El Estado

Una delimitación siempre es arbitraria, pero se puede adoptar una que permita la investigación científica, según nos advierte y propone Maurice Duverger. Aquí el nombre mismo del tema (El Estado como sociedad políticamente organizada) nos está marcando una delimitación a este respecto, pues propone como principal objeto de estudio al Estado (no específicamente al poder), aunque también permite abordar el poder, como Estado. Evidentemente, se abordarán distintos conceptos que el nombre del tema nos propone, entre ellos el de “poder y autoridad”, y el de “permanencia y cambio social”.

En este breve estudio, por ahora, se adoptará como principal enfoque el de la teoría política que propone al Estado como objeto de estudio, y no al poder. Ambos conceptos son difíciles de definir y más lo es el de poder, según el mismo Duverger. En particular este ensayo se refiere al Estado moderno, especialmente al democrático liberal.

Hecho el señalamiento de la dificultad para definir los conceptos políticos, también debe quedar claro que el manejo de los términos o palabras, dentro de la Ciencia Política y la Sociología, en ocasiones es ambiguo y se presta a confusión. Por tanto, se deben identificar más bien los conceptos, y luego qué término o palabra o categoría se está empleando para expresar cada uno de ellos, y por quién o por cuál autor.

El tipo de fuentes que está detrás de la elaboración del tema del Estado incluye el de los textos de autores clásicos, como son, entre otros, Maquiavelo, Bodino, Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, Kant, Marx, Engels, Weber... También, están detrás, textos que recorren la historia del pensamiento político o una parte de ella, como los de Sabine o Chevalier, Crossman. Además, se cita y se ha tomado en cuenta a algunos autores más contemporáneos.

Introducción al tema

Dentro de un ejercicio sobre la experiencia personal en que han obedecido, las alumnas y los alumnos de un grupo escolar contestaron que han vivido la situación de obediencia cuando van a la escuela obligatoria (primaria y secundaria), o bien cuando tramitan la credencial de elector, realizan el servicio militar nacional, tramitan un acta de nacimiento o de defunción, pagan impuestos, acatan órdenes de aprisionamiento, obtienen una licencia de conducir, respetan las leyes, y en otras situaciones que no tienen que ver directamente con el Estado, como sí lo hacen las anteriores.

Se pudo llegar a reconocer que con el Estado no solamente se establecen relaciones de obediencia, pues también los individuos, las clases o los grupos sociales reciben, de él, garantías para disfrutar derechos fundamentales, o bien algunos servicios o incluso prebendas, cuando no represión y sanciones coercitivas. Por otro lado, muchos ciudadanos y ciudadanas en la práctica llegan a asumir las funciones estatales, y formalmente todos podrían llegar a hacerlo.

Puede añadirse que, en nuestros tiempos, el Estado está presente prácticamente en casi todas las esferas de la vida de los individuos. Lo cual lo convierte en una institución muy importante para todos, en todas las sociedades contemporáneas, sean éstas desarrolladas o subdesarrolladas.

Ahora bien, durante el ejercicio referido, no todos pudieron identificar acertadamente mediante qué situaciones específicas establecían una relación con el Estado, debido a que no sabían en qué órganos o instituciones está encarnado. De ahí que, entonces, me proponga enunciar de inmediato los siguientes seis elementos integrantes del Estado, que más adelante serán descritos.

Los elementos en que se materializa el Estado democrático de la época actual, son: 1) Poder legislativo, 2) poder ejecutivo, 3) poder judicial, 4) aparato policiaco-militar, 5) aparato administrativo, y 6) poderes locales.

Tener presentes tales elementos facilitará la representación mental de lo que se denomina Estado, en torno al cual iremos reconstruyendo un concepto que no se agota en dichos órganos.

Para esta reconstrucción conceptual, en primer lugar se expondrán algunas nociones importantes de las teorías clásicas, las que se complementarán con otras todavía no consideradas clásicas, que explican el Estado moderno, las relaciones entre el Estado y la sociedad; y los instrumentos que emplea el Estado para cumplir sus fines. Posteriormente, aun cuando en la parte anterior se habrán considerado de alguna manera, se tratarán las nociones de poder, y autoridad; de legitimación, participación y representación; finalmente, de permanencia, y cambio social.

Estado moderno

El Estado moderno surge y se ha venido desarrollando en medio de un contexto histórico que le va dejando su impronta. También el desarrollo de la teoría sobre el Estado ha venido siendo determinado por ese acontecer histórico. Mencionemos algunos hechos, con el solo objeto de proponerlos como marco de determinado tipo de planteamientos acerca del Estado, especialmente en los momentos de su aparición. Para luego centrarnos más en el presente.

La emergencia de los Estados nacionales y la Reforma fueron ocasión para que tomara cuerpo la idea del Estado moderno que adoptó una nueva forma de identidad política: la identidad nacional. Con base en las monarquías absolutas (Francia, Prusia, Austria, España y Rusia), y algunas repúblicas y monarquías constitucionales (Inglaterra y Holanda), el nuevo Estado fue absorbiendo las unidades políticas más pequeñas y débiles en estructuras políticas más grandes y fuertes.

Los conflictos religiosos que ocasionó la Reforma fueron simiente para la oposición al poder de la Iglesia cristiana romana, y para la discusión de la naturaleza de la autoridad política. El Estado, primeramente absoluto, más tarde liberal y finalmente democrático liberal, se fue convirtiendo en el foco central del proceso de elaboración de decisiones públicas.

Bodino y Hobbes desarrollaron una teoría de la soberanía que al Estado le viene del pueblo, y que se da mediante un pacto social. Tales planteamientos abrieron la puerta para que en otro contexto y más tarde se fuera desarrollando y consolidando el principio de soberanía popular que ha trascendido en la constitución de los Estados democrático liberales, actuales.

Ambos pensadores, al elaborar sus teorías, ya habían reflexionado en torno a los largos y múltiples conflictos religiosos, muchos de los cuales se habían desatado a finales del siglo XVI, y durante la primera mitad del XVII, y que incluyen la guerra religiosa de los treinta años en Alemania, la que fue concluida con el tratado de paz de Westfalia en 1648.

En razón de los

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