El hombre bicentenario ¿Qué nos hace humanos?

El hombre bicentenario

¿Qué nos hace humanos?

Tal vez la respuesta que cualquier persona arrojaría sin rechistar seria que el mundo de lo sensible, de las ideas, del criterio con el que se maneja nuestra existencia, del que seamos seres que aprenden constantemente, que evolucionan y crean. Eso nos hace humanos. Y tal vez así lo es; pero no podemos responder en primera instancia sin el miedo a equivocarnos por una respuesta precoz que se da. Entonces preguntamos nuevamente bajo el ejercicio del análisis ¿Qué nos hace humanos?

Gozar libertad (o derechos en general), tener ideas, la toma de decisiones, sufrir de sus emociones, practicar sus costumbres, aprender, la capacidad de ejercer una lengua con la cual nos comunicamos, etc. como algo básico de lo cual goza el ser humano y que lo presume como tal.

Es imposible no abarcar tres campos fundamentales para tratar de comprender la pregunta: la biología y la filosofía, y en su momento la combinación de estas dos: la bioética.

Desde el punto de vista biológico estamos constituidos de una forma perfecta con un cuerpo mecánico con el cual podemos desarrollar tareas y que es diferente al de los demás seres, con cualidades superiores a este. Somo animales consientes. Y por otro lado, la discusión eterna del punto filosófico de la pregunta es que el ser humano es humano por el siempre hecho de ser una entidad emocional y racional que actúa, no solo por instinto natural, si no por él.

Si se separan estas dos cuestiones y las transportamos a la idea central del cuento, podemos encontrar la problemática del personaje principal, en donde él es único en su clase, no solo es un robot que actúa mecánicamente conforme a las leyes que ya están predeterminadas en él, si no que tiene un criterio propio, que es un ser racional que siente y piensa y que se desenvuelve en el entorno que le rodea; sin embargo desde el punto de vista estricto que nos lleva la biología, él no es humano.

En este punto es donde juega su papel la bioética, y por ende nos hace hacer más preguntas, o bien cuestiones lógicas (que en lo personal me confunde más). Andrew es una máquina que tras un proceso quirúrgico humaniza su cuerpo, que piensa y que tiene sus propias ideas y emociones, ¿Esto lo hace un humano o lo deja como una maquina? O desde otro punto de vista que nos ofrece el libro, si una persona cambia varias partes del cuerpo con prótesis ¿Esto le quita la humanidad y lo convertiría automáticamente en maquina?

Respecto a lo anterior, no pude dejar de pensar en la barca de Teseo respecto al cuento, la cual es una paradoja que plantea la cuestión de si bien, un objeto que ha cambiado todos sus componentes sigue siendo el mismo que al principio o es uno totalmente distinto al original.

Por ende, si bien el objeto puro de las ideas y emociones ya estaba implantado en Andrew y siguió siendo el “mismo” después de haberse desprendido

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