Evolución del Estado Moderno

Evolución del Estado Moderno

Etapa histórica

Período

Características

Estado absolutista

Desde comienzos del siglo XVI, posee un gran impulso a mediados del siglo XVI hasta el siglo XVIII

En cada Estado se produce una tendencia a la monopolización del poder concentrado en la figura del monarca y se procura que esté libre de influencias externas; el monarca ejerce todas las prerrogativas públicas efectivas.

El monarca produce leyes y posee la capacidad de ponerlas en vigor, además del establecimiento de un sistema tributario extenso y efectivo, sin necesidad del consenso de los estamentos.

La expansión del gobierno absolutista se vio muy favorecida por ser capaz de frenar las confrontaciones que como resultado de la Reforma se gestaron entre católicos y protestantes.

Existe necesidad de seguridad física y jurídica debido a la comercialización acelerada de la economía, por la dinámica interna del sistema productivo urbano como consecuencia de los flujos de metales preciosos y nuevas transacciones que se produjeron luego del descubrimiento de América.

Surge en el  marco de una declinación del sistema de estamentos y por el ingreso de la burguesía al sistema en los últimos siglos de la Edad Media.

Se consigue la paz y seguridad de las transacciones comerciales por medio del ejército unificado del monarca y por la vigencia de un derecho cierto y unitario.

La burguesía buscaba obtener paz y seguridad en sus transacciones comerciales,  entonces renuncia a sus poderes constituidos a cambio del apoyo del monarca para su expansión comercial.

El monarca se rodea de una corte de consejeros y burócratas. La corte constituía el aspecto expresivo de su gobierno pero esto tenía que completarse con un aspecto instrumental. Por ello coexistía con la corte un conjunto de consejeros que asistían al monarca en las decisiones de éste y eran responsables ante él de su puesta en práctica. Estos consejeros también constituían un pequeño número de ministros con poderes muy discrecionales rodeados por una multitud de agentes menores que realizaban diversas tareas.

El Estado funciona instrumentalizado por un conjunto de leyes promulgadas unilateralmente por el monarca, quien si bien se encontraba por encima de ellas, hacía que sus decisiones se aplicaran a sus subordinados

como un conjunto sistemático, coordinado y predecible.

Las instituciones del Estado, las tribunalicias, ministeriales y administrativas se van haciendo cada vez más públicas, es decir oficiales y relativamente visibles.

El Estado se va distinguiendo así de la sociedad y se concentra en un nivel distinto, en donde se focalizan las funciones específicamente público-políticas.

En el siglo XVIII surge el despotismo ilustrado que producirá la reacción de la clase burguesa a este modelo de poder.

Estado de Derecho Liberal

Desde el inicio de la decadencia del estado absolutista en Europa Occidental, se consolida durante el transcurso del siglo XVIII y XIX

Esta etapa implica una lucha contra el absolutismo monárquico.

 Se somete al Estado al control jurídico y se posee como presupuesto filosófico a la doctrina de los derechos del hombre proveniente del iusnaturalismo racionalista. Se produce una secularización de poder político.

 Se limita el poder político y se garantizan los derechos fundamentales mediante el contractualismo social.

Se produce por el auge de determinadas corrientes  de pensamiento de los siglos XVII, XVIII y XIX: racionalismo de la Ilustración, liberalismo político y económico; desde un punto de vista social, la burguesía adquiere preponderancia, reconocimiento y fuerza de cambio.

Existe la división de poderes, fundado en el sistema de frenos y contrapesos, basado en una realidad social autónoma y cuyos portadores mantenían su autonomía. El ejecutivo era ejercido por el monarca, el legislativo estaba dividido en dos Cámaras, que representaban a la nobleza y a la burguesía y el judicial, no tenía presencia permanente y era investido por el estamento de toga.

La economía era considerada como parte integrante del todo social y estaba ligada a los valores y al orden político.

Los derechos individuales son los valores que aseguran el orden jurídico

En siglo XVIII surge el constitucionalismo moderno, se reconocen, en primer lugar, los derechos civiles y políticos.

La labor jurídica se centra en las instituciones del derecho patrimonial, asegurando la libre circulación de los bienes y afianzando el derecho de dominio en cabeza de su titular, en tanto que otros derechos de las personas, no incluidos como tales en la estructura social  aparecían casi siempre regulados con insuficiencia, cuando no faltan por completo.

El concepto de propiedad adquiere una faz nueva, deja de ser colectivista para pasar a tener una concepción individualista.

La sociedad y el Estado eran considerados como ámbitos separados. Se trataba de un Estado con intervención mínima, con funciones y poderes limitados, que se presenta como garante de los derechos individuales.

