El encato del erizo

El encato del erizo

Significado de la pecera.

“Me llamo Paloma. Tengo 11 años. Vivo en la calle Eugene Manuel, en París, en un piso de ricos. Mis padres son ricos, mi familia es rica y mi hermana y yo somos virtualmente ricas. Pero, a pesar de eso, a pesar de tanta suerte y tanta riqueza, desde hace mucho tiempo, sé que el destino final es la pecera. Un mundo donde los adultos chocan como moscas contra el mismo vidrio. Pero lo que es seguro es que a esa pecera yo no voy a ir. Es una decisión muy meditada. Al final del curso escolar, el día que cumpla 12 años, el 16 de junio, dentro de 165 días, me suicidaré”.

La película se inicia ya presentando la pecera en voz de Paloma. La alegoría en la que se ve inscripta la pecera como elemento crucial, responde al modelo neoliberal, que suele imponer inmutables reglas de convivencia, a la vez que promueve una ventura patológica, la compulsión por acumular objetos, bienes y dinero, que naturalmente se aúna con algunas conductas maníaco obsesivas.

La alegoría de la pecera que Paloma extrapola inteligentemente a la “circunstancia humana” alude ferozmente a la pérdida de la libertad a la misma vez acerca de una sociedad rígidamente disciplinada a la mirada de Foucault por ejemplo.

La pecera es redonda, es cuna del narcisismo, del ser solitario que desconoce, que se ha incapacitado a ver a través de un vidrio, al que el mundo se le ha vuelto finito, y que por más que a veces quiera ir más allá choca de frente. Y para aquellos arriesgados rebeldes y aventurados que oscilan con saltar pueden morir por la falta de aire o de un golpe seco.

Lo exterior a esta representa el abismo, lo siniestro, cortar la hipnosis, lo que traduce una crisis interna de la pecera rodeada por un orden disfrazado. Los problemas son externos, los culpables, la decadencia, todo eso pertenece a otro orden que hay que respetar a través de “códigos de convivencia” pero que no entran en mi pecera.

La pecera es la crisis vincular, la incomunicación y el abatimiento de los afectos.

Para muchas personas es una forma de rebajar la intensidad emocional, un desahogo, la acción de transcribir sobre lo que nos pasa. Los sentimientos que no tienen palabras se acumulan en la memoria emocional. Por ejemplo, las imágenes y los olores de una situación de terror se quedan en la memoria emocional y sólo convirtiéndolas en palabras pasan a la memoria verbal, de manera que muchas veces resulta más llevadero dicha conversión.

Paloma también dibuja o filma su realidad. Para transmitirnos estas sensaciones busca planos originales a través de su diario de filmaciones; por ejemplo, cuando pone un vaso bo

ca abajo y rueda lo que ve a través de él; en ese caso a su hermana y a su madre. Para Paloma, dos claros ejemplos de peces en su pecera.

Su madre se encuentra en una desorbita emocional, frágil.

Maníaca. Y tan sola como su hija. A través de su creencia infantil sobre la asignación de palabras, traza un paralelismo entre esta y su realidad, quizás vivencial o quizás espiritual de un mundo finito hasta en palabras.

Se presenta un micromundo humano pleno de actitudes ambiguas y mezquindades, que contrasta radicalmente con el universo de la niña. Hay una visión crítica hasta irónica de las conductas sociales de nuestros tiempos, que abunda en explícitos e implícitos simbolismos.

Hay una fuerte crítica a la cultura occidental, asociando a la niña con elementos de la oriental, así como también la presencia de Kakuro. Se habla sobre el Go por ejemplo:

“-Y no equivale al ajedrez.

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