El patrimonio de ayer nos define hoy
Enviado por Valentina León • 7 de Noviembre de 2019 • Trabajo • 2.575 Palabras (11 Páginas) • 105 Visitas
El patrimonio de ayer nos define hoy
Por Valentina León
Para comenzar, en el presente ensayo, se busca poner a prueba la hipótesis acerca de lo relevante que fue para la época la creación del Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile (que será nombrado como MEMCH a partir de ahora) y cómo este sigue impactando y teniendo un rol relevante en nuestra sociedad hoy en día. Junto con esta idea, otro punto que será discutido en el ensayo, es sobre el aporte que tuvo Laura Rodig en todo este tema.
Sin duda alguna, las distintas formas de patrimonio que tenemos a nuestra disposición actualmente nos ayudan a representar todo lo que somos como sociedad, y a su vez a construir la identidad nacional del chileno[1]. Es por esto por lo que el tema que será abordado tiene estrecha relación con lo que aprendemos dentro del curso de Historia de Chile, sobre todo lo visto las primeras clases del año, pues invita a poner a prueba la mismísima definición de lo que entendemos por patrimonio, patrimonio cultural, material, inmaterial, entre las muchas otras definiciones de conceptos relacionados. Poder ver cómo continúan aportándonos conocimientos y aprendizajes cosas como periódicos, imágenes o exposiciones de hace varios años atrás.
Por otro lado, creo que es un tema muy importante de cuestionar teniendo en cuenta que el movimiento feminista día tras día está tomando más protagonismo, y analizando los aportes del MEMCH podríamos comprender cómo comenzó todo.
Para desarrollar el ensayo sobre este tema, serán analizados distintos boletines del periódico chileno “La Mujer Nueva”, un boletín del MEMCH, para poder ver cómo los temas abordados en ese entonces, alrededor de los años 1935, siguen o no siendo relevantes para nuestra sociedad actual y de qué forma aportaron a nuestra identidad en ese entonces. También serán revisados los distintos aportes hechos por Laura Rodig en esta materia.
¿Qué es el MEMCH?
Creo que una de las cosas más importantes antes de comenzar, es comprender qué es y qué hacía, o qué buscaba, específicamente el Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile.
Esta organización fue fundada el 15 de mayo de 1935 en Santiago, y “agrupaba en su seno a mujeres de todas las tendencias ideológicas y de todos los credos religiosos con la sola condición de estar dispuestas a luchar por la liberación social, económica y jurídica de la mujer”. Sus grandes inspiraciones eran cinco: La protección de la madre y defensa de la niñez; el mejoramiento del estándar de vida de la mujer que trabaja; la capacidad política y civil plena de la mujer; la elevación cultural de la mujer y educación del niño; y, por último, la defensa del régimen democrático y de la paz. [2]
El MEMCH perseguía una lucha por la igualdad jurídica y política y por el acceso paritario al mercado laboral entre los hombres y las mujeres, siendo uno de los más importantes exponentes en el tema. Es así como este movimiento dio inicio a una etapa fundamental para la historia social y política de las mujeres, con una fuerte influencia en lo que corresponde al feminismo.
Junto con lo anterior, lideraron la historia de las organizaciones feministas de la primera mitad del siglo XX, hasta lo que fue la mismísima obtención del derecho a voto femenino.
Dentro de este movimiento, se encontraba Laura Rodig, pintora, escultora, ilustradora y educadora chilena. Fue una de las primeras artistas chilenas en impulsar el arte social, además de ser una destacada activista política, que formaba parte del Partido Comunista y fue una de las líderes del MEMCH. [3] Asimismo, fue colaboradora de “La Mujer Nueva”, que ya fue mencionado era uno de los boletines del movimiento, donde fueron difundidas y discutidas las demandas sociales de la población femenina.[4]
Ahora, para lograr comprobar la hipótesis principal planteada en un comienzo, será analizada una fuente primaria, que corresponde a uno de los boletines del periódico Mujer Nueva. Este data del 8 de noviembre de 1935 y fue rescatado de la colección digital de la Biblioteca Nacional.
Mediante el análisis que será explicado a continuación, podemos darnos cuenta de que muchas veces creemos que los problemas a los que nos vemos enfrentados hoy en día como sociedad son cosas nuevas, que han surgido por los avances tecnológicos, el cambio de mentalidad en los jóvenes, o por un espíritu más revolucionario que tienen las personas en comparación a antiguamente. Sin embargo, gracias a este boletín, podemos ver que los problemas de hoy, en el ámbito feminista, son muy parecidos a los problemas que tenía la sociedad chilena antes.
En primer lugar, la idea central de la fuente que se está analizando es hablar acerca de la necesidad existente en aquella época sobre controlar los nacimientos, específicamente hablando del tema del aborto en las mujeres obreras.
Es muy relevante entender que el contexto en el que vivían las mujeres obreras y de clase media en esa fecha no era muy positivo. Tras la crisis de 1930 el costo de la vida de los trabajadores y de las familias con menos recursos se elevó, donde la pobreza urbana no solo era un problema económico, sino que atacaba también a la maternidad obrera y, en consecuencia, también a las mujeres que estaban dentro del mercado laboral. Y desde este punto es que el MEMCH buscaba ampliar los derechos civiles y políticos y enmarcar las demandas sociales femeninas. No olvidemos que en Chile recién en 1949 se aprobó el voto femenino para las elecciones presidenciales y parlamentarias, lo que denota cómo debe haber sido la condición general de las mujeres en nuestro país. Muy por debajo de los hombres.
Es por esto por lo que el artículo cuando habla de la necesidad de legalizar el aborto en Chile, lo hace hablando por las mujeres obreras y de clase media. Señala que: “Para la madre obrera es solo una pesadilla (la maternidad). Su pecho seco es incapaz de proporcionar el alimento suficiente (al hijo)”. Contrastando esta situación con la de la mujer adinerada que es totalmente contraria, donde la maternidad si trae alegrías.
En segundo lugar, la misma forma en la que se habla en el boletín, utilizando un lenguaje potente, que probablemente buscaba generar una revolución en el lector, para sentirse aliado a aquella demanda social no es menor. Tal como queda demostrado cuando señala que: “La sociedad no le puede imponer a la mujer el tributo de los hijos si no le proporciona los medios de alimentarlos. La mujer está condenada a la miseria”, palabras que no dejan indiferente a nadie.
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