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Ensayo Marcuse: Análisis De La Sociedad Industrial


Enviado por   •  26 de Junio de 2012  •  1.723 Palabras (7 Páginas)  •  1.789 Visitas

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En el presente ensayo abordaremos la obra '' El hombre unidimensional'' de Herbert Marcuse,

especificando finalmente a través del análisis funcional propuesto por Talcott Parsons, cómo se

refleja la represión y sublimación del individuo por parte de la sociedad contemporánea.

El contenido del ensayo ''El hombre unidimensional'', escrito por Herbert Marcuse (1898 - 1979) ,

trata sobre la ideología predominante en la sociedad industrial avanzada. Este autor, de procedencia

alemana, fundamenta su análisis en elementos de influencia marxista y freudiana. Asimismo su

trabajo tiene los cimientos en la Teoría Crítica, obra de su propia autoría, con un claro carácter

emancipatorio y de un gran compromiso social, en el marco de las sociedades modernas.

''El hombre unidimensional'' plantea una crítica a la sociedad contemporánea, basándose

principalmente en la pérdida de autonomía del individuo y el dominio de la tecnología, que actúa

como un eficiente mecanismo para mantener la sociedad bajo control. Este orden tecnológico

predomina, no sólo en el ámbito económico, sino que también en el ámbito político e intelectual. El

hombre acepta el orden establecido, basado en la engañosa promesa de conseguir la satisfacción

completa de sus necesidades, sin embargo, no advierte que éstas son impuestas por la sociedad. Este

orden utiliza la técnica como instrumento de mecanización y represión del humano, para que este se

encuentre esclavizado a la sociedad de consumo, Marcuse propone a la Razón como herramienta

emancipadora para vencer el falso anhelo construido por una serie de necesidades no necesarias que

lo esclavizan dentro de la sociedad.

La sociedad industrial avanzada presenta numerosos rasgos distintivos, según Marcuse.

Características que prevalecen en la actualidad y que han profundizado sus efectos esclavizadores.

Trabajamos jornadas extenuantes a cambio de tener ese estado de bienestar en el que, influenciados

tremendamente por la publicidad y los medios de comunicación de masas, permanecemos obligados a

tener un cierto nivel de vida, con comodidades y requerimientos que claramente no necesitamos. El

mundo se mueve a pasos agigantados hacia el predominio definitivo de la satisfacción de necesidades

falsas. Marcuse describe que la sociedad industrial está marcada por la ausencia de libertad del

individuo, que queda reflejada en su creciente pérdida de autonomía en la toma de decisiones. Otra

importante característica radica en que además, este modelo de sociedad posee un claro carácter

totalitario, al respecto el autor señala: '' no es sólo totalitaria una coordinación política terrorista de la

sociedad, sino también una coordinación técnico- económica no-terrorista que opera a través de la

manipulación de las necesidades por intereses creados, impidiendo por lo tanto el surgimiento de una

oposición efectiva contra el todo'' (Marcuse, 1964)1. No tenemos libertad económica, ya que estamos

sujetos a los marcados intereses del grupo hegemónico. La libertad intelectual se ve coartada por los

medios de comunicación de masas y la industria del entretenimiento, y ciertamente carecemos de

libertad política, no participamos ni ejercemos ningún tipo de control efectivo, pues nuestros

representantes se alinean a los grupos de interés que controlan la economía y el poder.

Esta obra implanta el concepto del hombre unidimensional, esto se debe a que el humano de la

sociedad contemporánea vive bajo un sistema preestablecido, el que acepta inmediatamente, no

planteando ninguna oposición ni ideal de cambio. Vive en la dimensión circular de la necesidad y la

satisfacción permanente. En otras palabras, el individuo encuentra sus necesidades satisfechas y se

ve inmerso en un continuo desarrollo de las mismas. Respecto a las necesidades, Marcuse señala que

hay de dos tipos, las falsas y las verdaderas. En el complaciente estado de bienestar que cubre las

necesidades falsas, es decir, las que a causa de la ignorancia humana nos reprimen y son impuestas

por intereses particulares. Nos levantamos, trabajamos a lo largo de extenuantes horarios y somos

presos del consumismo innecesario. La sociedad pareciera presentar la ''satisfacción completa'' de las

necesidades de los individuos, por medio de la forma en que está organizada, privando de

pensamiento y autonomía a los individuos, sin embargo, sólo reproduce un aumento en la

sublimación de la sociedad industrial.

El rasgo distintivo se basa en que el aparato productivo de la sociedad impone el sistema social

como un todo, en donde una oposición por parte de los individuos, significaría un desestabilizamiento

del sistema, por lo mismo, nosotros como individuos esclavizados, estamos destinados a

permanecer en el sistema, de la forma más cómoda posible, para sacar la mayor cantidad de

beneficios. Estamos ante una unidimensionalidad al aceptar y seguir participando de este sistema

opresor, ante el cual, a diferencia de los clásicos, no oponemos resistencia.

Los mecanismos de control social funcionan en base a la promoción de este pensamiento

unidimensional. Así los políticos, la tecnología y el estratégico uso de la capacidad manipuladora de

los medios de comunicación, forman parte de los impulsores de nuestro quietismo acrítico, concepto

propuesto por Marcuse. Estos mecanismos limitan nuestro pensamiento, nos crean la necesidad de

producir para luego consumir exageradamente, lo que nos hace sumamente dependientes de esta

sociedad.

Lo anterior podemos graficarlo, a través del análisis de las cuatro funciones propuesto por T. Parsons.

Estas funciones deben ser satisfechas por cualquier sistema

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