Se instaura el libre mercado, esto implica un libre juego de la oferta y la demanda; se lo defiende  como base del crecimiento económico y del progreso social. El incentivo fundamental de la actividad económica es el interés individual. Su consecución privada y competitiva es la fuente del máximo bien público.

La tierra ya no es factor sobre el que se articulan las relaciones de poder, su tenencia o producción estarán íntimamente vinculadas a una idea de productividad general; la tierra se estaba convirtiendo en una mercancía como cualquiera.

A nivel social se produce el fin de los privilegios y estamentos para dar lugar a una división social en clases.

Se reconoce el sistema electoral de sufragio restringido.

Estado social de Derecho

Se gesta a fines del siglo XIX y principios del XX, consolidándose en la década de 1920-1930 y se expande en forma definitiva después de la Segunda Guerra Mundial

Este estado se fue conformando por etapas con transformaciones  interrelacionadas de la economía, la política y lo social. La primera es la fase de experimentación, abarca desde 1870 a 1925, su objetivo central es la sustitución del concepto de la seguridad liberal burgués por el de seguridad socioeconómica que se fue dando por las modificaciones en el ámbito estatal. La segunda es la fase de consolidación, comienza a partir de los años 30, donde se da una restructuración de las relaciones estado-economía que provocará la intervención estatal. Por último, se encuentra la fase de expansión que se sitúa a partir del final de la Segunda Guerra Mundial y tiene un apogeo entre las décadas de 1959 a 1970. Donde se hizo imprescindible lograr los siguientes objetivos: crecimiento económico dentro de lo permitido por el capitalismo y la generación pública del bienestar con el fin de garantizar la paz social y asegurar la democracia sostenida.

La concepción de Estado como regulador decisivo de la sociedad, asumiendo la competencia y la responsabilidad de la estructuración del orden social. Estado y sociedad son dos sistemas fuertemente interrelacionados. la política estatal realiza directa o indirectamente una acción estructuradora de la sociedad

El Estado social se encuentra expuesto al influjo de los grandes grupos de interés.

La sociedad que coexiste con el Estado de bienestar se caracteriza por poseer un nivel muy elevado de articulación organizacional.

El Estado social posee como supuesto la democracia política, pero se orienta también hacia la instauración de la democracia social, cuyas expresiones paradigmáticas son la democracia económica y la democracia empresarial.

El Estado social constituye un gran sistema de distribución y redistribución del producto social, cuya formulación afecta a la totalidad de la economía nacional, a las políticas de todo tipo y a los intereses de todas las categorías de estratos sociales.

El estado desarrolla realiza la dirección general del proceso económico a fin de cumplir su obligación de distribución del producido social. Esto lo debe realizar dentro del marco de una economía de mercado que el mismo Estado contribuye a regular estructural y coyunturalmente.

El rasgo más característico del Estado social fue la producción de la integración social, dentro de las estructuras de una sociedad industrial, conformada por una pluralidad de grupos e intereses antagónicos, así como la reducción de los conflictos sociales  mediante los acuerdos sociales.

Provee la integración de las clases sociales menos favorecidas, evitando la exclusión y la marginación, a través de la compensación de las desigualdades y de la redistribución de la renta por medio de los impuestos y el gasto público. La presión social sobre el Estado obligó a éste a ampliar y profundizar constantemente su condición de promotor del bienestar.

Utiliza los instrumentos como los sistemas de educación, financiados con cotizaciones sociales.

Se tiende a la intervención en el mercado y la planificación de la economía. Esto provoca que el Estado sea un gran generador de empleo y regula de forma jurídica las relaciones laborales, como las condiciones de contratación y los regímenes mínimos.

La idea de Estado de derecho no se agota únicamente en la legalidad, sino que se entiende ha de sustentarse en la legitimidad, en una concepción del derecho, como expresión de los valores juridico-políticos vigentes en una época.

A los derechos individuales clásicos, el Estado social añade los derechos económicos y sociales. No sólo incluye derechos para limitar la acción del Estado, sino también derecho a las prestaciones del Estado. Este último, por consiguiente no sólo debe omitir lo que sea contrario a derecho, sino que debe realizar una acción constante a través de la legislación.

Cobran importancia tres factores de compleja integración en la tradición europea del Estado de derecho: la iniciativa legislativa del gobierno, la legislación delegada y la nueva naturaleza de la ley.

Como forma de organización productiva, se aplicó el trabajo en cadena, lo que implicaba abaratar los precios de los productos y necesitaba mucha mano de obra.