El espacio y la actividad industrial. Materias primas y fuentes de energía

Tema 8.

El espacio y la actividad industrial. Materias primas y fuentes de energía.

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Introducción

La actividad industrial es la actividad económica que más ha transformado la forma de vida del ser humano. Ha tenido repercusiones no solo a nivel económico, sino también a escala social, cultural y política. Dentro del marco de la economía global, en un mundo interdependiente, esta actividad se ha adaptado a las nuevas exigencias del mercado y ha iniciado un proceso de transformación relacionado con la adopción de un conjunto de políticas medioambientales necesarias para su desarrollo sostenible. A lo largo de este tema analizaremos la estructura de la actividad industrial, sus características, tipologías, medios de organización y materias primas, así como las principales regiones y paisajes industriales a escala mundial y los procesos de cambio a los que se ha visto sometido el sector en las últimas décadas.

El desarrollo de este tema seguirá el siguiente esquema:

1. Características del paisaje y del espacio industrial. El proceso de industrialización: evolución y tendencias

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El espacio y el paisaje industrial

Proceso de industrialización

1. Materias primas y fuentes de energía

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Materias primas

Fuentes de energía

1. La actividad industrial. Tipología industrial. Aspectos organizativos

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Los factores de la actividad industrial

Tipología industrial

Los procesos de concentración industrial

Los nuevos procesos de reestructuración industrial

1. Factores de localización industrial. Las regiones industriales. Transformaciones y modelos

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Factores históricos y nuevos factores de la localización industrial

La deslocalización de la industria

Las regiones industriales

Transformaciones y modelos

1. Repercusiones medioambientales de la actividad industrial

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Impacto de la actividad industrial sobre el medio

Políticas ambientales

1. Conclusiones

1. Bibliografía

1. Características del paisaje y del espacio industrial. El proceso de industrialización: evolución y tendencias

Podemos definir la industria como el conjunto de procesos técnicos que hacen posible la transformación de un producto primario en otro elaborado previamente diseñado (Aguilera et al., 2010). De los tres sectores económicos –primario (agricultura, ganadería y pesca), secundario (industria) y terciario (servicios)–, la industria es el que marca el progreso de un país debido a que su desarrollo provoca la demanda de nuevos bienes, lo que trae consigo un aumento de las inversiones y del consumo, lo que permite la circulación de capital.

1. El espacio y el paisaje industrial

El espacio industrial es aquel en el que todos y cada uno de los elementos están organizados en función de las necesidades de la industria. La principal característica del paisaje industrial es su naturaleza dinámica y su capacidad continua de transformación basada en las nuevas necesidades económicas y sociales (Trachana, 2010). Los elementos fundamentales que determinan un paisaje industrial son las instalaciones de elaboración, los servicios, las materias primas, las fuentes de energía empleadas y los medios de transporte, todos ellos relacionados entre sí, dando lugar a una amplia diversidad de paisajes industriales, como los tradicionales paisajes negros, los modernos complejos industriales y los parques tecnológicos.

• Los paisajes negros se localizan en regiones mineras que fueron explotadas durante los siglos XVIII y XIX por sus abundantes recursos carboníferos (valles de Rin, Ruhr, Yorkshire, etc.). En ellos encontramos los sectores relacionados con la demanda de carbón como fuente de energía, que son la industria siderúrgica, la textil y las industrias derivadas como la metalúrgica, química, mecánica y eléctrica; destaca la industria de transformación de las materias primas locales (madera, hierro, etc.). Una atmósfera contaminada, la falta de preocupación del impacto sobre el medio, las malas condiciones de salubridad de fábricas y viviendas de los trabajadores, los equipamientos de las industrias pesadas, etc., caracterizan este tipo de paisajes ennegrecidos. En la actualidad ofrecen grandes problemas por su escasa competitividad, por el deterioro del medio ambiente y por la baja la calidad de vida que ofrecen. Aun así, conservan sus infraestructuras, por lo que se tiende a la adopción de medidas reestructuradoras, como la sustitución de las instalaciones menos salubres por industria punta de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), que conducen a un cambio en la composición de la población activa local.

