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Conformacion De Al Sociedad Venezolana Y Elememtos Para Su Estudio


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2011  •  1.367 Palabras (6 Páginas)  •  1.896 Visitas

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Necesidad de mejorar las actuaciones

relacionadas con las normas de convivencia

Desde estos datos y desde la propia experiencia acumulada, se

desprende que se deben mejorar las actuaciones. En primer lugar,

parece evidente que en muchos centros hay que trasladar las actividades

sobre normas a las clases. Especialmente en tercer ciclo de

primaria y secundaria obligatoria las actuaciones de gestión de

normas pueden ser de gran relevancia. Además, hay que fortalecer

la coordinación entre el profesorado al utilizar el marco normativo y

aplicar las correcciones. No es deseable, por ejemplo, que los

miembros de un Claustro de Profesores procedan de modo heterogéneo

cuando un alumno o alumna llega tarde a clase, no ha realizado

las tareas escolares del día anterior, ha insultado a un compañero,

etc. Si se quieren utilizar las normas con eficacia y como un

recurso de cohesión, es imprescidible la coordinación estrecha

entre el equipo educativo.

En segundo lugar, hay que reflexionar sobre la eficacia de nuestros

marcos normativos. La categoría más frecuente de conductas contrarias

y gravemente perjudiciales para la convivencia es la reiteración

de faltas leves. Este dato señala claramente que realizamos un uso

inadecuado de las normas. Posiblemente, esto se deba en parte a

que, en muchos casos, se carece de correcciones y no es habitual la

realización de un seguimiento. Como hemos afirmado antes, un

marco normativo que no incorpore correcciones tiene una eficacia

dudosa. Igualmente, sin hacer el seguimiento, lo cual requiere tener

conciencia de grupo de manera permanente, la utilidad de las propias

normas es muy restringida. En este seguimiento debe colaborar todo

el equipo educativo. Las normas suelen ser muy eficaces para aliviar problemas de disciplina, especialmente tras la fase de elaboración,

pero dejan de serlo cuando “se baja la guardia”, cuando dejamos que

se apague el sentido de las normas para la convivencia. De vez en

cuando, en los inicios de trimestre o en momentos en que su incumplimiento

sea patente, conviene hacer pequeñas sesiones de revitalización

y concienciación de su relevancia. Igualmente, cuando se

sigan de modo habitual, deben usarse la felicitación y el reconocimiento

por el buen proceder del grupo o de algún individuo.

Un tercer aspecto que debemos considerar es el tipo de correcciones

que se aplican en los centros escolares. Ante las faltas graves, parece

que el único recurso disponible es la expulsión del centro, mientras que

ante las leves suele utilizarse la entrevista y, en algunos niveles educativos,

la realización de tareas fuera del horario escolar. Es conveniente

ampliar este repertorio. Se requiere un esfuerzo creativo para incorporar

otras estrategias correctoras menos genéricas y más vinculadas a

la propia norma que no se ha respetado. Limpiar lo ensuciado, ordenar

lo desordenado, estudiar lo no estudiado, cooperar en tareas colectivas,

pedir disculpas, etc. pueden ayudar a que un alumno o alumna se reubique

en el grupo. Por otro lado, cuando las reiteraciones de comportamientos

son continuadas, cuando los partes van en aumento, es

conveniente iniciar estrategias más individualizadas para acercar al

alumno o la alumna al grupo y a las demandas del centro. La ayuda de

las personas responsables de la Orientación y de la familia, así como

de otros profesionales, pueden ser especialmente valiosas.

Elaboración de las normas del aula

Los alumnos y alumnas de una clase van a estar durante mucho tiempo

juntos, realizando actividades y conviviendo. Es importante que se

potencie su conocimiento y confianza mutua, especialmente, en los

inicios de curso o cuando se incorpora alguien nuevo al grupo. Conocer

a alguien supone identificarlo por un nombre, por su apariencia

física, por su entorno familiar, por sus gustos y preferencias, por su

modo de comportarse, por sus reacciones ante diversas situaciones,

por los sentimientos que experimenta en diferentes circunstancias,

por sus ideas e ideales, etc. Por otro lado, la toma de conciencia de

pertenencia al grupo-clase ayuda a establecer y a esforzarse por el

logro de objetivos comunes, y a fortalecer las habilidades de diálogo,

, discusión participación, toma de acuerdos, defensa de puntos de

vista, etc. Cuando alguien se considera miembro activo de un grupo y

protagonista de su destino es más fácil asumir y compartir unas

reglas de juego para que la clase funcione mejor y sea más probable

alcanzar las metas colectivas. Cualquier actitud hostil, suspicaz, individualista,

competitiva, etc. puede entorpecer la tarea.

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