FILOSOFÍA Y PSICOLOÍA SECTOR DE APRENDIZAJE
Enviado por Benjamin Eduardo • 22 de Mayo de 2018 • Práctica o problema • 19.915 Palabras (80 Páginas) • 123 Visitas
COLEGIO SUPERIOR DEL MAIPO
Casa Central: Ed. Media : Covadonga 178 – F. 8594131 – Fax. 8581167
SECTOR DE APRENDIZAJE: FILOSOFÍA Y PSICOLOÍA
NIVEL ASIGNATURA: 4° MEDIO
ALUMNO(A): _____________________________________________
I. EL PROBLEMA DE LA REALIDAD
1. FILOSOFÍA Y REALIDAD
Para que sepas, la Filosofía es una disciplina poseedora de una ambición cognoscitiva sin límites. Todo cuanto le admira, todo cuanto puede poner en duda, todo aquello que le llama la atención – sea por su misterio, su belleza, su bondad etc. - provoca en ella el deseo irrefrenable de querer indagar por su esencia, por su ser, su naturaleza o su existencia. En una palabra, la Filosofía se inicia allí donde abrimos la puerta de la reflexión, usando la llave mágica de la pregunta ¿por qué?....
Ahora bien, la Filosofía no se ocupa de algo en particular; como la Biología de los seres vivos o, la Física, del comportamiento de los cuerpos dotados de masa, sino que tiene como su objeto a la Realidad toda, en su conjunto. Prácticamente nada escapa al ojo inquisidor o cuestionador de la Filosofía, y el problema del ser o naturaleza de la Realidad es, definitivamente, un problema filosófico.
Pero, ¿qué es la Realidad?... Por lo pronto, vamos a decir que la palabra “realidad” deriva, como muchas otras palabras de nuestra lengua castellana, de la raíz latina “res”, que significa, más o menos, ‘cosa’. Como es obvio, la Realidad no es ella misma una cosa, sino que está compuesta por una infinitud de “cosas”, es una suerte de enjambre lleno de cosas (entes). Ahora, desde el punto de vista de la Filosofía, lo que vamos a intentar hacer es darnos una respuesta, a la pregunta que da inicio a este párrafo, trascendiendo lo etimológico
Te invito, pues, a una excursión maravillosa, donde llevaremos la mochila de nuestro intelecto, y desde donde nos estaremos preguntando a cada momento por la naturaleza de la Realidad.
Parece fácil decir, a simple vista, que “real” es todo aquello que vemos, olimos, saboreamos, tocamos, etc. Dicho de otro modo, afirmamos que lo real es todo cuanto nos rodea o circunda. Todo esto está bien, pero cuando hablamos de los sueños, por ejemplo, ¿suponemos que ellos son “reales”, tal como las cosas que vemos y tocamos? Más aún, son reales nuestras ideas, nuestros sentimientos o nuestros deseos? ¿Duda, acaso, el enamorado que el amor que jura a su pareja no sea ‘real’ o el matemático, que sus números, que no ve ni tica, sean sólo fantasías enredosas?.
Si nos detenemos a pensar un poco acerca de la Realidad, seguramente iniciaríamos nuestros pensamientos remitiéndonos a todo aquello que nos parece – o es – más familiar. En general, mantenemos una cierta relación de familiaridad con las cosas que nos rodean, las personas que conviven en nuestro entorno, nuestros sentimientos, nuestras ideas y, por que no decirlo, con este mismo pensamiento que se pregunta por el ‘ser de la Realidad’. Aparte de esta familiar relación, estaremos de acuerdo en que las cosas (mi cama, mi casa, mi pololo(a), mis familiares, los árboles, mi situación social, etc., etc.) “son”, es decir “existen” y no son un mero sueño o una invención pura de mi mente. Querámoslo o no, cuando nos planteamos, filosóficamente, el problema de la Realidad, asumimos como indiscutibles ciertos ‘principios’ (creencias) acerca de ella misma.
Por ejemplo, decíamos antes que la Realidad es aquello que nos rodea y que, de cierta manera, nos es familiar. Todo lo cercano, lo que vemos cotidianamente y convive con nosotros, es asumido, sin más, como “Realidad”. Seguidamente, se asume que las cosas (y las personas) “son” o “existen”, con independencia de mi voluntad y, por tanto, están “fuera de mi mente”. Es cierto que yo tengo ‘ideas’, recuerdos, nociones y hasta tincadas sobre las personas y las cosas, pero no puedo afirmar, con sana cordura, que ésas personas que recuerdo con tanto cariño o las cosas que tanto me gustan ‘están’ o ‘viven’ en “mi mente”.
Si las cosas anduvieran de este modo, cuando se tuviera el deseo de tomar un helado, por ejemplo, no habría que ir al local correspondiente a comprarlo, sino que bastaría con ‘ponerse a pensar en él’ y saborearlo, lenta y deliciosamente, desde el registro que ocupa en mi mente. Un fanático de la computación nos diría, “lamentablemente no podemos “bajar”, desde los archivos de nuestra mente, las cosas que anhelamos para así disfrutarlas a placer”.
Nadie puede confundir, se dice, los contenidos de su mente con los contenidos de la realidad. Las cosas son cosas y las ideas, ideas.
En la soledad y tranquilidad de tu lugar más íntimo, comienza a “inventariar” el ‘mobiliario’ o contenido de tu mente.. ¿qué encuentras en ella? ¿y lo que encuentras en ella, de dónde procede: del mundo que está fuera de tu mente o de tu mente misma? ¿qué diferencia hay entre la idea que tienes de tu casa y la que puedes tener de una sirena o de un unicornio? ¿Y entre la idea de tu casa y la del número 2 o la idea de la operación 4 + 4 = 8?
Hay harto que preguntarse y responder, ¿verdad? Bueno, el Problema de la Realidad es una de las tantas excursiones que pueden hacerse al interior de la Filosofía; más adelante, en la segunda unidad que estudiaremos este año, excursionaremos hacia un tema no menos apasionante y más comprometedor: el tema del Sentido de la Existencia.
RESPONDE (para cuestionarse y no para ‘cuentiar’)
1. ¿Por qué afirmamos que la Filosofía es “una disciplina poseedora de una ambición cognoscitiva sin límites”?
2. ¿Cuál sería el objeto de estudio de la Filosofía?
3. Etimológicamente, ¿que raíz tendría la palabra “Realidad”?
4. ¿Qué es lo primero que reconocemos como “realidad”?
5. Solamente las ‘cosas’ (mesas, árboles, libros, sillas, etc.) son reales o hay también otras entidades que, no siendo materiales, también son “reales”. Di cuáles y fundamenta tu respuesta.
...