“En la Sangre” de Eugenio Cambaceres

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“En la Sangre” de Eugenio Cambaceres

Luego de obtener su independencia de España a principios del siglo XIX, Argentina adoptó una política de inmigración abierta y alentó a los inmigrantes a adoptar al país como propio; durante un breve periodo a finales de la década de 1880, por ejemplo, el gobierno subsidió pasajes en barco para los inmigrantes, y se estima que entre 1870 y 1930 el país recibió más de siete millones de inmigrantes, principalmente de España e Italia. Por esta razón surgen “los conventillos” lugares precarios donde los inmigrantes vivían y la oligarquía terrateniente de la época se enriquecía. Esta inmigración era explotada y contratada por sueldos miserables, la mayoría no sabía el idioma y por supuesto no tenía acceso a la universidad, a la que solo podían acceder los hijos de las clases pudientes de la época. Cambaceres trata el tema de los inmigrantes de acuerdo al canon de la observación y experimentación de la vida del protagonista y su familia en una lucha permanente por sobrevivir e incorporarse como extranjeros en la sociedad porteña.

La inmigración y su descendencia

El autor refleja en su novela  la  mirada de los hombres ilustrados de la generación del 80 y focaliza la figura del inmigrante y su descendencia desde una posición cientificista del naturalismo, aludiendo a la herencia de la sangre y al determinismo racial. También podemos observar la ambición con la que el personaje de Genaro Piazza comienza a desenvolverse a medida que el relato avanza, vale todo, no importa nada, con tal de pertenecer a dicha clase.

 Genaro Piazza, personaje principal, es el hijo de un inmigrante napolitano, hombre pobre que lucha  por sobrevivir. Genaro nace con el estigma de un padre extranjero y una madre tísica. La muerte del padre y el alejamiento de la madre abre la ambición materialista del protagonista que anhela salir del conventillo, pero tiene el obstáculo “en la sangre”, lo que le confiere un rasgo de inferioridad, resignación y fatalismo por el origen.

Clase dominante

Por sobre todas las cosas, Genaro quiere poder disfrutar el modo de vida al que puede acceder la clase dominante y Máxima será el medio para acceder en forma inescrupulosa a este nivel social. El narrador plantea el marco temático ‘el inmigrante’ (hijo de) en base a diversos tópicos que dan cuenta del sentimiento de

xenofobia que tienen los hombres ilustrados de la época sobre la baja calidad de la inmigración europea que corrompe los valores de la sociedad argentina: condición, resignación/rebeldía, fatalismo e invasión.

  Condición

 “Arrojado a tierra desde la cubierta del vapor sin otro capital que su codicia y sus dos brazos, y ahorrando así sobre el techo, el vestido, el alimento, viviendo apenas para no morirse de hambre, como esos perros sin dueño que merodean de puerta en puerta en las basuras de las casas, llegó el tachero a redondear una corta cantidad” (p.13).La cita refleja la condición de inmigrante, que viene escapando y se encuentra con una situación de exclusión y marginalidad. Esta es la condición que lo hace sentir que su descendencia lo condena.

  Resignación/Rebeldía

 “La negra perspectiva del porvenir que se forjaba, la idea de que no llegaría jamás a cambiar su situación, de que sería eterna su vergüenza, la humillación que día a día le hacían sufrir sus condiscípulos, de que siempre, a todas partes llevaría, como una nota de infamia, estampado en la frente el sello de su origen, llenaban su alma de despecho, su corazón de amargura ¿Pero qué, no era hombre él, debía por ventura resignarse así, cobardemente, conformarse con su suerte, sin luchar, sin sublevarse, doblar el cuello, dejar que se saliesen los otros con la suya, que lo siguiesen afrentando, mirándolo desde arriba, habituados a manosearlo, a no ver sino a un pobre diablo, a un infeliz en él, al hijo del gringo tachero?” (pp.36-37). Aquí una vez más, podemos percibir como esta condición en su sangre, lo marca y le determina su destino al cual el desea quebrantar.

  Fatalismo

 “¿Por qué el desdén al nombre de su padre recaía sobre él, por qué había sido arrojado al mundo marcado de antemano por el dedo de la fatalidad, condenado a ser menos que los demás, nacido de un ente despreciable, de un napolitano degradado y ruin?” (p.35).  A través de estos cuestionamientos el autor nos interpela mediante su pensamiento y una vez más nos demuestra la condición a la que Genaro fatalmente estaba condenado

 Invasión

 “Cien mil inmigrantes desembarcaban por año, el país se iba a las nubes, marchaba viento en popa...” (p. 131). La inocencia o culpabilidad del hijo del inmigrante aflora en esta novela conjuntamente con la posición naturalista que adopta Cambaceres: no redime ni ennoblece la figura del inmigrante, sino que lo condena

porque es una amenaza para la sociedad porteña. El dinero es un factor determinante. La posibilidad de ascenso social que tenían los inmigrantes radicaba en la prosperidad económica y en la capacidad intelectual. De acuerdo con esto, Genaro adopta un modo de vida centrado en los principios materialistas que aparecen en el relato. El origen y desarrollo de este tema se da por medio de la secuencia de proposiciones referidas a las tres desapariciones (padre, madre, suegro) y de acuerdo al principio naturalista ‘lucha por la sobrevivencia’. Así es como con la muerte del padre emerge la unidad narrativa del testamento y la sucesión de la herencia como factor que desprende los deseos del protagonista. Posteriormente el narrador nos expresará, a través que va avanzando el relato, en el capítulo XVII  el viaje de su madre a Italia, que "habilitado de edad y en posesión de un poder amplio de la madre, quedándose solo Genaro, viéndose independiente a los veinte años, dueño absoluto de sus actos, desligado, se decía, de todo vínculo en la tierra, libre, en fin, exclamaba, de realizar a su antojo el programa de vida que se había trazado” (pp. 65-66). En estos momentos la dedicación a la actividad económica empieza a tomar prestigio en la sociedad porteña. En consecuencia, Genaro pretende acceder al dinero y llevar una vida de lujo y ostentación, más aún, si había quedado con amplias facultades para administrar los bienes de su padre. Sin embargo, “algo había influido así mismo, no dejaba íntimamente de comprenderlo, su manera de ser, su natural, su propia índole; se conocía él, tenía ese mérito siquiera, le costaba deshacerse del dinero, era mezquino y ruin en el fondo, avaro como el padre.” (p. 74).

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