El trabajo infantil, un problema de nunca acabar

EL TRABAJO INFANTIL, UNA PROBLEMÁTICA DE NUNCA ACABAR

En lo que se refiere al trabajo infantil, este es ilegal porque atenta a los derechos humanos de todos los niños, sin excepción. A lo largo de los años, estudios han comprobado que esto entorpece el desarrollo de los infantes y potencialmente les produce daños físicos y psicológicos para toda la vida. Pero hay que tener en cuenta que toda acción produce una reacción, y el producto de ello se da por la pobreza que han padecido los hogares por generaciones, dejando a muchos niños fuera de un sistema de educación que brinde garantías que ayude a mitigar la escasez. Es por esto que el gobierno nacional debe diseñar estrategias que brinden empleo de calidad a los padres, para que puedan hacerse cargo de sus hijos y estos puedan acceder al sistema de educación.

Para empezar, una de las mayores amenazas para que un niño quede fuera del sistema educación, ha sido sin lugar a dudas la escasez que sufren miles de hogares, lo que conlleva a que muchos niños se involucren en la búsqueda del dinero que les falta a sus padres para el diario, dejándoles en sus hombros el peso que conlleva la responsabilidad en un hogar. Por otra parte, desde muy temprana edad los padres ponen a trabajar a sus hijos por la necesidad que se crea ante la falta de oportunidades, que con el trasegar de los años cada vez se hacen mas escazas. No obstante, esto ha hecho que una cifra alta de padres que envían sus hijos al mundo a trabajar, tenga el derecho absoluto de quedarse con las ganancias producidas de sus seres queridos, sin derecho de que puedan disponer de algo. Guzmán (2017) indica que los “Niños trabajan para aportar al hogar y sin salario” (Párr. 1)

Por otro lado, los niños no solamente trabajan porque su familia sea pobre, sino también por factores culturales. La concepción que subyace en el fondo parece ser la de que todos los miembros de la familia son proveedores económicos de ella, y mediante el ejercicio de esta responsabilidad se forma a los niños de hoy para que sean los adultos competentes del mañana. En todos los hogares se han encontrado formas de producción en las que la familia actúa como bloque, dándose por sobreentendida la colaboración activa de los niños. Los padres justifican la vinculación de sus hijos al trabajo aduciendo que en él adquieren valores como la responsabilidad, la autonomía y la tenacidad para sobrellevar las dificultades o para soportar sacrificios. Además, se interpreta al trabajo como una protección contra los vicios y el ocio que conduce a la delincuencia. Acevedo, Quejada & Yánez (2011) afirman que “el trabajo infantil puede constituir un componente importante en la crianza de los niños, ya que motiva la construcción de valores que les serán de gran utilidad en la adultez para su desenvolvimiento laboral, entre ellos, la responsabilidad, la autonomía y la perseverancia” (Pág. 119).

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