Ensayo N°2: Los nuevos movimientos sociales y su lucha postmaterialista

Victoria Reyes Carvajal

Instituto de Ciencia Política/ Sociología política

Profesor Hugo Rojas

Ensayo N°2: Los nuevos movimientos sociales y su lucha postmaterialista

Las acciones colectivas en el mundo actual toman diversas formas de manifestación, una en específico son los movimientos sociales. Según Tilly, un movimiento social es una serie de interacciones entre los titulares nacionales del poder y personas que reclaman hablar en nombre de electores carentes de representación formal, esas personas hacen públicas demandas de cambio en la distribución o en el ejercicio del poder, y apoyando las demandas con manifestaciones públicas de apoyo (1984). El presente ensayo busca analizar y argumentar una postura crítica frente a las acciones y manifestaciones de los llamados nuevos movimientos sociales.

 El concepto de postmodernismo fue acuñado por Inglehart (1977) para referirse al grado en que una sociedad valora ciertos objetivos, tales como el desarrollo personal y la autoestima, sobre la seguridad material.

El desarrollo de la época moderna, visto desde cuatro aristas, que son:  el capitalismo, el industrialismo, control de la información y la supervisión social, y el poder militar como bien señala Giddens (1993) posiciona a la sociedad como un ente de contradicciones y avances a la que no se puede estar ajenos.

Según Inglehart, el cambio de los fines u objetivos de los movimientos sociales se basa principalmente en el cambio de pensamientos y valores que se definieron con el término de la Segunda Guerra Mundial (1991). Así, la sociedad ha supuesto una traslación del centro de atención hacia nuevos temas políticos y ha producido un considerable impulso de los nuevos movimientos sociales.

Es importante señalar que a partir de sus orígenes, la categoría “movimientos sociales” comienza a circular en ámbitos diversos, en parte arrastrando     algunas características de sus sentidos originarios,  pero     también desprendiéndose imperceptiblemente de la lógica que los articulaba en sus  versiones  iniciales  (Viguera, 2009).

Se ha dejado atrás la lucha materialista que caracterizó a los movimientos sociales en el pasado, debido a esto argumento que es necesario volver a la pelea y el debate acerca de la lucha de clases.

Quizás sea necesario, como menciona Melucci (1999) hacer una nueva estructuración del concepto de movimientos sociales y comenzar a hablar, con el fin de repostular este debate de la lucha de clases, de “movimiento social antagónico” para poder identificar aquellos mecanismos de una acción colectiva que ponen en cuestión el control de los recursos fundamentales de una estructura económica, social, o  política.         

Debe reestructurarse una condición de movimientos sociales como la que se identifica en la tradición marxista, que evoca términos en función de la estructura de clases, sus paradigmas y la necesaria conciencia de clases para la conformación de la acción colectiva activa.  

Una cultura política que se reproduce y se renueva debe mantenerse dentro de  los horizontes problemáticos del capitalismo (Madonesi, 2008), así como de las sociedades clasistas a partir de los cual surgió como pensamiento crítico y en tanto siga orientando y otorgando sentido a la lucha de clases en la que se manifiesta.

Claramente la existencia de la clase obrera dentro del contexto actual no ha cesado, pero una diferencia longitudinal a la hora de su entendimiento radica en la fragmentación de ésta.

 El impacto que la comunidad internacional por medio de la globalización ha efectuado dentro de los distintos contextos de su manifestación, ha llevado a que los conflictos se tachen de locales y particulares (Lischetti,2009), y se olvida poner en cuestión el determinado sistema de producción que prevalece transversal a todos los contextos.

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