El entierro de la sardina de Naiguatá: Una forma de preservar la cultura en el Estado La Guaira
Enviado por MajoWee • 26 de Febrero de 2024 • Ensayo • 1.510 Palabras (7 Páginas) • 93 Visitas
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República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación
Universidad Nacional Experimental de Lara
UNEARTE
El entierro de la sardina de Naiguatá: Una forma de preservar la cultura en el Estado La Guaira
Integrante:
María José Moreno Cañizales
CI: 28021214
UC: Saberes Populares
Profe: Carlos López
PNF: Teatro
Mención: actuación
Dentro de la las tradiciones venezolanas existen manifestaciones que incorporan elementos culturales europeos, indígenas y africanos, enriqueciendo de esta manera la pluriculturalidad que representa a este país. Es así como surge de esta maravillosa mezcla la tradición de “El entierro de la sardina de Naiguatá”. Esta tradición tiene su origen en la ciudad de Murcia, España del siglo XVIII, y fue traída por los colonizadores españoles a Venezuela, donde se adaptó a las características locales, con ritmos, bailes y vestuarios propios de esta región. Fortaleciendo de esta manera la cultura y la identidad de los habitantes del pueblo.
Actualmente es una manifestación cultural que se realiza cada año en el estado La Guaira, Venezuela, el miércoles de ceniza, al finalizar el carnaval. Consiste en una procesión burlesca que parodia un funeral, comparsas que simbolizan los máximos excesos, donde se lleva una sardina de cartón, transportada en una urna construida con madera, alambre y caña, decorada con verduras y flores multicolores. Asimismo, en cuanto al significado, Héctor Corro explica que “La sardina representa el jolgorio y toda la locura carnavalesca. Según la costumbre, muere a la medianoche del martes de carnaval. (…) También se relaciona con el tema de la agricultura y la pesca. Se supone que cumpliendo este rito la comunidad será más bendecida el próximo año” (Noriega, N., 2018)
De esta manera, la celebración cuenta con distintos personajes que animan la procesión, los cuales heredan estas tradiciones desde sus familias, iniciando a participar en ellas desde muy jóvenes. Entre ellos destacan principalmente las viudas, que son hombres disfrazados de mujer, con trapos simulando las curvas, pelucas, vestidos negros y maquillaje extravagantes. Su papel principal dentro de este espectáculo es ir detrás de la urna llorando y gritando de dolor, confesando sus pecados al sacerdote. Con respecto al vestuario Ricardo Díaz señala que “Antes del recorrido, las viudas comienzan su trajín de embellecerse y todo el mundo aporta su granito de arena; unos traen accesorios, otros maquillan, peinan pelucas y arman el féretro donde viajará la difunta sardina por todo el pueblo. Es un trabajo en equipo” (Noriega, N., 2018). Igualmente en martes de carnaval eligen una “viuda reina”.
Por otro lado, como ya se mencionó anteriormente, se encuentra el sacerdote que, además del vestuario de cura, lleva consigo, en lugar de una biblia, una revista con imágenes obscenas y chistes picantes. Conjuntamente, simulando el “agua bendita”, esparce junto a sus monaguillos cerveza o licor, para espantar los malos deseos. Es así como este personaje representa el bien dentro de este recorrido, en contraposición al diablo, el cual también se tiene gran relevancia en esta dramatización, representando por su parte al mal, queriendo sabotear el funeral (cosa que no logra al final).
Al mismo tiempo, para detener al diablo intervienen otros personajes que representan a la policía, los cuales llevan consigo palmas para “chaparrear” al diablo y mantienen el orden. Por otro lado, se encuentra un misterioso hombre del maletín, el cual se supone que lleva algo muy secreto dentro de él, quizás la historia del pueblo o de cada uno de los habitantes. Así también las personas asistentes se disfrazan, bailan, y “se van enzarzando en el juego del carnaval con polvos, perfume, caramelos y recientemente harina y otras sustancias no tan inocuas” (Fundación Bigott., 2023).
En cuanto a la música, ha ido evolucionando, se caracteriza por ser muy alegre y movida, y debido a la gran cantidad de personas que actualmente asisten a esta comparsa, el cuatro y el tambor ya casi no se escuchan. Es por esto que decidieron incorporar instrumentos musicales como trompetas, bajo electrónico, piano, guitarra eléctrica y trombones, surgiendo así el grupo musical “La Parranda de la Sardina de Naiguatá” (Bracci, L., 2016), quienes son los encargados de poner el ritmo en las calles. Asimismo, el canto inicial, en consonancia a la parranda costeña, recita “fo, fo, fo, la sardina se murió, fo, fo, fo, ya la llevan a enterrar”.
De esta manera los habitantes de esta región se sienten orgullosos de su fiesta y la transmiten de generación en generación. Además, es una forma de expresar la alegría, el humor, la crítica social y la creatividad de los naiguatareños, que aprovechan la ocasión para burlarse de las autoridades, de la religión, de la moral y de los problemas cotidianos. Así, el entierro de la sardina es una catarsis colectiva que permite liberar las tensiones y celebrar la vida.
Es así como Ramon Quintero expresa que “el Entierro de la Sardina para nosotros los varguenses y para toda Venezuela debe ser algo muy grande y motivo de orgullo para todos. A estas fiestas siempre vienen personas de todo el estado y todo el país y para nosotros es importante que se lleven una buena referencia de este evento cultural” (La verdad., 2023). A su vez, es innegable el carácter teatral de esta tradición, por lo cual Franklin Suárez menciona que “es un placer y una gran responsabilidad para mí ser parte de esta tradición. Esto es teatro de calle y nosotros somos artistas” (La verdad., 2023).
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