• Una configuración diferente la presentan los modernos complejos industriales. Con los cambios operados después de la Segunda Revolución Industrial se produjeron nuevos modelos de paisajes industriales, predominantemente urbanos y portuarios. El imperio del petróleo, las mejoras en los transportes y las nuevas demandas de la sociedad urbana se reflejaron en un nuevo modelo de paisaje industrial: el polígono industrial urbano –para las industrias de bienes de consumo–, y los grandes complejos industriales portuarios –para el tratamiento de materias primas y fuentes de energía como las refinerías–. Un polígono industrial es un espacio de uso industrial delimitado y urbanizado que concentra actividades de fabricación, talleres y naves de almacenamiento; es el reflejo más fiel de la estrecha relación que ha existido siempre entre industria y ciudad. Y es que la ciudad atrae a la industria de bienes de consumo. al beneficiarse del volumen de mercado urbano, de la abundancia de mano de obra, de la concentración de capitales, de la proximidad a infraestructuras y servicios, de las posibilidades de concentración empresarial, etc. Por su lado, los puertos atraen –debido a lo reducido de los fletes– a las industrias que manejan grandes cantidades y volúmenes como la petroquímica, la siderúrgica y sus derivados, los astilleros, etc.

• Una variante de paisaje industrial más actual es el denominado parque tecnológico, que responde al objetivo de conseguir una eficaz integración entre ciencia, tecnología e industria. En estos parques se combinan actividades de investigación y desarrollo tecnológico con actividades de producción material. Pueden interpretarse como los espacios industriales del futuro; los nuevos escenarios de la economía local o regional en los que se localizan los sectores industriales más avanzados y las nuevas tecnologías (López et al., 2015).

1. Proceso de industrialización

• La Primera Revolución Industrial tuvo su origen en Inglaterra a mediados del siglo XVIII y se extendió por Europa a lo largo del siglo XIX. Consistió en la primera producción de bienes a gran escala mediante la utilización de maquinaria accionada por fuentes de energía no orgánicas, fundamentalmente, el carbón. La máquina de vapor, inventada en 1785 por James Watt (1736-1819) se aplicó tanto a los procesos de fabricación como a los medios de transporte mediante el ferrocarril.
• El hierro fue la materia prima más utilizada y sus industrias emblemáticas fueron la textil algodonera y, más tarde, la siderúrgica. El objetivo primordial era obtener el mayor beneficio con los mínimos costes, se puso así en marcha un tipo de capitalismo concurrencial o competitivo, regido por los principios de la libre competencia. En un principio, los empresarios eran los responsables de los medios de producción, y dominaba la pequeña y mediana empresa, pero su rápida expansión y crecimiento favorecieron la concentración empresarial y las sociedades por acciones, que dieron lugar a sistemas más complejos de organización.

• La Segunda Revolución Industrial se sitúa entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX; la crisis del petróleo de 1973 marcó el punto final de este modelo de producción. Es notable el estancamiento productivo de Reino Unido frente a grandes competidores como Francia, Alemania, Estados Unidos y Japón. El petróleo terminó sustituyendo al carbón como principal fuente de energía, y la electricidad se convirtió en la energía más utilizada. Los derivados del petróleo (plástico, gasolina, nailon, etc.) protagonizaron la transformación material. Gracias a la invención del motor de explosión a finales del siglo XIX, Karl Benz (1844-1929) desarrolló los primeros prototipos de automóviles a gasolina que revolucionaron el mundo de los transportes. El cinematógrafo y el telégrafo, por su parte, revolucionaron el mundo de las telecomunicaciones. Las industrias emblemáticas de esta etapa fueron la nueva metalurgia –(gracias a los altos hornos con el convertidor Bessemer y los hornos Siemens- Martin y Thomas–; la química –que tuvo importantes repercusiones en sectores como la agricultura y la medicina–; la industria eléctrica, la industria mecánica y, en general, la industria pesada. Esta fase de la industrialización se sustentó en el capitalismo financiero, como resultado de la concentración monopolística en torno a las grandes empresas.

