Ensayo sobre La naturalera de la comunicación: Todo por la audiencia de Hugo Aznar

ENSAYO SOBRE EL ARTÍCULO:

NATURALEZA DE LA COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL: TODO POR LA AUDIENCIA

Por Hugo Aznar, UCH CEU

En el artículo a comentar el autor mantiene una postura claramente crítica ante el funcionamiento de las televisiones tanto privadas como públicas. Hay algo realmente preocupante en todo ello y es que el artículo fue publicado en el año 2002 y hoy por hoy, año 2020, se sigue pudiendo identificar el sistema de audiencia y el argumento “democrático” en la industria televisiva.

Se entiende que Aznar deja concluida la cuestión de la “libre” elección del público, por ello no cabría dar más protagonismo. Una cuestión en la que no ahonda tanto es en la de la publicidad, aunque Aznar (2002) sí que afirma: “La noción de audiencia proviene del ámbito publicitario, hay un papel dominante del mercado en el ámbito de la comunicación” (p.55). Algo que es sabido y pregonado sin pudor alguno es el hecho de que la televisión se financie principalmente de la publicidad. Por lo tanto, es prácticamente inevitable heredar ciertos aspectos de esta como la base comercial sobre la que se sustenta. El problema son los principios de la publicidad, por mucho que una Universidad enseñe a sus estudiantes unos límites éticos, no hay que olvidar la base capitalista y la manera en la que de primeras la publicidad establece la relación con el espectador. El encuentro entre un spot publicitario y un espectador si el primero fuese una persona también, sería así: el spot miraría al espectador y le diría “soy un anuncio y vas a escucharme, vas a verme, haré todo lo posible para que así sea y para que cuando termines hagas lo que te digo”. Financiarse de un contenido que da la cara como uno manipulador sería valiente si no estuviese normalizado, ¿qué podía esperarse de las televisiones ante esta oportunidad tan suculenta? Saben lo que tienen que hacer, vender un producto, vender un contenido y que sea visto, entonces el dinero vendrá solo.

Bueno (como se citó en Aznar, 2002) dice: “Cuando alguien critica este proceder de las televisiones no se le acusa de enemigo del mercado o de anticapitalista, sino de algo mucho peor: de enemigo del pueblo, de elitista y de antidemócrata” (p.56). ¿Se es realmente elitista por defender un contenido de calidad? El rechazo está en el contenido, no en su espectador, las televisiones ofrecen un entretenimiento generalista (Aznar, 2002). Sin embargo, debería comprenderse la preocupación de los “elitistas” por la educación de la población. Con una base que huele a podrido, las televisiones influyen hasta puntos inimaginables en el ideario e imaginario colectivos, eligen cuál es la realidad del momento, de qué se hablará en la calle, en las casas, en los colegios, en el trabajo y un largo etc. al día siguiente. Las personas interiorizan aquello que se les muestra, y más gozando las televisiones de la legitimidad social que su público les otorga.

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