Ensayo economia Chile
Enviado por rodo_elrudo • 13 de Julio de 2020 • Ensayo • 1.851 Palabras (8 Páginas) • 231 Visitas
La desigualdad de la riqueza y de los ingresos en Chile se ha convertido en un problema cada vez más frecuente en los últimos años. Una razón para esto es que la visibilidad de esta desigualdad ha aumentado gradualmente durante mucho tiempo, como la sociedad se ha vuelto menos segregada, la gente ahora puede ver con más claridad lo mucho que otras personas hacen y consumen. Debido a la vida urbana y los medios de comunicación, nuestra proximidad entre sí se ha reducido, haciendo que la disparidad sea demasiado obvia. Además de esta tendencia general, la crisis financiera, con la totalidad de su caída en países del extranjero, brilló una luz sobre los sueldos de los banqueros y de los trabajadores financieros relativos a la de la mayoría de los chilenos. Y en la parte superior de éstos, y, más recientemente, la estrenada elección presidencial ha planteado cuestiones de justicia social y las disparidades de ingresos, más que todo por hacer frente a las demandas que la población hace al gobierno cada vez con más fuerza.
La brecha social que existe en Chile es una de las más altas a nivel mundial (considerando solo los países de la OCDE) (Bio Bio, 2014), esto se puede deber a muchos factores, pero como se dijo anteriormente esta problemática está siendo cada vez más reconocida por la población.
Pero ¿qué significa pedirle a la gente cuál es el nivel de desigualdad que ellos quieren? ¿Y cómo se podrá hacer para que la gente responda a esta pregunta sin que sea influenciada por su estado actual de la riqueza? Después de todo, ¿no habría ricos que quieran un mayor grado de desigualdad y los pobres quieren una distribución más equitativa de la riqueza?
Se podría decir que la solución que la mayoría de las personas esperan que sea para mejorar la redistribución de los ingresos es mejorando la calidad de la educación y haciendo de esta misma que se gratis para todos. Pero el proceso para esto es mucho más complejo que lo que aparenta ser para la mayoría de la gente.
Por ejemplo, la política fiscal, que es una de las principales herramientas de los gobiernos para influir en la distribución del ingreso. El aumento de la desigualdad de ingresos en las economías avanzadas y en desarrollo ha coincidido con un creciente apoyo público a la redistribución del ingreso. Esto llega en un momento en que la austeridad fiscal es una prioridad importante en muchas economías avanzadas y en desarrollo. En el contexto del mandato del Fondo para promover el crecimiento y la estabilidad, el presente documento describe: (i) las tendencias recientes en la desigualdad de ingresos, riqueza y oportunidades en las economías avanzadas y en desarrollo; (ii) experiencia de los países con diferentes instrumentos fiscales de redistribución; (iii) las opciones para la reforma de las políticas de gastos e impuestos para ayudar a lograr los objetivos distributivos de una manera eficiente que sea consistente con la sostenibilidad fiscal; y (iv) la evidencia reciente sobre cómo las medidas de política fiscal pueden ser diseñados para mitigar el impacto de la consolidación fiscal en la desigualdad.
Los economistas se están centrando cada vez más en los vínculos entre el aumento de la desigualdad y la fragilidad del crecimiento. Narrativas incluyen la relación entre la desigualdad, el apalancamiento y el ciclo económico, lo que sembró las semillas para la crisis; y el papel de los factores de economía política (sobre todo la influencia de los ricos) en permitir que los excesos financieros se inflen antes de las crisis.
La desigualdad de ingresos ha aumentado en la mayoría de las economías en desarrollo más avanzadas y muchos en las últimas décadas, lo que refleja una serie de factores como la globalización y el cambio tecnológico. Aún más sorprendente es la gran variación en la media disponible (y de la transferencia después de impuestos) la desigualdad de ingresos entre las regiones, que en gran parte puede explicarse por las diferencias en el nivel y la progresividad de los impuestos y las políticas de gasto. En las economías avanzadas, la política fiscal ha jugado un papel significativo en la reducción de la desigualdad de ingresos, especialmente en el lado de los gastos, sino también a través de impuestos sobre la renta progresiva. Sin embargo, las reformas desde mediados de la década de 1990 han disminuido la generosidad de las prestaciones sociales y la progresividad de los sistemas de impuestos en estas economías que hacen que la política fiscal sea menos redistributiva.
La relación entre la desigualdad de ingresos y el crecimiento económico es compleja. Cierta desigualdad es esencial para el funcionamiento eficaz de una economía de mercado y los incentivos necesarios para la inversión y el crecimiento. Pero la desigualdad también puede ser destructiva para el crecimiento, por ejemplo, ampliando el riesgo de crisis o por lo que es difícil para los pobres invertir en educación. La evidencia también ha sido mixta: algunos consideran que el crecimiento promedio durante largos períodos de tiempo es mayor con más igualdad inicial; otros encuentran que un aumento en la igualdad de hoy tiende a un menor crecimiento en el corto plazo.
La desigualdad es cada vez mayor. Las disparidades están aumentando entre los ricos y los pobres en los países individuales, y hasta hace poco, entre los países. La crisis financiera global está manteniendo los ingresos reales estancados en las economías avanzadas, pero probablemente se redujo la desigualdad global entre los ciudadanos del mundo, porque la mayoría de los países en desarrollo continúan con un fuerte crecimiento. Algunos dicen que la desigualdad no importa, siempre y cuando los mercados estén trabajando de manera eficiente, o si todo el mundo está recibiendo cada vez más. Otros argumentan que la desigualdad obstaculiza el crecimiento, o que sólo mucha disparidad es éticamente aceptable.
El desarrollo económico y el desarrollo financiero se refuerzan mutuamente. Eso no debería ser una sorpresa. Servicios financieros más variados y más accesibles, desde la banca para asegurar a los mercados de valores, esto permite que las “piscinas” sean más grandes de los ahorros que se canalizan con el aumento de la eficiencia hacia inversiones productivas que dan lugar a un crecimiento más fuerte. Pero para sorpresa de algunos, hay una creciente evidencia de que el desarrollo financiero no se limita a agrandar el pastel, sino también la divide de manera más uniforme.
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