Enfermedades Tragicas
Enviado por jgortazar • 6 de Julio de 2014 • 2.340 Palabras (10 Páginas) • 226 Visitas
Introducción
EL TÉRMINO "revolución científica”, ha sido usado desde hace mucho tiempo pero no siempre con el mismo significado que hoy se le asigna de manera general. Este último se debe al impacto de tres libros famosos: Los orígenes de la ciencia moderna, de Herbert Butterfield, publicado por primera vez en 1949, La revolución científica, de A. Rupert Hall, de 1954, y La estructura de las revoluciones científicas, de Thomas S. Kuhn, de 1962. Los dos primeros se refieren a la revolución científica, mientras que Kuhn, considera varios o muchos episodios dentro de la ciencia misma.
La Revolución Científica es uno de los grandes acontecimientos que definen al mundo moderno. Comienza con la publicación de la obra de Copérnico y culmina con la obra de Newton, pasando por las aportaciones, entre otros, de Galileo y Kelper.
Con ella se quiebra la imagen del mundo antiguo y medieval: el espacio y el tiempo se ensanchan hasta el infinito.
Por Revolución Científica se denomina habitualmente el periodo comprendido entre 1500 y 1700 durante el cual se establecen los fundamentos conceptuales e institucionales de la ciencia moderna.
El elemento central de la Revolución Científica es el abandono de la visión cosmogónica en la que la tierra ocupaba el centro del universo (sistema geocéntrico de Ptolomeo) y de la física aristotélica, por una en la que los planetas se mueven entorno al sol (sistema heliocéntrico), una idea que fue introducida con detalle por Nicolás Copérnico.
Desarrollo
La revolución Científica representa un punto crucial en la moderna civilización occidental; con ella, Occidente echó por tierra visión medieval y ptolemaico-aristotélica del mundo y llegó a una nueva visión del universo: el Sol en el centro, los planetas como cuerpos materiales girando alrededor del astro en orbitas elípticas y un mundo infinito, más que finito.
Con los cambios en la visión del "cielo" vinieron los cambios en la visión de la Tierra". La obra de Bacon y Descartes dejó a los europeos con la separación de mente y materia y la creencia de que, valiéndose de la razón, podrían comprender y dominar el mundo de la naturaleza. El desarrollo de un método basado en la ciencia favoreció la obra de los científicos, al tiempo que la creación de edades y publicaciones especializadas difundía sus resultados.
Si bien las iglesias tradicionales se oponían de manera obstinada a las nuevas ideas y algunos intelectuales indicaban ciertos errores, nada pudo detener la sustitución de los modos tradicionales de pensar con nuevas formas de pensamiento que generaron un rompimiento más decisivo con el pasado que el representado por el colapso de la unidad cristiana con la Reforma.
La Revolución Científica obligó a los europeos a cambiar su visión de ellos mismos; al principio, algunos se consternaron e incluso se aterrorizaron por las implicaciones. Antiguamente, los humanos en la Tierra habían estado en el centro del universo, ahora el mundo era un minúsculo planeta que giraba alrededor de un Sol que, en sí mismo, no era sino una mancha en el infinito universo. La mayoría de la gente se mantuvo optimista a pesar del aparente golpe a la dignidad humana.
Después de todo, Newton no había demostrado que el universo era una enorme maquinaria controlada por leyes naturales. Newton había descubierto una de éstas: la Ley de la gravitación universal. No podrían descubrirse más leyes, no habría leyes naturales que explicaran cada aspecto del esfuerzo humano, que pudieran encontrarse por medio del nuevo método científico. Así, la Revolución Científica nos conduce lógicamente a la edad de la Ilustración del siglo XVIII.
Marco Histórico
La auténtica revolución del mundo moderno culminó en el siglo XVII y XVIII con una renovación completa del universo del conocimiento. Hasta el s. XVI, la ciencia había permanecido íntimamente ligada a la a la filosofía.
Las investigaciones que se habían hecho durante el Renacimiento sobre todo en el terreno de la medicina y en el de la astronomía, habían sido violentamente combatidas por la Iglesia, la obra de un Leonardo da Vinci, que intentaba reunir en un conjunto coherente todo el saber de su tiempo, quedó como una experiencia aislada; las escisiones religiosas del siglo XVI no favorecieron prácticamente en nada la expansión de la ciencia.
En los albores del siglo XVII empiezan a manifestarse los primeros signos del extraordinario florecimiento de investigaciones y descubrimientos que habrán de fundar la ciencia y la técnica de las que ha nacido el mundo contemporáneo. Este auge del conocimiento es el fruto del enorme trabajo que se lleva a cabo primero en Italia y luego en el resto de Europa, para trazar lo que podría llamarse el inventario cultural de la humanidad; la resurrección de las antigüedades griegas, latinas y hebreas, tarea emprendida por los humanistas, es la fuente del impulso intelectual de la era clásica que tendrán a su disposición los herederos de la historia mediterránea.
El gran movimiento intelectual que comienza hacia el año 1620 tiene por artífices a Galileo, Kepler, Descartes, Leibniz y Newton. Profesores de universidades, provocan conflictos teológicos, ya que la iglesia, que había condenado a Galileo, no integra el progreso científico en su visión del mundo. Discípula de Aristóteles, no puede aceptar un mundo en movimiento, regido por leyes matemáticas. Y, sin embargo, los sabios del siglo XVIII, con instrumentos de óptica y de cálculo perfeccionados, demuestran que es el sol el que está en el centro del universo y que la sangre no es un líquido estancado. Sin embargo, para la mayoría de los creyentes ponen la religión, en entredicho.
Antecedentes
La revolución científica fue construida sobre la base del aprendizaje de la Grecia clásica; la ciencia medieval, que había sido elaborada y desarrollada a partir de la ciencia de Roma/Bizancio; y la ciencia islámica medieval. La tradición aristotélica seguía siendo un importante contexto intelectual en el siglo XVII, aunque para esa época los filósofos naturales se habían alejado de gran parte de ella.
Las ideas científicas clave que se remontaban a la antigüedad clásica habían cambiado drásticamente en los últimos años, y en muchos casos habían sido desacreditadas. Las ideas que quedaron, y que serían transformadas fundamentalmente durante la revolución científica, incluían:
• La cosmología de Aristóteles que colocaba a la Tierra en el centro de un universo jerárquico y esférico. Las regiones terrestres y celestes se componían de diferentes elementos que tenían diferentes tipos de «movimiento natural».
• El modelo
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