¿Es la arquitectura social el futuro de la sociedad?

¿Es la arquitectura social el futuro de la sociedad?

Apreciar la arquitectura es una de las cosas más fascinantes al viajar, sin embargo, es imposible no percatarse de las llamativas características de las zonas periféricas de las ciudades, donde se establecen una comunidad de habitantes sin regularización, algunas conocidas en el Perú como asentamientos humanos.

Generalmente cuando se habla de estos no se relacionan con el concepto de arquitectura o se entiende como la falta de ella. Al ser personas que han tomado posesión sin control de los diversos terrenos estos no tienen servicios básicos de saneamiento, espacios públicos, planificación urbana, electricidad llegando a vivir en unas condiciones no dignas.

La arquitectura no es solo diseñar edificios atractivos, busca también el bienestar de la comunidad, la mejora de las condiciones de vida e incluso ayudar a cuidar el medio ambiente. Teniendo esto presente el término “arquitectura social” se entiende como una rama de la arquitectura que ofrece soluciones a problemas de la comunidad por medio de proyectos enfocados en mejorar el bienestar social y ofrecer mejor calidad de vida.

Arquitectura social hace referencia a la protección pública, planificación, diseño y construcción de viviendas sociales, destinadas a las clases sociales bajas.

En el país el 27% de la población es rural (INEI 2011) y vive en condiciones precarias sin acceso alguno a la arquitectura, razón por la cual es necesario que los arquitectos peruanos empiecen a interesar más en este grupo y no solo en los problemas de las ciudades.

Como ya lo dijo Rem Koolhaas en el año 2016, el actual desafío de la arquitectura está en entender el mundo rural, área normalmente ignorada por los arquitectos y políticos que por décadas se han enfocado en las ciudades, siendo estas solo el 2% de las superficie del planeta.

Lograr que la imagen de estas zonas mejore necesita del interés del gobierno y de la participación de profesionales que compartan sus conocimientos para generar ideas de transformación que tengan un impacto positivo en las comunidades.

En la actualidad se ha iniciado una pequeña tendencia que ha entendido esta necesidad de trasladarse a estas zonas acercándose a las comunidades, con el fin de aprender de sus modos habitar, los materiales y técnicas constructivas tradicionales que ayuden al arquitecto a realizar intervenciones que sean respetuosas y amables con su ambiente natural

La arquitectura con bajos recursos impone un reto: hacer mucho con poco pero no parecer poco, aunque muchas veces la arquitectura es dejada de lado y reemplazada por un niño en una fotografía con una arquitectura pobre de criterios de fondo, creyendo erróneamente que eso tiene valor alguno. Existen por otro lado también muchos ejemplos de buenas obras e intervenciones de arquitectura social de las que se pueden tomar como referencias para ser utilizadas en el país.

Koolhaas hace un llamado a cambiar esta perspectiva y entender que el futuro está en intervenir en estos espacios “desnudos, semi abandonados, poco poblados” porque es ahí donde se necesitan los cambios.

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