En la actualidad la mayoría de nosotros hemos escuchado a nuestros padres y abuelos mencionar que en su época las cosas eran mejores y que duraban mucho más.

En la actualidad la mayoría de nosotros hemos escuchado a nuestros padres y abuelos mencionar que en su época  las cosas eran mejores  y que duraban mucho más. No es una coincidencia que con el paso del tiempo las cosas que adquirimos tengan fecha de caducidad de menor tiempo, a este síntoma se le llama la obsolescencia programada que más allá de ser una propuesta de consumo es un peligro a nuestro bolsillo y al futuro sustentable de nuestro planeta.

En 1932 Bernard London intentó obligar a la sociedad por ley a que todos los productos tuviesen vida útil planificada  (Galilea, 2015) casi 90 años de éste acontecimiento en el cual  hemos sido educados como sociedad a consumir y desechar.

Tal fue el caso de los focos, en ese mismo año un cartel secreto  llamado Phoebus, creado para el control de la producción de bombillas por los principales fabricantes en el mundo. Esto traería como resultado un control sobre el consumidor y la compra frecuente de los focos. La consecuencia de este cartel fue obligar por norma a todos los fabricantes de bombillas a limitar la vida útil a mil horas en donde previamente duraban más de  dos mil quinientas horas. La obsolescencia programada pudo haber salido debido a una estrategia económica para enfrentar la crisis pero es necesario cambiar el paradigma.

Países como La Republica de Ghana por mencionar alguno, está siendo saturado en contaminantes por toneladas que desechan la mayoría de los países al  hacer consumo de equipos electrónicos.

Por otro lado, hoy en día los especialistas encargados de la publicidad y promoción enfrentan un reto aun mayor, la obsolescencia programada ha llevado a idear campañas para poder persuadir al consumidor a adquirir bienes nuevos prácticamente iguales a los modelos anteriores que compraron  por un precio mucho mayor. Esto pareciera un circulo vicioso y lo es, debido a las nuevas regulaciones ambientales en algunos países ciertas empresas han comenzado a sacar al mercado productos elaborados con material reciclable o no tan contaminante al medio ambiente. A pesar de éstas regulaciones y el reciclaje en piezas para la elaboración de productos, el consumismo y el porcentaje contaminante de residuos electrónicos obsoletos es exorbitante.

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