Ensayo De Minamata

INTRODUCCIÓN

La enfermedad de Minamata

Las personas adultas expuestas a la intoxicación por metilmercurio desarrollaban, entre otras manifestaciones, visión borrosa, trastornos olfatorios y gustativos, marcha atáxica, parestesias en las manos, disartria y síntomas somato sensoriales y psiquiátricos. Los niños nacidos de madres expuestas presentaban una extensa espongiosis del córtex cerebral.

Los hijos de las mujeres intoxicadas en Minamata sufrían serios retrasos mentales y motores, con dificultades para la deglución, la masticación, el habla, la marcha y la coordinación de movimientos. Los casos más severos desembocaban en un mutismo acinético.

El metilmercurio era, por tanto, (y es) un potente neurotóxico para el cerebro humano, y sobre todo para el cerebro en desarrollo.

OBJETIVO

Exponer mi punto de vista del desastre ocurrido en la isla de minamata (Japón); sobre los desconcertantes síntomas que presentaron los habitantes de ese lugar en el año de 1956, después del envenenamiento con mercurio y la posterior muerte de los infectados junto con los problemas que vinieron para los niños que estaban en gestación.

LA ENFERMEDAD DE MINAMATA

Hace 50 años se produjo uno de los mayores desastres industriales, con cerca de 900 muertos y más de 2000 afectados. No es el mayor ya que este honor corresponder a otros como Bhopal y Chernóbil. Si hay algo que lo identifique y nos obligue a recordarlo es que no fue un accidente, sino un claro ejemplo de negligencia, con búsqueda del lucro económico y desprecio al medio ambiente.

En 1956, en la ciudad de Minamata (Japón), comenzaron a aparecer personas con extraños síntomas como falta de coordinación y sensibilidad en manos y piernas, perdidas de visión y audición e incluso muerte.

No fue sino hasta en 1959 que realizaron un estudio oficial del problema. Aun así, tardaron 12 años en determinar con exactitud las causas aunque desde el comienzo se sospechó de una empresa química cercana como responsable. Con los años, se descubrió que una factoría de la corporación Chisso había estado arrojando, de forma oculta, grandes cantidades de mercurio en las cercanías de las costas. Este mercurio había entrado en la cadena alimentaria, contaminando a los peces y otros animales que formaban parte de la alimentación de los habitantes de este lugar.

Los afectados no fueron indemnizados hasta 1996. Este accidente constituye uno de los llamados "cuatro grandes procesos" de la responsabilidad medioambiental en Japón. En el 2001 se diagnosticaron 2.955 casos de la enfermedad

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