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El Feminismo En El Porfiriato


Enviado por   •  25 de Octubre de 2014  •  1.407 Palabras (6 Páginas)  •  450 Visitas

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El feminismo en el porfiriato

María Fernanda Torres Zulaica

En este trabajo se pretende argumentar con base a fuentes primarias las ideas expuestas en el ensayo del mes pasado, titulado del mismo modo “El feminismo en el porfiriato”. El trabajo tomará como punto de partida, tres de los seis subtemas presentados en el trabajo anterior: Condición jurídica de la mujer, educación y crítica del movimiento.

A partir de éstos se pretende analizar el contexto y la situación de las mujeres dentro del porfiriato, sin embargo es necesario abarcar un poco antes de la época porfirista para comprender de mejor manera los hechos que acontecieron respecto al feminismo y sus avances tangentes, pues como se conoce los procesos sociales son lentos y éste proceso comenzó antes del porfiriato.

Condición jurídica de la mujer

Como se mencionó en el ensayo anterior, la autora Gabriela Cano nos dice que el mayor atropello hacia los derechos individuales de las mujeres, ocurría en el matrimonio, por lo cual se recurrió al Código Civil de 1884 encontrando lo siguiente:

Dentro de los artículos 192, 196 y 197, se impone la obligación a la mujer de vivir con su marido a efecto de que éste la proteja, la conyugue debe obedecerle, así en lo doméstico como en la educación de los hijos y en la administración de los bienes, por lo que el marido es el administrador de todos los bienes del matrimonio y el representante legítimo de la mujer. Respecto a la propiedad, la mujer casada no cuenta con la capacidad jurídica de obtener bienes y queda supeditada a la obtención de éstos solamente con autorización o por parte del marido.

Es evidente que se confirma una de las premisas expuestas en el primer ensayo “La subordinación de la mujer era impuesta por el estado” debido a que la mujer perdía su personalidad jurídica para llevar a cabo el ejercicio de su libertad, del mismo modo no representaba una autoridad dentro del hogar.

En éste subtema no solamente se consultó el código civil de 1884, de igual manera se recurrió a fuentes primarias testimoniales, donde las mujeres exponen sus puntos de vista por medio de una carta enviada y publicada en la revista “Violetas del Anáhuac”, la cual fue una publicación fundamental para el conocimiento del discurso femenino en la segunda mitad del siglo XIX en México, bajo la dirección de Laureana Wright y Mateana Murgía.

“La mujer no desea otra cosa que pertenecer a su marido por competo y entregarle su voluntad (…) él se habrá apoderado por siempre de la voluntad de su mujer y cuando venga la familia descansará en la sólida base del verdadero amor” . Es evidente, la felicidad del hogar dependía de la medida en que la mujer aceptara renunciar a su individualidad y voluntad, claro está, la visión que se tenía respecto a esto era en gran medida lo impuesto por el estado en su legislación civil, como se mencionó con anterioridad.

Educación

La educación fue uno de los aspectos más importantes y sobresalientes del Porfiriato, las mujeres lograron avances considerables al conseguir el apoyo del presidente Porfirio Díaz e incrementar la construcción de escuelas para mujeres.

Existía una diferencia de aportaciones por parte de dos autoras, la autora Ana Macías, que nos decía que en 1889 los dirigentes de la sociedad del porfiriato no estaban interesados en que las mujeres estudiaran más allá que la primaria y por otro lado la autora Mílada Bazant, quien decía que en 1890 el director, en uno de sus discursos, había mencionado que era necesario allanar el camino, nutrir el cerebro con todos los conocimientos y cultivar las aptitudes de las mujeres.

Se había llegado a la hipótesis de que la diferencia de pensamientos entre una autora y otra consistía en el año de distancia entre los hechos que narran. Efectivamente fue así, tomé como referencia cartas enviadas a los distintos periódicos y revistas de la época en distintas fechas, para clarificar la situación, encontrando lo siguiente:

… Pero dime amiga mía, ¿no es una cosa extraña y terrible que los mismos que anhelan hacernos sabias, se empeñen en que no leamos una pieza buena? Se ha de dejar al filósofo, al Misántropo, al Antojadizo, y quizá (…) quizá al Necio, insultarnos hasta que guste, sin hablar palabra? ¡Dura e insoportable paciencia!

Podemos darnos cuenta que

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