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El concepto de homofobia


Enviado por   •  27 de Agosto de 2023  •  Apuntes  •  4.898 Palabras (20 Páginas)  •  49 Visitas

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El concepto de homofobia

La palabra homofobia fue utilizada por vez primera en 1971 por el psicólogo estadounidense Weinberg. Combina las palabras griegas fobia (miedo), con el prefi jo homo (igual, mismo). La homofobia es un temor irracional a ser homosexual, lesbiana o bisexual; a tener contacto con personas con esa orientación sexual, y a sentir algún rasgo de la homosexualidad en uno mismo; incluye la aversión, el odio, miedo, prejuicio o discriminación contra personas homosexuales, lesbianas o bisexuales (Weinberg, 1977). Desde la perspectiva psicoanalítica tradicional habría una homofobia presente en la mayoría de las personas que padecen la represión de su libido homosexual al asumir una identidad heterosexual y una homofobia patológica de carácter paranoide, consecuencia de la proyección del deseo homosexual, que conlleva evitación y ataque ante la amenaza del deseo proyectado (Adams, Wright y Lohr, 1996; Gómez, 2007). Desde la perspectiva social la homofobia es una actitud aprendida en la familia y grupo primarios de pertenencia e identidad, la cual puede cambiar con la experiencia, y pertenencias grupales posteriores (Barra-Almagiá, 2002; Herek y González-Rivera, 2006). Desde los estudios de herencia se señala que existe un componente heredado en la homofobia que explica hasta el 40% de la varianza en los estudios con gemelos (Kirk, Bailey, Dunne y Martin, 2000; Verweij, Shekar, Zietsch, Eaves, Bailey, Boomsma y Martin, 2008), aunque probablemente lo que se herede sea más una rigidez o radicalismo actitudinal que un contenido de actitud específi co (Moral, 2009b).

Aspectos históricos

En Europa, durante el período clásico, la homosexualidad fue una práctica común entre los griegos y aceptada entre los ciudadanos siempre que no fuese exclusiva. En Roma hay una apertura y tolerancia hacia la homosexualidad, sobre todo a raíz de la infl uencia griega a fi nales de la República y durante el Imperio. No obstante, en Roma la homosexualidad está más estigmatizada que en Grecia, en cuanto que implica jerarquía (con esclavos o eremos), dominancia (no felar, no ser penetrado) y carácter esporádico para que sea aceptada. Desde la Alta Edad Media (del 500 al 999), la infl uencia de la iglesia Católica fue creciendo de tal manera que, al llegar a la Baja Edad Media (del 1000 al 1500) se había pasado de la indiferencia relativa hacia las prácticas homosexuales, a considerarlas un delito grave, con la aplicación de crueles castigos, incluyendo la pena de muerte. Bajo el argumento de ejercer justicia contra el pecado de sodomía, la Inquisición inició persecuciones y ejecuciones contra los homosexuales; estas acusaciones se relacionaron con las de herejía y se utilizaron también como arma política para perseguir a los judíos. La legislación inglesa del siglo XIII establecía que las personas que habían mantenido relaciones sexuales con judíos o con gente del mismo género fueran enterradas vivas. Un ejemplo de la persecución inquisitorial fue el desmantelamiento de la Orden de los Templarios en el sur de Francia, bajo los cargos de herejía y sodomía a comienzos del siglo XIV. A fi nales del siglo XV, el movimiento intelectual y artístico renacentista contribuye a una apertura de ideas sobre la libertad sexual; sin embargo, a mediados del siglo XVI la Contrarreforma trae consigo una tendencia rigorista y moralista que censura la presencia del homoerotismo en el arte, teniendo lugar en España los casos más graves de persecución y de condena por sodomía. Los primeros vestigios de tolerancia aparecieron durante la Revolución Francesa (1789-1800) por infl uencia del movimiento de la Ilustración y la ideología liberal revolucionaria, y será a lo largo del siglo XIX cuando se descriminalice la homosexualidad en la mayoría de los países europeos (Bernstein y Schaffner, 2005; Crompton, 2006). A partir del siglo XIX, la condena de la homosexualidad pasó a ser un argumento médico más que legal. Se le cataloga como una enfermedad, parafi lia, que debía ser corregida, lo cual persiste hasta la década de 1970. En 1973, la Junta Directiva de la Asociación Psiquiátrica Americana aprobó una resolución que afi rmaba que la homosexualidad no implica ningún impedimento en el juicio, la estabilidad, la confi abilidad ni en las capacidades sociales y vocacionales en general, por lo que se solicitó su eliminación de las clasifi caciones psicopatológicas. Ese mismo año se abolió en Estados Unidos la terapia de aversión para el tratamiento de la homosexualidad; ésta consistía en aplicar descargas eléctricas al paciente cuando se excitaba con la imagen de una persona de su mismo género. En 1980, en la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Americana, no se incluyó la homosexualidad como parafi lia, sólo se estipulaba el malestar con la orientación sexual como entidad diagnóstica; en 1992 se procedió del mismo modo en la décima revisión de la Clasifi cación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud. La Asociación Psicoanalítica Americana en 1997 desechó la noción de que la homosexualidad es una enfermedad y que la homofobia es una reacción natural, defendiendo que la orientación sexual y la salud mental son dimensiones separadas de la vida de una persona. No obstante, en la actualidad, algunas escuelas de psicología siguen considerando a la homosexualidad como una parafi lia, lo que proporciona argumentos para el sostén de la cultura homofóbica que aún persiste en el mundo occidental (Drescher y Merlino, 2007; Fone, 2000). Así, en la cultura occidental, se ha pasado de una aceptación y práctica de la homosexualidad en el período clásico, a su condena en la Alta Edad Media; su persecución criminal desde la Baja Edad Media hasta la Revolución Francesa; su despenalización, pero patologización en la Modernidad; su despatologización a fi nales del siglo XX; y la lucha por su aceptación social a principios del siglo XXI.

