asunto que permita un debate serio, sincero y leal.

Sin entrar aquí al análisis de los que es moral o inmoral, es indudable que el abogado, frente a cada caso, debe decidir su actitud conforme a las reglas morales que él se ha trazado para su propia conducta. Las normas de ética profesional ayudan a encontrar la solución. Pero ésta, substancialmente, debe ser siempre una solución moral, que en manera alguna se halle en conflicto con la conciencia de quien la adopta. En ninguna profesión como la nuestra los conflictos morales se presentan más a menudo, a nadie puede exigírsele una personalidad más firme y responsable que al profesional que tiene como meta de su vida la justicia. El jurista (legislador, juez, abogado o profesor), desarrolla una actividad de tal trascendencia, que al torcerla maliciosamente, por cobardía o

interés, puede causar graves desequilibrios en la sociedad que le confirió un título de honor y de confianza.

FORMACION TÉCNICA

Las técnicas didácticas son el entramado organizado por el docente a través de las cuales pretende cumplir su objetivo. Son mediaciones a final de cuentas. Como mediaciones, tienen detrás una gran carga simbólica relativa a la historia personal del docente: su propia formación social, sus valores familiares, su lenguaje y su formación académica; también forma al docente su propia experiencia de aprendizaje en el aula.

Las técnicas didácticas matizan la práctica docente ya que se encuentran en constante relación con las características personales y habilidades profesionales del docente, sin dejar de lado otros elementos como las características del grupo, las condiciones físicas del aula, el contenido a trabajar y el tiempo.

Las técnicas didácticas forman parte de la didáctica. En este estudio se conciben como el conjunto de actividades que el maestro estructura para que el alumno construya el conocimiento,

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