El papel del sector empresarial colombiano en un contexto postconflicto

El papel del sector empresarial colombiano en un contexto  postconflicto

En Colombia los diálogos entre el Gobierno Nacional con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), han hecho que la agenda de la paz esté a la orden del día y a su vez el debate sobre la relación entre el trabajo de las empresas y el papel que asumirían en el postconflicto como  fuente de construcción de paz cada vez toma más tinte de primacía. Lo cual incita a hacer de este momento una verdadera oportunidad para reconocer que una paz sostenible demanda apuestas creativas y ambiciosas para todos los sectores. ¿Qué aporte positivo puede tener el sector empresarial durante el posconflicto? Primeramente, fortalecer las acciones que se ejecutan hasta el momento, y analizar modelos de otros países que ya han tenido experiencias asertivas en procesos similares como Suiza, para así confrontar nuevos semblantes de acción.

Con respecto a lo anterior Kurt Kunz, embajador de suiza en Colombia manifestó que “experiencias de construcción de paz en contextos similares al colombiano pueden ser inspiradoras para profundizar la reflexión sobre el papel de las empresas en Colombia.”. (Dinero, 2016, pág. 1)

En efecto, cabe resaltar que el sector empresarial ha centrado muchos de sus esfuerzos en apoyar iniciativas que van dirigidas a esa población que de una u otra forma se ha visto vulnerada como consecuencia del conflicto. No obstante las empresas no deben olvidar que para que sea un esfuerzo completo deben   añadir en su gestión, todo aquello que tenga que ver con los Derechos Humanos, porque con ello cimentarían cualquier iniciativa sobre unas columnas propicias para consolidar todo proceso que conlleve a la paz, de esta manera, apoyar directamente el posconflicto.

Por consiguiente el próximo paso que deben dar conjuntamente el Gobierno con el sector empresarial sería el de definir una vía en común, alimentado por diferentes rutas, que no deben ser muchas pero que garanticen una planeación optima de cada una de las actividades que conduzcan a ella y que a su vez ayuden a que la opinión internacional vea con  mayor grado de confianza a Colombia, como lo afirmo la Directora Ejecutiva de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), María Victoria Llorente, quien manifestó textualmente  que: “A nivel internacional hay más optimismo en el proceso de inclusión que en el propio país, aclarando que este debe ser aspecto a reflexionar”. (Dinero, 2016, pág. 2),

No obstante,  La definición de una vía en común es transcendental para el Gobierno Nacional y el sector empresarial, pero no lo es todo. Hay que tener en cuenta también,  la manera como la empresa asumirá  la paz en el día a día y la forma en como visualizara su capacidad de transformar realidades marcadas por el conflicto armado e involucrarlas en iniciativas de reconciliación. Porque para nadie es un secreto que aunque  Colombia sea un país sin memoria hubo hechos contundentes que marcaron a la sociedad colombiana en los últimos 20 años por parte de la FARC y que para el pueblo serán difíciles de perdonar.

En este sentido, cobran validez frases como  que “no hay camino para la paz, la paz es el camino” (Gandhi),  para que las empresas recurran a deberes éticos y morales y busquen a través del contacto con sus comunidades cercanas a sus centro de operaciones,  mejorar las condiciones sociales y económicas de los mismos y así empiecen a generar condiciones propicias para la paz en Colombia.

Más aún, toda vez que se firme el acuerdo de finalización del conflicto entre el Gobierno Colombiano con las FARC,  los empresarios puedan ver oportunidades donde todos  ven amenazas, es decir  se empiecen a buscar mecanismo para llegar a las zonas que urgentemente reclaman acciones orientadas hacia la paz.

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