El Análisis Documental El Calafate

El documental Calafate dirigido por Hans Mülche nos presenta una cruel realidad del siglo XIX en nuestro país, donde grupos indígena humanos de la zona austral de Chile son llevados bajo secuestro a zoológicos humanos en diferentes ciudades de Europa, esto bajo la autorización de autoridades chilenas y la complaciente mirada del Estado de Chile, que justifica su ocurrencia de estos graves hechos, bajo el foco de la indiferencia y violencia hacia nuestros propios orígenes

El propósito de este ensayo es evidenciar que, tanto, las autoridades de aquellos años del siglo XIX, como las autoridades de los gobiernos más recientes, principalmente de gobiernos concertacionistas, han demostrado una indiferencia frente a estos eventos, que reflejan el bajo respeto, alta discriminación y poca valoración de los temas indígenas en general.

En una primera parte el documental muestra el relato de Celina Llán Llán una descendiente indígena Kawesqar y nos presenta a sus familiares que eran raptados por gente blanca, sin que la familia supiese más de donde se establecían sus familiares.

Más adelante del documental se presentan una serie de historias en donde se relata que estos raptos sucedían más frecuentemente de lo imaginado, tanto para los patagones fueguinos del sur de chile, como también de otras culturas indígenas pertenecientes a diferentes grupos humanos del mundo, asiáticos y africanos principalmente.

Qué tan responsables somos todos los chilenos que este tipo de actos ocurrieran durante el siglo XIX, y sigan ocurriendo bajo otros prismas y experiencias, pero que sin embrago se agudizan cada cierto tiempo en las comunidades mapuches de nuestro país. ¿Será quizás una explicación válida para nuestra sociedad que cuando Chile se constituyó como país lo hizo abrazando su componente europea y negando su ancestralidad indígena?, a pesar que nuestra raza ontogénica continúa siendo mayoritaria indígena.

Bajo este prisma y nivel de conciencia es que amparamos el diezmo de las etnias fueguinas, prácticamente exterminadas en 50 años, por esto el documental Calafate nos llama fuertemente la atención y nos perturba nuestra comodidad y nos instiga a enfrentarnos como país y armonizarnos, reconociendo por igual todas las partes de lo que nos hemos ido constituyendo, creciendo y madurando y transformarnos en lo que somos como ciudadanos y chilenos.

El documental Calafate, tiene una fuerte orientación pedagógica, reflexiva con un tono de denuncia que es reafirmado a través de una imponente voz modulada en off, donde no extraña el ostensible carácter televisivo, que es muy bien utilizado por el director para resaltar la enorme labor de Celina Llán Llán y Haydeé Águila, descendiente Kawesqar y el Departamento de Antropología de la Universidad de Zurich, con la finalidad de que los restos óseos fueran de vueltos a su tierra de origen y a sus descendientes para ofrecer una despedida acorde con las costumbres rituales de dichos pueblos.

Este documental denuncia, expone toda la odisea que padecieron 25 personas de 4 grupos étnicos patagónicos chilenos, la evidencia de lo expuesto se relata dentro del documental desde la introducción del reportaje y desarrolla el concepto hasta la medianía del reportaje, esto mediante relatos contemporáneos, entrevistas a coleccionistas, antropólogos de universidades europeas, escritores, visitas a terreno de los supuestos espacios en que vivieron estos indígenas, que trata de reconstruir el itinerario que tuvieron estas personas y principalmente utilizando todo un registro de fotografías descubiertas por el historiador chileno Christian Báez.

Otro importante hallazgo que se realiza es el descubrimiento de osamentas humanas en Zurich, dentro del departamento de antropología de la Universidad de Zurich, en este relato queda el registro material de esta real aberración humana, aquí se descubren hechos de como sufrieron estas personas y como fueron tratados, el registro conmueve.

La tesis propuesta por este ensayo promueve la idea que el Estado de Chile, y sus autoridades permitieron que ocurrieran estos hechos, ya sea por acción u omisión, este empieza a evidenciarse en el minuto 42 del relato, cuando estos grupos de personas son llevados a Inglaterra, durante los años 1879-1881, para ser exhibidos en un teatro Londinense y las autoridades de ese país llama al cónsul chileno para que se haga cargo de este hecho, no recibiendo una respuesta congruente y esperada para tan grave acto, luego, este grupo es llevado a Bruselas, en donde ocurren hechos similares con las autoridades chilenas.

Sin embargo, otro hecho aberrante que ocurre en nuestro país a inicios del siglo XX que es realizado por

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