“El Federalismo y el Centralismo en la Historia Constitucional de México: de 1812 a 1857”
Enviado por ajarquin313 • 22 de Noviembre de 2017 • Ensayo • 5.016 Palabras (21 Páginas) • 452 Visitas
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Universidad Anáhuac Oaxaca
Maestría en Administración Pública
“El Federalismo y el Centralismo en la Historia Constitucional de México: de 1812 a 1857”
Actividad de investigación que presenta:
Lic. Albert Hamit Jarquín Marín
Profesor:
Dra. Narcedalia Ramírez Pineda
Dr. Heladio Ramírez Pineda
San Raymundo Jalpan, Oaxaca, noviembre de 2017
Introducción
En cualquier ámbito es imposible entender completamente el presente sin antes conocer el pasado. No puede imaginarse un cuerpo con vida sin la sangre que le da vitalidad. Así mismo no es posible conocer la realidad de nuestro moderno México sin hurgar con curiosidad por entre los vestigios sobre los que se ha cimentado tan gran nación; uno de ellos es su Carta Magna, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Pero este importante documento no ha llegado a nuestras manos por generación espontánea, sino que ha sido el producto de un largo proceso en el cual la pugna y la diferenciación entre el centralismo y el federalismo se han hecho presentes a cada momento.
La constitución de Cádiz
Lo que se logra apreciar en la historia constitucional son las metas, ideales y proyectos de nación que se plantearon las diversas generaciones de México. La primera huella a la que debe remontarse el individuo interesado en nuestro magno instrumento es la Constitución de Cádiz de 1812, ya que pinta el fondo sobre el cual se diseñó el trabajo constituyente. Este documento fue el germen para la Constitución de Apatzingán de 1814; para la de 1824, de corte federalista; para las de 1836 y 1843, ambas centralistas; y finalmente para las constituciones de 1857 y 1917.
La importancia de la Constitución de Cádiz radica en que en sus páginas se establecen dos grandes fundamentos del estado moderno: la soberanía nacional y la división de poderes. Las ideas democráticas y de libertades individuales en ella expuestas motivaron varias de las luchas que pugnaban por la consolidación de los derechos de los ciudadanos y la limitación del poder del Estado y que se produjeron en el correr de los siglos XIX y XX tanto en América Latina como en España.
La Constitución de Cádiz no es sino el fruto del primer liberalismo español y toma su nombre debido a que fue elaborada por las cortes de Cádiz, las cuales comenzaron su actividad constituyente como reacción a la invasión napoleónica a España y la imposición de José Bonaparte. Las cortes trabajaron con representantes tanto peninsulares como americanos, teniendo estos últimos un papel no sólo de espectadores, sino también de actores para darse a escuchar y así plasmar la obra soberana, la cual fue promulgada el 19 de marzo de 1812 y finalmente, y también para desgracia de muchos, terminó siendo derogada en 1814 por el mismo monarca al cual representaba, Fernando VII, y aunque tras un tiempo de revuelta el rey volviera a sujetarse a la constitución y reimplantarla, suceso que se dio en 1820, esto no impidió en 1821 la consumación de la independencia de México.
En la obra Génesis y prospectiva del poder constituyente de México[1] se explica muy bien la situación histórica de los primeros años del siglo XIX, los cuales mostraron el declive del imperio español. Si bien éste había perdido la iniciativa política mundial desde hacía más de un siglo, el oropel del imperio aún se sostenía oficialmente, al menos en lo referente a su expansión territorial, puesto que al inicio de 1800 aún se conservaba intacto, pero de hecho sin la posibilidad real de mantener el dominio de los territorios de ultramar.
El avance de Napoleón sobre España precipitó una decadencia que había sido anteriormente anunciada, aunque políticamente fuese el momento histórico que determinó el fin del control de España sobre su imperio.
El despotismo ilustrado de los Borbones había causado ya numerosas tensiones al interior de la península y en sus colonias. La incapacidad de los representantes de esa casa a finales del siglo XVII se hizo más que evidente y, aunque en un inicio pudo pensarse que la invasión sería bien recibida por un pueblo oprimido, la realidad fue que pudo más el orgullo nacional que los sentimientos de animadversión hacia Carlos IV.
En este contexto fue expedida la Constitución de Cádiz de 1812. El nombramiento de José Bonaparte como rey de ese país y la suplantación del rey Carlos IV fueron los detonantes para que los españoles, en nombre del rey, defendieran su soberanía, la que el mismo monarca había cedido al imperio francés al abdicar vergonzosamente en Bayona. El texto constitucional gaditano también tuvo el afán de limitar el poder absolutista que fue característico de los Borbones desde Carlos III.
La abdicación y renuncia a los derechos dinásticos que efectuaron Carlos IV y Fernando VII respectivamente, no fue reconocida ni en la península ni en las colonias, pero sí generaron numerosos debates sobre las acciones que debían tomarse al respecto, especialmente atendiendo a la defensa de la monarquía frente al invasor francés. Paradójicamente, estos debates fueron los que fortalecieron el proyecto de separación de las provincias americanas, al propiciar la posibilidad de actuar sin las directrices de la Corona.
El espíritu del proyecto gaditano era liberal. Ello no sólo por el movimiento en el cual se inscribió la expedición de la Constitución de Cádiz, sino por el talante de las disposiciones en ella plasmadas. Entre éstas, destaca la igualdad de los súbditos tanto en su condición individual como en el ejercicio de sus derechos.
La Constitución de Cádiz, expedida el 18 de marzo de 1812 tuvo una vida sumamente corta, si bien su influencia simbólica se extendió por mucho tiempo. Cuando Fernando VII recuperó el trono en 1814, abolió la Constitución de Cádiz e instaló nuevamente un estado absolutista, aunque tuvo que reconocer su vigencia seis años más tarde.
Tal vez una de las contribuciones más importantes de la Constitución de Cádiz para el constitucionalismo mexicano sea la institución de las diputaciones provinciales, ya que fueron éstas las que por su reclamaron y lograron la elevación de sus provincias a estados de una federación. Dicho esto, se explica históricamente la relación de la Constitución de 1812 con el federalismo mexicano. Tales diputaciones provinciales lograron implantar el federalismo y, a través del Congreso Constituyente, configuraron el nuevo Estado mexicano.
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