Ensayo de la caracterización de la sociedad venezolana

Ensayo de la caracterización de la sociedad venezolana

Walter Guillermo C.I:30109087

Medir las características de un pueblo, una sociedad en particular, una región o un país tiene que pasar necesariamente por índices que articulen sus primigenias actividades, recursos y capacidades para evolucionar dentro de un conglomerado en específico, tomando como medida ciertos factores que competen y vinculan por igual el quehacer de cada individuo social. Al mencionar los recursos con los cuales cuenta, sin duda alguna, la educación y la salud son dos valiosas razones que hay que tomar como índice para caracterizarlos; otros podrían ser recursos válidos, tales como la economía, la religión, la actividad deportiva y de recreación, etcétera, pero salud y educación parecen ir de la mano a la hora de una evaluación justa, pues es el Estado quien juega un rol sumamente importante en la evolución de su propia dinámica ya que es él quien planifica, construye e imparte un sostenimiento del estatus a la medida de sus políticas inherentes al bienestar, seguridad y progreso de un ente social organizado.

Cuando se trate de caracterizar al venezolano actual con base en su educación y salud, inevitablemente hay que dar un vistazo a la evolución económica e histórica que eventos tan importantes como su Independencia y la explotación petrolera, desde la primera mitad del siglo XX, han sido factores que han conllevado a un acelerado cambio y evolución de una sociedad eminentemente agrícola y colonizada, a una independiente y rentista de sus recursos mineros, lo que acrecentó el presupuesto global de su economía, dando visos de ser una sociedad que se podía auto desarrollar y elevar el nivel de asistencia social e intelectual de cada uno de sus ciudadanos.  La situación actual del venezolano, en el inicio de la tercera década del siglo XXI parecer desmentir todo cuanto se logró en la segunda mitad del siglo anterior. Asistir a un hospital cualquiera, un dispensario rural, visitar una universidad, un centro de estudios de Educación secundaria, o una escuela primaria de hoy en día es vivir una desagradable y triste experiencia que va en contraste directo con lo que medianamente se alcanzó en los supuestos cuarenta años de democracia entre 1958 a 1998.

Aunque aún no hay cifras oficiales, para nadie en este planeta es un secreto la ingente migración de venezolanos hacia cualquier punto cardinal del mundo en la última década, constituyendo esto un grave problema para cualquier sociedad extranjera que los acoja, pese a que un tanto por ciento de esos migrantes sean profesionales graduados y capacitados en las mejores universidades de Venezuela. Inmediatamente saltan las preguntas en cualquiera de esos países: ¿Preparar ciudadanos universitarios para que emigren? ¿Será una invasión intelectual? El solo hecho de que la educación superior sea gratuita en las universidades autónomas de Venezuela dice mucho de diferencia en comparación con otras universidades, ya sean latinoamericanas, europeas, norteamericanas, asiáticas o africanas, lo que en muy buena medida confirma que nuestra emigración es calificada de alto nivel intelectual y capacitación. Es de suponer, también, que nuestro país tiene un excedente de profesionales universitarios, incluso docentes, quienes aspiran desarrollar sus habilidades y destrezas en cualquier parte, pero este supuesto no retrata la verdadera crisis de personal capacitado tanto en Salud como en Educación. En contraste, escuchar la conversa entre jóvenes de hoy de cualquier estatus social es alarmarse de la pobreza idiomática que agencian, caracterizada en incongruencias, descalificación y palabras soeces maniáticamente repetidas hasta la saciedad.

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