Ensayo empresa despues de la pandemia
Enviado por Gina Robayo • 5 de Agosto de 2021 • Ensayo • 2.237 Palabras (9 Páginas) • 134 Visitas
Resumen
El virus COVID-19 nos llevó a los seres humanos a hacer un alto en el camino, pero más que eso, nos llevó a tomar medidas y a reflexionar sobre el futuro de nuestro país, en temas tan complejos como los problemas que se generaran en la economía y de qué manera se pueden solucionar. Por otro lado, esta coyuntura va a afectar a la sociedad y esto se verá reflejada en lo laboral, una crisis que va directo a las transiciones del trabajo formal al trabajo informal o rebusque, con los individuos como directos afectados. Así mismo que afectación tendrán las PYMES y como se verán obligadas a entrar en el camino de la innovación y la reinvención.
DESARROLLO.
La economía mundial vive una crisis sanitaria, humana y económica sin precedentes en el último siglo y que evoluciona continuamente. Ante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), las economías se cierran y paralizan, y las sociedades entran en cuarentenas más o menos severas, medidas solo comparables a las de situaciones de guerra. Aunque no se sabe cuánto durará la crisis ni la forma que podría tener la recuperación, cuanto más rápida y contundente sea la respuesta, menores serán los efectos negativos. Algunos de los mecanismos tradicionales de mercado podrían no ser suficientes para enfrentarla debido a la interrupción de las actividades productivas y la consiguiente contracción de demanda.
América Latina y el Caribe enfrenta la pandemia desde una posición más débil que la del resto del mundo. Antes de la pandemia, la CEPAL preveía que la región crecería un máximo del 1,3% en 2020. Sin embargo, los efectos de la crisis han llevado a cambiar esa previsión y pronosticar una caída del PIB de al menos un 1,8%. Sin embargo, no es de descartar que el desarrollo que la pandemia lleve a previsiones de contracciones de entre un 3% y un 4%, o incluso más. El impacto económico final dependerá de las medidas que se tomen a nivel nacional, regional y mundial.
En el transcurso del tiempo se ha podido identificar que, las pequeñas y medianas empresas, tienen una serie de problemas que impide su crecimiento; situaciones como: difícil acceso a financiamiento, carga impositiva excesiva, competencia desleal, contrabando, políticas laborales desfavorables, entre otras. Ahora bien, si estos puntos desfavorables los llevamos a esta época coyuntural que ha generado el virus COVID-19, siendo una pandemia a nivel mundial, tenemos como resultado una economía convulsionada y desafiante, que se vuelve un reto para estas pequeñas y medianas empresas, que han crecido gracias a grandes y valientes emprendedores que han trabajado arduamente.
Algo más complejo aún sale a flote, y es la realidad del trabajo a nivel informal, siendo este, el trabajo en términos generales, una necesidad de los individuos para su sobrevivencia. La informalidad laboral es una realidad en Colombia, no es nueva y es un tema álgido cuando se habla de economía en el país, según el DANE en su Boletín Técnico. Gran encuesta Integradas de hogares diciembre 2019 – febrero 2020 las cifras de informalidad en el empleo: “en las 13 ciudades y áreas metropolitanas, y que comprende del trimestre que va de diciembre de 2019 a febrero de 2020, la proporción de hombres ocupados que eran informales fue de 45,2%, mientras que esta proporción para las mujeres fue de 48,6%”. Por obvias razones en este momento de contingencia dado por la pandemia del COVID-19 estás cifras habrán aumentado, al cierre del mes de abril el DANE estima que la tasa de desempleo llega al 19.8% , además que el aumento de esta informalidad, que se da directamente en los estratos sociales 1, 2, 3 y en algunos casos el 4, pone en riesgo a la población volviéndola más vulnerable a la enfermedad, ya que esta informalidad se reduce al rebusque diario que implica transitar en las calles buscando la posibilidad de generar su ingreso para sobrevivir.
Se puede decir que los niveles de pobreza van ligados con los niveles de educación, y así mismo se conectan con las posibilidades de empleo, la realidad es que las personas que tienen niveles de educación más altos tienen mejores posibilidades de empleo, esto no es un secreto, por lo mismo muchas de estas personas, en medio de esta contingencia han podido sostener sus empleos, algunas en la modalidad de tele trabajo. Las personas que tienen niveles de educación más bajo son las que se ven abocadas a la informalidad en el empleo, o también son contratadas por pequeñas empresas o negocios en labores que a veces son operativas, y por lo mismo de sueldos bajos con contrataciones por horas, ese ingreso económico para esta persona impide incluso que vivan del dinero que gana para suplir las necesidades básicas diarias, que a veces pueden ser muy altas.
