El estado indispensable y el mito de la incompetencia del estado.
Enviado por Rafa Pascual Godina • 8 de Junio de 2016 • Ensayo • 1.025 Palabras (5 Páginas) • 346 Visitas
En primer lugar comentaré el primer texto de la segunda práctica: El estado indispensable.
El capital es enemigo del estado, ese es un mito de nuestro tiempo hoy en día sobre todo en una economía capitalista. Dos mercados son los que expone el autor como ejemplo, uno en el que el único enemigo del vendedor es obviamente sus competidores y en el otro un mercado libre, como el de Adam Smith. En este mercado ningún vendedor conseguiría realizar un beneficio sustancial en el anterior por el contrario si, ya que cada comprador pasara de vendedor en vendedor y buscará cada vez el precio más bajo. Llegamos a la conclusión de que el mercado es el enemigo del beneficio.
Está claro que el empresario necesita un mercado para vender y no quiere que el estado le impida agrandar su beneficio, pero esto no quiere decir que pretenda que el mercado deba ser siempre libre sino que en ese mercado pretenda de ventaja frente a sus competidores. Lo máximo que un Estado puede ofrecer a un mercader es el monopolio, un espacio en el que se eliminaría todo competidor social, sus consecuencias negativas serian el estado de insatisfacción y rechazo de los otros empresarios. Ya no es políticamente posible que el estado apoye un monopolio total para un empresario, sin embargo, existen muchas maneras de crear casi-monopolios. El más importante como se dice en el texto es la patente, “permite a alguien o a una empresa, reservar los derechos de explotación de una invención durante una serie de años, a menudo con la posibilidad de alargar su duración” (El estado indispensable, Immanuel Wallerstein). También sin patente, las fábricas o mejor dicho empresas tienden a aumentar continuamente, es la famosa concentración de capital.
Uno de los elementos cruciales en la consolidación es la legislación reglamentaria del estado, concebida por sus partidarios como un mecanismo para limitar las posibles consecuencias dañinas de tal actividad productora. Lógicamente estos costes son más fáciles de soportar para aquellas grandes empresas por su fiabilidad que las pequeñas.
Otra actividad estatal es el reflotamiento, las consecuencias colaterales de una posible quiebra se hacen patentes tanto en la población (desempleo, falta de productos o servicios) como para el Estado (como comprador, y al mismo tiempo como aval del orden público y desde el punto de vista de su papel y su prestigio internacional). El resultado de la bancarrota es que el Estado acepta cubrir las pérdidas con el fin de mantener a la empresa en actividad, lo que llega a menudo con grandes unidades de producción o de bancos.
Para que un país pueda salvaguardar sus finanzas y garantizar a su población determinado nivel de vida se considera a menudo que las producciones nacionales guarden su parte del mercado mundial.
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