El machismo en México como fenómeno Sociocultural

El machismo en México como fenómeno Sociocultural

¿El machismo es sólo cosa de hombres?

En el presente ensayo antropológico abordaremos por medio de herramientas teóricas y conceptuales de la antropología cognitiva, así como la influencia del andamiaje social,  y como nos ha llevado a una internalización a través de estereotipos de roles en la sociedad principalmente donde el impetú al desarrollo del hombre es superior al énfasis que se da para el desarrollo de la mujer, y como el contexto, la cultura y la sociedad repercute y determina nuestro comportamiento, patrones y herencia cultural.

Comencemos por definir lo que es el machismo, aunque no está muy claro cuál es el origen del término nos referimos al diccionario de Victoria Sau, donde ella plantea al machismo como “Un conjunto de leyes, actitudes o rasgos sobreculturales del hombre cuya finalidad implícita o explícita ha sido y es mantener y perpetuar la sumisión de la mujer respecto al hombre”; Por otro lado Samuel Ramos  en El perfil del hombre y la cultura en México publicado en 1934 es el primer autor en usar la expresión macho dentro de un trabajo académico. Macho se asocia con un ser "violento, grosero, irritable, peligroso, impulsivo, fanfarrón, superficial, desconfiado, inestable y falso"

¿Y cómo y cuándo surge el machismo?, para esto nos referimos al articulo de Zeyda Rodriguez en donde nos dice que los machos no surgen de la noche a la mañana sino que son producto de un tránsito al interior de las mentalidades, que va depositando de un estereotipo a otro, cualidades, habilidades, defectos, valores, a lo largo de los años.

El nacionalismo que emergió con la revolución llevó hasta el otro extremo el significado del macho. José Vasconcelos en su libro La raza cósmica, elevó hasta el cielo a los mestizos, en su obra se proclama su superioridad racial. Los machos se convirtieron entonces en los responsables del cambio gracias a su valentía y por ellos, héroes patriotas, el porvenir de México es luminoso. A esta cualidad se suma otra más, la de la virilidad. México entonces es una nación de hombres valientes, rudos, broncos, en suma: machos.

Por ende las características del macho son: heterosexualidad, valentía y valiente. La masculinidad estereotipada se caracteriza por la autoafirmación,  la fuerza física, el gusto por los deportes y la nula expresión de sentimientos de vulnerabilidad, lo que los ha llevado a autocensurarse para no llorar ni mostrar tristeza en público y muchas veces ni siquiera cuando están solos porque sencillamente son incapaces de hacerlo; porque así fueron (y siguen siendo) criados por padres que les llamaban maricones por llorar; la expresión del enojo llevado a veces hasta la violencia es la emoción más frecuente y evidente.

El mundo de los hombres es un mundo muy agresivo, en el que la autoafirmación del carácter sigue reforzando las conductas violentas. Este tipo de modelos culturales compartidos son internalizados y cumplen la función de motivar y llevan a una representación colectiva de valores compartidos.

A este fenómeno social se podría decir que se ha internacionalizado ya que es derivado de un proceso de cognición y aprendizaje porque es accesibles a los sentidos. A los hombres los obligan a ser “muy hombres”, como si con nacer hombre no fuera suficiente; pues no, estamos en una sociedad donde para ser hombre tienes que tener más, poder, hace, y por supuesto; no importa la edad que tenga el hombre; sexualizamos al hombre desde que es niño para “garantizar” su heterosexualidad. El ser hombre es tener que mostrarse fuerte, alfa, y entre más mujeres, más parejas sexuales, de mayor tamaño sean sus órganos reproductores más “hombre”, “hay que hacerse hombre”; todo lo anterior ha llevado a que el rol de la mujer de debilidad, dependencia y sumisión; así como dar, procrear, cuidar.

Culturalmente en la sociedad hemos crecido con hábitos diarios que incosnscientemente a las mujeres nos ha introyectado que la mujer es la que debe asumir responsabilidades del hogar ser mamá, ser la esposa obediente, brindar alimentos, cuidar a la familia, servir a los hombres del hogar; por el hecho de ser mujer sin importar cultura y clase social, estas actitudes van disminuyendo con base a que mejora la educación.

Actualmente la lucha de la mujer día a día sigue para destacar, para ganar, para obtener una equidad de oportunidades y responsabilidades que tienen los hombres en la actualidad. Sin embargo seguimos perpetuándolo en nuestro cotidianidad con actitudes consideradas incluso normales en ciertos casos, que pasan inadvertidas, tanto a las mujeres que las sufren como los varones que las ponen en práctica sin percibirlas.

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