El análisis de nuestro proyecto personal de vida

Desde los inicios de la humanidad el hombre ha tenido proyectos de vida, los cuales le han permitido crecer, desarrollarse y en cierta forma apropiarse de mucho o casi todo lo que nos rodea. Aunque al inicio era por mero crecimiento, hoy día podemos descubrir que estos proyectos son más que nada generados por el deseo de control, superioridad, pensando solo en el bien individual, sin importar mucho las consecuencias que para otros tienen, nuestras acciones “si no me afecta a mí, no hay problema”.

Pero con todas y cada una de las acciones que en conjunto o individuales hemos realizado, estamos acabando con nuestro planeta, con la vida del ser humano y es por eso que se ve necesariamente urgente el retomar conciencia de lo que hacemos, de que todas y cada una de nuestras acciones, tiene repercusiones negativas o positivas para los demás y para nosotros mismos.

Desde la postura como docentes, tenemos el compromiso de sensibilizarnos como origen y motor de nuestro mundo y hacer renacer en nuestros alumnos el sentimiento de pertenencia, de respeto, de amor y más que nada de conciencia, de análisis y participación responsable para el mundo y con los demás.

En nuestra vida personal, analizar nuestro proyecto de vida, ¿Qué quiero para mí y para nuestros hijos? ¿Qué mundo les tocará vivir a las generaciones futuras? ¿Habrá un mundo para estas generaciones futuras?

Es importante y necesario empezar a tomar conciencia de lo que pasa, a realizar cambios en nuestra forma de vivir, de ver el mundo, dejar de culpar a los demás por lo que pasa y desde nuestro ámbito ya sea familiar, social o laboral, tomar decisiones, realizar acciones para poner nuestro granito de arena en la construcción o reconstrucción de nuestro mundo, tal y como se hizo o se ha estado haciendo para la destrucción del mismo.

Quizá no logremos mucho, pero poco a poco nuestras acciones tendrán repercusiones positivas en los demás y generará un cambio, cambio necesario, importante y urgente en nuestro tiempo.

Debemos despertar en nuestros hijos, nuestros alumnos, el deseo de conocimientos, de aprendizaje, los valores y el espíritu de libertad, libertad de conocer lo que nos rodea, de analizar lo que sucede, de expresar y defender lo que pensamos y sobre todo de decidir el mundo que deseamos tener

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