El patrón 15-16
Enviado por Héctor Espino Alvarado • 28 de Diciembre de 2016 • Ensayo • 1.619 Palabras (7 Páginas) • 250 Visitas
El Patrón
XV.- Padre, la bendición
Mientras Escobar surcaba en helicóptero los cielos de Envigado, este releía por última vez su proclama, el 19 de junio de 1991, en un momento que el juzgaba de especial importancia para la historia de Colombia. Además de expresar sus deseos de paz para Colombia, insinuaba por vez primera que nada tenía que ver con el crimen del doctor Galán. Rafael García Herreros escuchaba satisfecho. Aún recordaba su encuentro hacía apenas un mes, en el que vió la voluntad y buena disposición de Escobar.
La reunión se había producido el 8 de mayo de 1991, en una casa campestre en una loma, cerca de Sabaneta, en Antioquía, a dos horas de Medellín. Escobar aseguró que estaba dispuesto a entregarse a la justicia de Colombia, pero cumpliendo una serie de medidas especiales que garantizasen su seguridad. Además, solicitaba al gobierno que su lugar de reclusión fuese un centro de rehabilitación para drogadictos reacondicionado como prisión. Este centro debía estar situado a las afueras de Envigado. No pensaba entrar en la misma prisión que los Ochoa, donde peligraba su seguridad.
Pablo se quejaba de las falsas acusaciones que se cernían sobre él. Lo acusaban de todos los crímenes de Colombia, lo cual era falso. Se sometía a la justicia para contribuir a la paz en Colombia y para evitar las persecuciones a los miembros de su familia. Además, negó que tuviese relación con el reciente asesinato de Enrique Low Murtra, ministro de Justicia, el pasado 30 de abril. Él había sido responsable de las órdenes de captura con fines de extradición contra los Ochoa Vásquez, Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar. Tras su estancia como embajador en Suiza, regresó con el cambio de gobierno, pero sin protección, fue fácilmente asesinado.
Tras la reunión, el sacerdote mandó una carta al director de El Tiempo, dejando sus buenas impresiones acerca del encuentro y los objetivos de Escobar.
Dicha reunión había sido promovida por Alberto Villamizar, esposo de Maruja Pachón, congresista liberal que había trabajado con Luis Carlos Galán e impulsor de estatutos antinarcos en el congreso. Tras la muerte de Diana Turbay y Marina Montoya, consiguió mandar un mensaje al capo a través de Jorge Luis en la cárcel, y más que solicitar la liberación de su esposa, expresó su deseo de colaborar para lograr la paz. Ante esto, Pablo dijo que el problema eran los atropellos contra su gente y los crímenes cometidos por la policía. De este modo, Villamizar arregló todo para encontrar un intermediario entre ambas partes, y el elegido fue el padre García Herreros. Así, comenzó una comunicación por correspondencia entre el Sacerdote y Escobar. A partir de ahí se forjó la reunión, y ya el 20 de mayo, fueron liberados Maruja Pachón y Francisco Santos.
La entrega de los Ochoa había tenido también un gran peso sobre El Patrón, en especial la de Jorge Luis, que animaba a Escobar a su entrega, pues ahora él estaba a salvo, veía a su familia, y había regularizado su situación. Escobar reiteraba que necesitaba garantías de que el cuerpo de élite no lo fuese a matar. Las condiciones de Garivia eran buenas: una condena de 30 años, reducida a unos 6. Incluso parecía que existía una cierta aceptación a regañadientes por parte de EEUU, pero ciertos sectores veían un oscuro proceso alrededor de la entrega. El Espectador, el 30 de Mayo aseguraba que Escobar había preparado su entrega poniendo condiciones al gobierno como el exilio del general Maza Márquez a un cargo diplomático, y que rodasen las cabezas de los generales Miguel Antonio Gómez Padilla y Octavio Vargas Silva, director e inspector general de la Policía. Además, pedía que se le desvinculase de los principales procesos de narcoterrorismo y que no se interviniesen sus dineros producidos en este ámbito, por no hablar de las peticiones para su prisión: defensas antiaéreas, radares, paredes blindadas…
Escobar escribió una carta pública negando todo esto. La negociación tan sólo refería respecto a la situación de la prisión, en Envigado, donde había comenzado sus andanzas políticas y donde ejercía un dominio bastante importante, aún desde la distancia. El lugar elegido fue la finca La Catedral, que figuraba a nombre de Antonio Bustamante, presunto testaferro de El Patrón. Con el acuerdo entre el ministerio y el municipio, se consiguió poner más condiciones, como que el acceso de la policía y el ejército estaría restringido para sólo en caso de motín. Sólo el comité especial podría definir el acceso de prisioneros a la cárcel. Y los alrededores, los arreglos, reparaciones y acondicionamiento corrían a cargo del municipio de Envigado. De esta forma, Escobar logró prácticamente el total control de la prisión, convirtiéndola en un lugar muy similar a cualquiera de sus escondrijos de los últimos tiempos, tan solo que este estaría dentro del marco de la legalidad.
Tras un comunicado del sacerdote, en el que se refería a Escobar como pecador, y el intento de romper el acuerdo de este, tuvo que enmendarse achacándolo a un error, que por poco tiró por tierra la entrega de El Patrón.
Así, el 19 de junio de 1991, se recogió a Escobar en su finca, acompañado por Otoniel González, Otto, y Carlos Gallego, El Mugre, y se les encaminó en helicóptero a la prisión.
XV.- Padre, la bendición
Los siguientes 13 meses que Escobar pasaría en la prisión, ahora conocida como La Catedral, serían entre las más extensas comodidades y ejerciendo un dominio absoluto sobre el complejo.
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