La situación legal presente de la homosexualidad en el mundo:

En noviembre de 2006 en una ciudad de Indonesia se redactaron los 29 principios de Yogyakarta sobre la aplicación del derecho internacional de derechos humanos a las cuestiones de orientación sexual e identidad de género. Este documento defi ne los estándares básicos para que las Naciones Unidas y estados miembros avancen en la garantía y protección de los derechos humanos ante su violación en mujeres lesbianas, hombres homosexuales, personas bisexuales, transexuales o transgénero, e intersexuales (LGBT). Los principios fueron elaborados por un grupo de 29 expertos en derechos humanos e internacional de varios países. Su presentación tuvo lugar el 26 de marzo de 2007 en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, y posteriormente fueron ratifi cados por la Comisión Internacional de Juristas. Parten de un llamamiento que hicieron 54 estados en dicho Consejo en el año 2006, para que se respondiera ante las graves violaciones de derechos humanos hacia personas LGBT (Corrêa, Muntarbhorn, O’Flaherty, et al., 2007). En 2008, los 34 países miembros de la Organización de Estados Americanos, entre los que se encuentra México, aprobaron de forma unánime una declaración en la que se extendía la protección de los derechos humanos a la identidad de género y a la orientación sexual. Copatrocinada por Francia, que ocupaba en esos momentos la presidencia rotativa de la Unión Europea, y por Holanda, la declaración fue inicialmente propuesta como una resolución en la Asamblea General de Naciones Unidas, pero al no alcanzar el quórum necesario se decidió utilizar el formato de declaración. La declaración fue leída por el embajador de la Argentina, Jorge Argüello, el 18 de diciembre de 2008, siendo ésta la primera declaración sobre derechos homosexuales leída en la Asamblea General. La declaración se compone de trece puntos, cerrando con la exhortación a los Estados hacia la despenalización, protección de derechos y apoyo a los trabajos pertinentes. Dicha declaración sólo fue rechazada por los países árabes. En el momento de su presentación en 77 países de la ONU la homosexualidad era ilegal y en siete se castigaba con pena de muerte (Arabia Saudí, Emiratos árabes, Irán, Mauritania, Somalia, Sudán y Yemen) y en todos los estados persistían situaciones de violación de derechos (Ottosson, 2009). En todos los países del continente europeo la homosexualidad es legal, salvo en el Vaticano, así como en los del continente americano, con la excepción de Belice y Guayana que declaran legal la homosexualidad femenina, pero no la masculina. En África, Asia, Oceanía, Caribe y las Antillas existen bastantes países que mantienen como ilegal la homosexualidad, sobre todo aquéllos donde la mayoría de la población e incluso el Estado tiene adscripción religiosa mahometana. Actualmente, los países con legislaciones más liberales son: Argentina, Canadá, España, Noruega, Suecia y Sudáfrica (Ottosson, 2009)

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