El corazón delator
Enviado por carla19978 • 8 de Diciembre de 2012 • Ensayo • 395 Palabras (2 Páginas) • 584 Visitas
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El corazón delator
nos encontramos con un narrador que se debate entre la locura y lacordura, a tal punto que en la primera frase del cuento ya parece buscar una excusa para justificarse al decir que es, siempre ha sido, una persona extremadamente nerviosa. Pero queeso no significa que esté loco. Paralelamente dice que la enfermedad —su nerviosismocrónico— ha aguzado sus sentidos, principalmente el oído, que lo ha llevado a escuchar cosas provenientes del cielo y el infierno. “Cómo, entonces, puedo estar loco?”, dice el narrador, enuna actitud de negación propia de las personas que padecen una enfermedad mental que seniegan a reconocer.Es aquí cuando, una vez ya negada su locura y expuestos sus agudos sentidos, confiesa queno encuentra razón alguna para el crimen que cometió, que ahora se dispondrá a relatar. Yuna vez más niega su locura, ahora excusándose en la forma premeditada y prolija que
cometió el asesinato. Poe juega con la
paranoia
del narrador, que dice sentir cosas que nadiemás siente y que evidentemente vive en una realidad ajena a la del resto de las personas.También se vislumbra la propia
conciencia y culpa
del narrador, que atrapado por susdemonios internos decide confesar al final del cuento el asesinato a los agentes de policía. Si bien al comienzo se comporta de manera normal y conversa sobre temas triviales con los policías, al ver que el tiempo pasa y éstos no se marchan comienza a asustarse. “No obstante, pasado un rato, me di cuenta de que palidecía, y desee que se marcharan. Me dolía la cabezay sentía que mis oídos zumbaban”, dice el narrador. Pero, ¿se refiere Poe a los oídos delasesino a su conciencia que comienza a perturbarlo por el crimen cometido? El zumbido seconvierte luego en un sonido concreto, en
el tic-tac de un reloj rodeado de algodones
descrito páginas atrás, el mismo ruido que producía el corazón aún con vida de su víctima.Pero ahora, ya descuartizado el cuerpo, esto era imposible, no podía tratarse del corazón delmuerto, sino que del propio corazón del asesino. Los agentes no se marchan y el autor delcrimen, seguro de que éstos juegan con él, decide confesar. Ya no aguanta más, el latido desu conciencia es demasiado fuerte como para ignorarlo y preso del miedo grita que él asesinoal viejo. “¡No disimulen más! ¡Lo confieso todo! ¡Arranquen estas tablas! ¡Aquí, está aquí!¡Es el latido de su implacable corazón!”, grita el narrador.
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