El feminismo y sus aportes vanguardistas para la economía de hoy

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Trabajo Final

Tendencias contemporáneas de la economía 2021- I.

RESEÑA

María Jesús Vara - Estudios sobre género y economía, Ediciones AKAL, 2006;

Parte 1, capítulo 4, precarización de la existencia y huelga de cuidados.

EL FEMINISMO Y SUS APORTES VANGUARDISTAS PARA LA ECONOMÍA DE HOY

Gabriela Pinzon, Andres R. Flórez, Carolina Rubiano

30/05/2021

El texto de la autora nos muestra ciertos roles que desempeñan los diferentes agentes económicos y algunas brechas estructurales para la participación en contextos sociales, dados, específicamente por la condición de género. Introduce posiciones  históricas sobre condiciones de vida en décadas anteriores, en donde  acciones cotidianas de nuestro tiempo como la toma de decisiones o la oportunidad de ejercer ciertos derechos, no representaba una posibilidad para la mujer, generando así, precariedad y vacíos en los niveles más altos para todo aquello que se relacione con deseos personales.

Los roles que mencionamos anteriormente y cuya base está fundamentada en el texto para el protagonismo de la mujer, es para nosotros la oportunidad de reseñar el papel del movimiento feminista y su transformación en diferentes ámbitos sociales, en donde ella, se encontraba encasillada y sometida; se le quitaba valor a sus capacidades físicas e intelectuales para luego, dar paso a un mundo de oportunidades fuera del papel tradicional de esposa, madre y demás labores que representaban limitadas posibilidades de ejercer ingresos económicos, acceder al mundo laborar o ser incluida en participaciones ciudadanas, así su “moral” estuviese en entreeicho por la sociedad.

La escritora relata la lucha de la mujer por sobresalir y crear una independencia de género, en donde involucra oportunidades laborales remuneradas, seguridad y progreso, partiendo desde lo individual para luego incorporarse en las estructuras productivas del sistema, pudiendo así, tener inclusión en coyunturas económicas y sociales de renombre como lo podemos ver en la actualidad.

“«Entendemos el trabajo como la práctica de creación y recreación de la vida y de las relaciones humanas. En la experiencia de las mujeres, trabajo y vida son la misma cosa. El trabajo nos permite crear las condiciones adecuadas para que se desarrolle la vida humana partiendo de las condiciones del medio natural.» (Bosch et al., 2004: 9)”.Orozco, A. P. (2005).

Logramos ponernos de acuerdo con la autora al mencionar que existe una precarización de los derechos y deberes de la mujer y su rol en el concepto de domesticación del trabajo, ya que, de allí parte un camino simbólico y material en cuanto a la inseguridad en la disponibilidad y oportunidad de generar aportes económicos a la sociedad más que el cuidado propio y el de su hogar, cuya remuneración es basada en agradecimiento más no en un reconocimiento tangible o monetario para su propio desarrollo personal e individual.

        Entendemos que el poder de participación y acceso a los bienes y servicios permiten a la sociedad generar enriquecimiento o empobrecimiento de la misma; las capacidades de la mujer no pueden ni deben ser ajenas a dicha contribución, no obstante, si la mujer no mantiene las condiciones para producir por su propia cuenta y aportar económicamente al sistema, es porque dicho sistema la ha aislado de ejercer por voluntad propia y mérito la colaboración necesaria para que su condición como género femenino “atente contra la riqueza”.

“El mayor problema teórico para la economía feminista tiene que ver con el trabajo no remunerado. La teoría debe buscar cómo ubicar todo el proceso de reproducción social de la población, cuyas protagonistas son mujeres ``.(Delfino, G. M. C., & Ortiz, P. S. (2019).

        La intención de la autora en defensa de la mujer y su constante “sálvese quien pueda o salvémonos entre nosotras” nos parece acertada, ya que refleja una voz que, en conjunto, crea seguridad a todo el género femenino para salir de su anonimato y demostrar que no es culpa de ellas el que la riqueza y la economía se encuentren repartidas únicamente entre los que la producen.

“Parece claro que la presencia femenina en el mercado laboral está relacionada con sus cambiantes responsabilidades domésticas. Sin embargo, las desigualdades en el mercado no son sólo producto de una menor disponibilidad efectiva, sino también de un imaginario social que sigue conceptualizando a las mujeres como trabajadoras secundarias”. (Orozco, A. P. 2006)..

Dentro del concepto de la autora identificado como “la crisis de los cuidados” se plantean tres consideraciones importantes a ser expuestas como fundamentales a la hora de entender la disyuntiva en la que comúnmente se encuentran las mujeres, como sujetos pasivos dentro de una sociedad que por mas que intente promover conceptos como equidad e igualdad, cae en el mismo círculo vicioso de culpa y recriminación por el mal llamado sexo debil.

“Para ser más exactas, deberíamos hablar de ojeada a las secciones de soledad, porque las transformaciones en los trabajos de cuidados, se remunera o no,raramente adquieren el rango de problema económico y el derecho de ocupar las páginas naranjas del periódico ((Bosch et al., 2004: 9)”.Orozco, A. P. (2005).

Estas tres consideraciones abarcan diferentes puntos de vista o posibles razones por las cuales se acuñó la falta en el cuidado a la mujer. Desde una perspectiva social, cada uno de los niveles socioeconómicos expone una justificación a la carencia de la mujer en el cuidado de su hogar o hijos. Dentro del componente político, se observa la inclusión de elementos tales como ayudas del gobierno y generación de dependencia de la oferta y a demanda de seguros de dependencia, los cuales se comportan como un mercado que genera cerca de 350 mil empleos en España y que busca suplir las necesidades económicas de ciertos actores sociales que escudan la falta de cuidado a situaciones de índole monetario. La tercera y no menos importante, asociada a la inclusión laboral de mujeres más allá de las tendencias culturales donde la mujer debía permanecer en la casa mientras el hombre asume las responsabilidades de sostener su hogar dentro de una sociedad seudo-machista.

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