Otra realidad son las pequeñas y mediana empresas PYMES, que en el país le apuestan a algo muy importante, algo que además ayuda a empujar la economía, y es la tarea de generar empleo, aun cuando sus utilidades no sean las mejores o las más estables, en la búsqueda de la formalidad constante aportan positivamente a las cargas impositivas, cargas que algunos años pueden ser altas y excesivas, pero a pesar de esto, la valentía de los gestores y dueños de estas PYMES, es que al finalizar cada año fiscal, todo se materialice en medio de la dificultad con resultados en utilidades aunque sea medianamente favorables o en caso extremo y caso común con flujo de caja que le permita iniciar el siguiente año.
Algo de lo que se debe hablar, es que en el país de acuerdo a informe de Dinámica de Creación de Empresas en Colombia enero – diciembre 2019 realizado por Confecamaras existen alrededor de 310 mil empresas, “del total de unidades registradas, 75,7% corresponden a personas naturales y 24,3% a sociedades dentro de las cuales un 76% resultan ser negocios de personas naturales” (p.2), negocios que han emprendido por su cuenta y que han requerido un esfuerzo laboral y financiero para sacar adelante, entonces al encontrarse con los cambios y retos a los que enfrentan debido a la pandemia, se evidencia que en la gran mayoría estas pequeñas y medianas empresas no han desarrollado e implementado el uso de nuevas tecnologías y para esta contingencia muchas irían en caída, ya que a pesar de su formalidad y esfuerzos, no contaran con las herramientas necesarias para continuar sus operaciones, así mismo será muy difícil llevar sus productos y servicios a los consumidores finales.
La sociedad está en constante trasformación, y las trasformaciones culturales han modificado el pensamiento y el comportamiento del ser humano, transformando las maneras de estar en el mundo, y del como buscamos suplir nuestras necesidades. Las revoluciones industriales han modificado la forma en que el ser humano consume, hasta el punto de encontrarnos en una individualización del ser humano. La individualización como concepto es de los que más se hablas hoy en día, grandes pensadores, entre filósofos, sociólogos y algunas áreas de la psicología, estudian a profundidad el cambio de modelos de comportamiento de la sociedad. Uno de los conceptos más revolucionarios y controvertidos es el que nos da el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman, quien después de años de estudio llega a un concepto como la modernidad líquida, una visión posmoderna distópica de la sociedad, toma dos conceptos base que son la modernidad sólida y la contrapone a la sociedad liquida, a partir de la misma metáfora que pueden ofreces las palabras y conceptos en sí. Bauman, habla de una modernidad sólida en el sentido de lo que perdura en el tiempo, hablaba de las grandes fábricas con fuerzas laborales números y estables, y que en cierto sentido estaban sometidas a un orden de producción, en imagen nos dice que es como ver esas grandes fábricas de paredes de ladrillo y de tamaños exorbitantes; hace la analogía de lo sólido, en una relación de pareja consumada en un matrimonio que dura toda la vida enfrentada a la forma de relacionarnos en pareja del ahora, que es una forma menos inestable, más rápida y más flexible, el amor líquido lo llamaría Bauman. En una modernidad líquida el individualismo prevalece, el tiempo es más veloz, y se presiona a los individuos a ser más flexibles a los cambios, cosa que genera una inestabilidad casi perpetua, por lo mismo la sociedad se ve sumergida en una devastación emocional, como esas sociedades o pensamientos que se llamaron del no futuro. Pero en un análisis profundo de los conceptos de Bauman, podría pensarse que nos da un norte de los cambios que son necesarios en nuestra sociedad, la palabra líquido como concepto y como metáfora de la que se derivarían otros conceptos como la fluidez, cambio, flexibilidad, adaptabilidad y seguramente muchos más, y que podemos ver de manera positiva, volverlos punta de lanza para la transformación como individuos de una sociedad convulsionada. Debemos dejar de ser resistentes a los cambios, dejar de ser “sólidos”, y ser mucho más “líquidos”, y esto seguramente sería un respiro por demás necesario en el país, y muchos más ahora en medio de esta contingencia sanitaria del virus COVID-19, ser líquidos para lograr sacar a flote las empresas que están estancadas y sin un rumbo claro hacía el progreso. Los nuevos líderes deben tener fluidez en el pensamiento, ser abiertos al cambio, ser flexible a las decisiones, adaptarse a las situaciones que se presenten para poder ver con claridad qué camino seguir. Ser líquidos, dicho de manera metafórica, para apuntar hacia la reinvención en este momento en el que la economía se estancó, para poder actuar rápido y ayudar a restableces la sociedad que se va sumergiendo en el miedo generado por la incertidumbre, que llego de repente con una enfermedad que está atacando a los seres humanos a nivel mundial.
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