• La Tercera Revolución Industrial, revolución científico-tecnológica o revolución de la inteligencia, es un concepto esbozado por el sociólogo y economista estadounidense Jeremy Rifkin (1945) y avalado por el Parlamento Europeo en una declaración formal aprobada en 2006. Se originó con el fin de la Guerra Fría, la crisis del petróleo y el desarrollo de las primeras computadoras y, finalmente, el nacimiento de Internet a finales del siglo XX. Sus líderes fueron Estados Unidos, Japón y la UE. A las anteriores fuentes de energía se añaden las energías alternativas y la energía nuclear, y se fomenta la investigación con el fin de obtener una mayor eficiencia energética y material. La diversidad material se amplía enormemente: aparecen la fibra óptica y la fibra de vidrio. En cuanto a los medios de producción, se busca la máxima automatización y robotización del proceso productivo basadas en una maquinaria y una tecnología cada vez más avanzadas y precisas. Las inversiones de capital se centran en los aspectos tecnológicos más que en la mano de obra. Su medio de transporte sostenible es el vehículo eléctrico e híbrido, en consonancia con una propulsión procedente de la electricidad renovable. Su industria emblemática es la de alta tecnología, vinculada a las TIC, que requiere de una fuerte inversión en I+D+I –investigación, desarrollo e innovación–. El desarrollo de los microprocesadores favoreció el crecimiento exponencial de la industria electrónica e informática. Esta fase de industrialización se sustenta en la globalización de la economía mundial, en la que predominan las grandes multinacionales.

• En la actualidad, algunos autores hablan de una Cuarta Revolución Industrial o Revolución 4.0., fundamentada en la integración de las tecnologías digitales, físicas y biológicas. El cambio se estaría iniciando en los últimos años y vendría de la mano, según esta teoría, de industrias como la ingeniería genética, complejos sistemas de software, la llamada neurotecnología, sistemas ciber-físicos, biotecnología, inteligencia artificial y la nanotecnología, entre otras. Los defensores de esta idea, para individualizarla de la etapa anterior, se basan en una velocidad de avances sin precedentes y en un cambio en el concepto productivo, que deja por completo de lado la mano de obra humana para buscar una automatización absoluta basada en los sistemas de inteligencia artificial, las llamadas Smart Factories. El desempleo sería, sin duda, la principal consecuencia inmediata de cumplirse sus propósitos, junto a dilemas de tipo ético, económico –aumento de desigualdades– e incluso conflictos geopolíticos (Schwab, 2017).

1. Materias primas y fuentes de energía

1. Materias primas

Las materias primas son los recursos que la industria transforma en productos elaborados o semielaborados. Según su origen, se distinguen diferentes tipos:

• Materias primas de origen agrario-ganadero-forestal: como el caucho, el algodón, la madera y la lana. Los principales centros productivos de algodón y caucho se localizan en países tropicales subdesarrollados. El sistema de explotación de estos productos es mediante monocultivos explotados por multinacionales y abundante mano de obra barata. La producción de la lana está controlada por los Consejos laneros de Australia y Nueva Zelanda –que controlan el 40 % de la producción mundial–. A pesar de la gran variedad de productos forestales (madera, corcho, resinas, etc.), la madera es el más importante –supone en torno al 6 % del comercio mundial de materias primas–. La mayor demanda está centrada en los países desarrollados; se consumen coníferas procedentes de bioclimas templados y frondosas de bioclimas tropicales.
• Materias primas de origen mineral: las posibilidades de la corteza terrestre como fuente de aprovisionamiento de productos minerales son aún desconocidas. El principal factor que determina su producción es la evolución de la demanda, que condiciona los avances técnicos e incluso la sustitución de unas materias primas por otras; sirva de ejemplo la minería metálica, donde el liderazgo del hierro se ha visto amenazado por metales como el cobre, el estaño, el plomo, el aluminio, el cromo, el titanio y sus aleaciones. China, Australia, Perú, Bolivia y EE. UU. son las regiones mineras más productivas del mundo.

1. Fuentes de energía

Las fuentes de energía son los recursos que proporcionan la fuerza necesaria para llevar a cabo un trabajo. La demanda energética en la actualidad crece de forma exponencial; en menos de cien años el consumo de energía se ha multiplicado por nueve. Esta evolución no ha sido una evolución regular, sino que se ha visto afectada por vicisitudes históricas (conflictos) y la trayectoria de la economía mundial (periodos de expansión y recesión económica). Los principales factores que explican un aumento de la demanda son el desarrollo económico y la actividad industrial. Se calcula que en torno al 70 % de la población mundial consume en la actualidad solo el 22 % de la energía; de hecho, Estados Unidos consume el 25 % de la energía mundial, según las estadísticas energéticas oficiales del gobierno de los Estados Unidos de América.

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